Zalo Reyes fue despedido con flores y sus canciones a coro
Miles corearon que "Con una lágrima en la garganta" le decían adiós.
La despedida de Zalo Reyes duró todo el día de ayer. No porque fuera programado así, sino porque la multitud que quiso decirle adiós fue tan enorme en cada uno de los pasos que dio su caravana fúnebre debió detenerse o andar tan lento que parecía estar parada.
Ya desde el domingo, cuando su familia informó que el "Gorrión de Conchalí" había fallecido, había quedado claro que miles de personas querían estar presentes en el velorio y el funeral. Incluso el estadio Monumental lo homenajeó cuando apenas habían pasado algunos minutos de su deceso: los hinchas de Colo Colo guardaron silencio para recordar a quien fuera uno de ellos.
Porque así como Zalo nunca se cambió ni de casa ni de barrio, también fue un fanático eterno de los albos y eso se vio durante todos los momentos del adiós, que tuvieron presencia de camisetas del Cacique tanto como afiches del cantante.
El lunes el velorio había terminado con una fiesta inesperada, tal como le hubiera gustado al triunfador del Festival de Viña 1983: amigos artistas se turnaron para subir al escenario improvisado que estaba en el gimnasio municipal de Conchalí junto al ataúd y las coronas de flores.
El momento culminante se produjo cuando Leo Rey se subió a cantar "Ramito de violetas", tema al que se sumaron todos los presentes con sus voces y sus llantos.
Cariño inmenso
Boris González, hijo del fallecido cantante, expresó ayer su emoción por todo lo que generó el deceso del cantante.
"El cariño ha sido inmenso. Nos tiene sobrepasados. El lunes hubo un gran espectáculo con sus amigos músicos. Esto no estuvo preparado porque la muerte de mi papá fue muy repentina, pasó el domingo", explicó el heredero del "Gorrión".
También manifestó que "no ha habido espacio para la pena. Hemos estado felices y contentos con toda la energía que nos ha dado la gente. Seguramente mañana (hoy), cuando estemos solos, nos va a llegar la pena".
Gritos y canciones
Tras salir del gimnasio de Conchalí, cerca de las tres de la tarde, la primera parada de la caravana fúnebre fue frente a la casa del artista, ubicada en el pasaje Zalo Reyes, rebautizado hace algunos años en su honor como reconocimiento al que quizás sea el vecino más célebre de esa comuna junto a Gary Medel.
Todo el barrio estaba ahí para despedirlo, para mostrarle su cariño a su recuerdo y a su familia. Ya en ese tramo del recorrido los gritos de "Zalo, amigo, el pueblo está contigo" se alternaban con multitudinarios coros que eligieron su éxito "Con una lágrima en la garganta" para rendirle tributo: tenía sentido corearle que así le decían adiós y lo veían partir.
Luego el cortejo avanzó hacia la Pérgola de las Flores, en la comuna de Recoleta, donde nuevamente la gran cantidad de gente le impedía avanzar, mientras una lluvia de pétalos caía sobre la carroza que lo llevaba hacia el Cementerio Católico, no muy lejos de ahí.
Esa fue su última parada y la multitud lo acompañó sin dejar de cantar. Tampoco querían dejarlo solo.
Finalmente, funcionarios de Carabineros tuvieron que pedirles a los fanáticos, vecinos, amigos y seguidores que dejaran el camposanto: todo había terminado, pero la gente no quería irse.