Expansión de la festividad de Halloween
La fuerza expansiva de la cultura de Estados Unidos ha hecho que la festividad pagana de Halloween, la noche del 31 de octubre de cada año, avance con fuerza hacia otros países occidentales. A pesar de que es una celebración extranjera, en Chile suma cada vez más seguidores y se ha transformado en una instancia para que los niños se disfracen, recolecten golosinas y lo pasen bien.
La palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallow's Eve (Víspera de Todos los Santos). Se celebraba en los países anglosajones y su origen se remonta a 300 años antes de Cristo, cuando en la noche del 31 de octubre los celtas rendían culto al dios de la muerte y las tinieblas, con sacrificios animales y humanos. De ahí que los símbolos hoy usados son de muerte y horror.
El ambiente que rodea esta fiesta en Chile aún es festivo, pero no hay que olvidar que las sectas satánicas celebran cultos de sacrificios en esta fecha. Aparte de los temas valóricos que puedan estar en juego, en estas celebraciones existe también un trasfondo comercial. Las tiendas se preparan con bastante anticipación para ofrecer los productos dirigidos especialmente a los niños, desde dulces hasta disfraces.
Algunos estudios de mercado revelan que el 55% de los jefes de hogar acostumbran a acompañar a sus niños a pedir dulces, decoran la casa o entregan golosinas a quienes pasan a tocar su puerta. Por ello, la venta de dulces este mes triplica las transacciones de un mes normal.
Un informe de Research Chile OmnicomMediaGroup dijo que más de la mitad de los consultados celebra Halloween, comprando dulces para regalar, disfrazando a sus hijos y acompañándolos a pedir golosinas. Si bien hace unas décadas hubo cierta resistencia, ahora pasó a ser una tradición familiar que no pueden obviar. Según el análisis efectuado en 2021 por la Consultora Bare International, de lo que invierten las familias en Chile en esta fecha, un 93,8% compra golosinas, además de disfraces y decoración.
Si bien esta festividad permite reactivar las ventas del comercio, el tradicional "dulce o travesura" de la noche del 31 de octubre, genera inquietudes. Por una parte, los especialistas del sector salud ven con preocupación que la ingesta desmedida de golosinas, en momentos en que se desarrollan programas de alimentación sana, genere un hábito en los niños que les afecte la dentadura. Asimismo, no debe olvidarse que el Mapa Nutricional de 2021 que elaboró la Junaeb y que dio a conocer hace unos días, ha revelado que los niños de Chile incrementaron la prevalencia de obesidad severa en un 31%. Es un problema de salud que se presenta desde años y que la pandemia, con las cuarentenas que se aplicaron para aminorar los contagios, contribuyeron a aumentar. Los alumnos de preescolar son los que tienen mayor prevalencia de obesidad total, la que afecta al 29,5% de los niños de kínder y al 28,6% en prekínder.
Hace algunas décadas, los caramelos eran fabricados en base a pulpa de frutas, miel y cereales molidos y eran un alimento que entregaba mucha energía a quien los consumía. Hoy, en cambio, para la fabricación de estas golosinas se utilizan otros ingredientes como azúcar, jarabes de caramelo, colorantes, saborizantes, aceites y ceras, etc. Los odontólogos señalan que ojalá los padres puedan introducir los dulces lo más tarde posible en la dieta de un niño, para evitar un hábito nocivo como es el consumo de azúcar, y al menos condicionarlo a un cepillado dentario adecuado. También las autoridades han advertido acerca de los riesgos que representa la compra de disfraces de mala calidad que pueden ser inflamables, sobre todo cuando se utilizan antorchas.
Es cierto que es muy difícil abstenerse de una festividad que, pese a estar alejada de nuestra cultura, ya se instaló en Chile, pero al menos es un tema que se debería conversar en el hogar.
Aparte de los temas valóricos y de salud que puedan estar en juego en esta celebración, existe un trasfondo comercial. Las tiendas se preparan con bastante anticipación para ofrecer los productos.