El efecto positivo de aliviar las restricciones
La crisis sanitaria y el aislamiento en casa que significaron las cuarentenas durante los períodos más críticos de la pandemia de covid 19, obligaron a las familias a adaptarse a un nuevo ritmo de vida, lo que cambió los esquemas de la sociedad y a la vez afectaron la salud mental de las personas.
El encierro, el distanciamiento social, la soledad, las dificultades para dormir y la sensación constante de agobio, fueron algunos de los factores que hicieron que un tercio de la población tuviera algún tipo de enfermedad mental, como angustia, estrés o depresión. El deterioro de la salud mental de los chilenos ha tomado relevancia y sus distintas expresiones han impactado tanto en la calidad de vida familiar como en la productividad laboral y competitividad del país.
Pero los avances en el programa de vacunación, han permitido que se regrese paulatinamente a una situación de mayor normalidad. Se han administrado 62 millones y medio de dosis y la ministra de Salud, Ximena Aguilera, ha anunciado que hoy martes se iniciará en todo el país la vacunación anual contra el covid 19 en los grupos objetivos definidos, con la nueva vacuna bivalente. En esta primera fase, que se prolongará hasta el 6 de noviembre, se espera inmunizar a cerca de un millón 300 mil personas, entre funcionarios de Salud y pacientes inmunocomprometidos. La autoridad informó que la vacuna bivalente contiene la cepa original y Ómicron, incorporada al Programa Nacional de Inmunizaciones, por lo que Chile será el primer país latinoamericano en contar con esta vacuna, para mantener un bajo impacto de la trasmisión de la variante Ómicron, disminuyendo el riesgo de enfermedad grave y muerte en la población de más riesgo. Entre las personas inmunocomprometidas se considera a los pacientes de diálisis, con trasplante de corazón, pulmones, riñón, hígado y páncreas; quienes hayan recibido trasplante de médula ósea; pacientes en tratamiento por cáncer y con enfermedades autoinmunes que reciben tratamientos biológicos. En la siguiente fase, se extenderá a personas con enfermedades crónicas y los mayores de 60 años.
Como parte de este proceso de mayor normalización, desde el 1 de octubre en curso está vigente la liberación del uso de la mascarilla en los espacios abiertos. No obstante, en locales cerrados y especialmente en los centros de salud, es indispensable. En ese sentido, se ha llamado a la ciudadanía a recordar que seguimos en pandemia y es importante que nos sigamos cuidando y adoptar las recomendaciones que se dan, como por ejemplo, el uso de la mascarilla en la locomoción colectiva y en lugares de aglomeraciones.
Dejar de usar la mascarilla en espacios abiertos permite a las personas caminar y realizar actividades deportivas o recreativas en mejores condiciones. También ayuda a una mejor comunicación verbal y a observar los rostros de los interlocutores, lo que se traduce en la expresión de sentimientos y emociones y una mayor interacción. Y aunque muchos han agradecido el cambio de la norma, existe un 44% que prefiere mantener su uso en espacios cerrados, de acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Unab de Políticas Públicas. No obstante, las personas con alergias estacionales de primavera son las más beneficiadas si mantienen el uso de mascarilla, porque constituye una barrera para el ingreso de las partículas de alérgenos a las fosas nasales. La protección que éstas confieren contra los episodios de alergias se comprobaron en un estudio publicado recientemente en la revista científica The Journal of Allergy and Clinical Immunology.
Las secuelas que dejará el covid serán grandes y su solución será de largo aliento. Es importante que la ciudadanía actúe con responsabilidad y considere que la pandemia no ha terminado, porque aún se conocen a diario las cifras de nuevos contagios. Solamente el domingo, el Ministerio de Salud dio cuenta de 3.312 casos nuevos registrados a nivel nacional.
En esta primera fase, que se prolongará hasta el 6 de noviembre, se espera inmunizar a cerca de un millón 300 mil personas, entre funcionarios de Salud y pacientes inmunocomprometidos.