Una bella amistad
Mónica Silva Andrade, Periodista,
Encontramos nuestras vidas en los libros y vivimos diferentes vidas gracias a ellos. No hay modernidad ni era digital que los desplace. Siempre están ahí acompañándonos. El encontrarlos suele ser el comienzo de una bella amistad. Si le suena a Casablanca. Acertó.
Durante estos días de campaña por el plebiscito de salida de la nueva Constitución Política el libro se ha tomado su espacio a partir del interés de los chilenos de acercarse al texto con las disposiciones emanadas de la Convención Constituyente y propuestas a la ciudadanía. Los contenidos están en diferentes formatos digitales, en audios, pero es en el libro donde se ha concentrado el interés. Nada como leer y volver sobre el texto. Luego están los cursos, análisis de especialistas, conferencias. En ese texto están los lineamientos futuros de nuestra vida en sociedad y el sentido cívico y de responsabilidad ante la comunidad en la cual interactuamos.
Este gran interés sorprende. Un libro de formato pequeño, de 168 páginas, por el cual se forman filas en las librerías y lugares que lo ofrecen en una edición más cuidada que vale el módico precio $ 3.500 y que se ubica en los primeros lugares del ranking de libros de El Mercurio .
"Me recuerdan los libros de Quimantú" fue la primera definición de un viejo periodista penquista comentando sobre el tema, en uno de los tantos grupos formado para discutir y tratar de entender los auténticos contenidos
Destacados columnistas de diarios de circulación nacional han aportado visiones disimiles. Uno de ellos, reconocido por su labor académica, de comunicador y dedicado siempre al fomento del libro y la lectura, que hoy lidera un movimiento por el rechazo a la propuesta. Una vez que el Gobierno hizo su propio aporte editando una gran cantidad de ejemplares para ser repartidos gratuitamente en todos los lugares de Chile, el intelectual describió que los eventuales lectores no tendrían capacidad de entender lo que estaban leyendo. "Si pensamos en lo paupérrima de nuestra formación cívica y de conocimiento histórico y los bajos niveles de comprensión lectora, eso es poco probable".
Un conocido periodista recientemente galardonado con uno de los principales premios periodísticos que entrega la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, el "Maria Moors Cabot", escribió sobre la experiencia de la editorial Quimantú entre 1972 y 1973 con la edición y entrega de textos de literatura universal y nacional a precios muy bajos y en grandes tiradas , con una amplia distribución especialmente en lugares más alejados y vulnerables. "Un país pobre entonces -señalaba-apostaba por el apetito cultural y el intelecto de su gente" Una experiencia de la cual fuimos testigos y partícipes. Y que emociona recordar.
Varias editoriales independientes en la actualidad están haciendo un trabajo mancomunado para ponerlo a disposición. En estos 30 años de gobierno democrático ha habido esfuerzos: se han creado y mantienen bibliotecas públicas en cada una de las 346 comunas, todas con conexión a Internet y un surtido de libros a disposición de los habitantes de cada una de ellas. Creadas por la ex Dibam, hoy dependientes del Ministerio de las Culturas.
Hay que confiar en Chile y su gente, que se interesen, que lean aun si no acostumbran, que decidan y que voten aunque en el ambiente polarizado que vivimos resulte un ejercicio quizás inconducente.
Durante estos días de campaña por el plebiscito de salida de la nueva Constitución Política el libro se ha tomado su espacio a partir del interés de los chilenos de acercarse al texto.