Mayor interés por el reciclaje
Chile produce 17 millones de toneladas de desechos al año, y de éstas, 7,4 millones de toneladas se generan en los hogares. Según el Banco Mundial, Chile es el segundo país de América Latina que genera más basura per cápita, ya que en promedio, cada persona produce 1,1 kilo de residuos al día, pero solo el 10% va a reciclaje, cifra ínfima respecto de un promedio de 60% que van a reutilización en las naciones desarrolladas.
Sin embargo, en los últimos años ha habido avances en la materia. Según la Encuesta Nacional de Medio Ambiente de 2020, el 40% de los chilenos recicla, el doble que lo registrado en la encuesta de 2016. Este mayor interés se aprecia en la Región del Biobío, donde los puntos limpios y de reciclaje casi se duplicaron en los últimos cinco años. De acuerdo con datos de la Seremi de Medio Ambiente, en 2017 la región tenía 1.071 lugares de reciclaje, de los cuales 39 eran puntos limpios y el resto eran rejillas, campanas o contenedores puntos verdes, mientras que en el presente año 2022 hay 1.993, de los cuales 145 son puntos limpios fijos y 16 son móviles. En esta tarea se han invertido fondos del Gobierno Regional y de municipalidades.
La mayor cantidad de puntos de reciclaje responde al interés que hay en la ciudadanía por dar una buena disposición a los desechos susceptibles de ser reaprovechados, lo que ha llevado a que una importante cantidad de residuos no lleguen a rellenos sanitarios y sean recuperados, como es el caso de metales, envases, papeles, cartones, latas de aluminio y vidrios.
En junio de 2017 entró en vigencia la Ley de Fomento al Reciclaje, que debe introducir un paulatino cambio cultural en las personas, para aprovechar muchos de los desechos y reintegrarlos al proceso de producción. La iniciativa obliga a los fabricantes de productos prioritarios, como neumáticos, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, pilas, envases y embalajes a hacerse cargo de ellos una vez que terminan su vida útil. En vez de irse a los vertederos, estos productos "inservibles" deben volver a las industrias donde fueron fabricados para iniciar un nuevo ciclo, proceso que se desarrollará en forma gradual. El objetivo es aumentar a 30% la cantidad de residuos que se reconvierten en nuestro país.
En marzo de 2021 se publicó el decreto que establece las metas de recolección y valorización de la categoría "envases y embalajes" de la ley de reciclaje de productos. Se estableció que las empresas agrupadas en un sistema de gestión deberán instalar y operar establecimientos de recepción y almacenamiento de residuos de envases, a los que la ciudadanía pueda ir a dejarlos. Esas obligaciones serán exigidas de manera progresiva, llegando a estar en plena vigencia el año 2030.
El reciclaje se ha convertido en parte de la vida diaria de una parte de la población, cuando depositan los desechos en los puntos limpios que han determinado las municipalidades. Tal vez en nuestra zona los mayores avances se han logrado con el reciclaje de vidrios, latas de bebidas y cartones, que son recogidos a diario por recolectores en las calles y entregados a las empresas productoras. Estas personas cumplen una labor fundamental, pero no siempre se ha logrado comprender su importancia. Hay que considerar que ayudan a minimizar los residuos, desde el momento en que esos desechos pueden ser reutilizados; también se limita el crecimiento de los rellenos sanitarios que atentan contra el ambiente y se reduce el costo de producción industrial.
Algunos recicladores dicen que no obstante el trabajo de recolección de materiales que realizan, no hay empresas que compren algunos que contempla la ley de reciclaje, como embalajes, las cajas tetrapack, envases de plástico y plumavit, que se van a la basura porque no hay poder comprador. Tal vez algún día se masifique la idea de que los residentes separen los productos y los camiones recolectores hagan un buen aprovechamiento de ellos, para que no terminen en los vertederos de basura.
Este mayor interés se aprecia en la Región del Biobío, donde los puntos limpios y de reciclaje casi se duplicaron en cinco años, pasando de 1.071 lugares de reciclaje, a un total de 1.993.