Alta participación de las energías limpias
Se señala con frecuencia que las Energías Renovables No Convencionales (Ernc) son las energías limpias del futuro y Chile no está ajeno a esta tendencia. Las autoridades las han apoyado y estimulado en las últimas décadas, con el respaldo de la ciudadanía, que ve en ellas la solución no contaminan al abastecimiento de electricidad.
Hace unos años se señaló que se espera que en 2030 éstas representen el 40% de la matriz, pero todo hace suponer que esto ocurrirá antes de esa fecha, porque las energías limpias continúan su avance a paso firme este año. Solo hasta el mes de julio, estas ya concentran una participación acumulada de casi un tercio de la matriz nacional (31,1%) y todavía tienen mucho espacio para crecer. De este porcentaje, la mitad (15,4%) corresponde a energía fotovoltaica, seguida por la eólica con un 10,6%.
Al mismo tiempo, la energía fotovoltaica se encuentra en un lugar de privilegio frente a una industria que podría explotar en el futuro próximo: el hidrógeno verde, llamado de esta manera, ya que para su desarrollo se utilizan energías limpias y puede darse, incluso, una cadena de suministro completamente autosuficiente si es utilizado como combustible. Esto es especialmente importante si se considera la crisis que se ha producido con una sequía que ya se prolonga por doce años en el país, al extremo de que los expertos ya hablan de una sequía estructural. De ahí que la gran mayoría de los proyectos de generación que se encuentran en proceso de calificación ambiental se refieren a energías renovables. Para los próximos cinco años, la industria de generación compromete inversiones totales por 23 mil millones de dólares, en proyectos eólicos, solares e hidrógeno verde, lo que permitirá liderar la transición energética, reafirmar el retiro del carbón de la matriz productiva y trabajar en los desafíos necesarios para alcanzar la meta país de carbono neutralidad.
Ésta es la década en la que se consolidará a Chile como país de energías limpias, lo que ayudará a las ciudades, a la calidad de vida de las personas y a atenuar el cambio climático, considerando que hay gran cantidad de proyectos eólicos y solares que están aprobados o en etapa de estudio.
Como parte de ese programa, simultáneamente se ha llevado adelante el cierre de las centrales termoeléctricas a carbón. Este es un plan de largo aliento, cuya meta final es llegar el 2050 a un 100% de generación de energías limpias.
Desde hace tiempo que la comunidad había puesto objeciones al desarrollo de las centrales termoeléctricas a carbón, por ser muy contaminantes. Las energías renovables no convencionales que prosperan mayormente en Chile son la solar y la eólica, tecnologías que generan en la medida que dispongan del recurso sol y viento.
Un informe ambiental de la Agencia Internacional de la Energía reveló que el escenario en 2020 fue positivo, ya que el uso de combustibles fósiles tuvo un descenso histórico de 5,8% en todo el mundo, debido a la pandemia, las medidas de confinamiento, y a que en un primer momento la recuperación de la economía se sustentó en fuentes limpias.
La energía es vital para que la economía y el país crezcan. Cuando las empresas programan su desarrollo para los años siguientes, requieren de electricidad, de la misma manera que los hogares consumen más. En Chile, los grandes consumidores son las compañías mineras. Por eso, el país debe proyectar su requerimiento energético para las décadas venideras.
Bloomberg New Energy Finance publicó un reporte el año 2020, con el ranking de países más atractivos para la inversión en energías limpias. Consideró 108 naciones emergentes, además de 29 países desarrollados, y Chile lideró el ranking, al ser calificado como el mejor para invertir en energías renovables, lo que demuestra la robustez del sector energético y del marco regulatorio que lo acompaña. Por ello, se espera que las Ernc alcancen progresivamente una mayor participación en la matriz eléctrica nacional.
Hasta julio, las Ernc concentran una participación acumulada de casi un tercio de la matriz energética (31,1%). De este porcentaje, la mitad (15,4%) corresponde a fotovoltaica y el 10,6% a la eólica.