Un cuarto de los campamentos locales está en etapa de relocalización
La Región del Biobío registra 167 campamentos, equivalentes a 7.436 hogares. Lota y Talcahuano presentan el peor escenario.
En la Región del Biobío hay 167 campamentos, según estadísticas de la Seremi de Vivienda y Urbanismo. Este número equivale a un total de 7.436 familias que en la zona viven aún de una manera indigna. La situación más compleja se advierte en comunas del Gran Concepción, especialmente en ciudades como Lota y Talcahuano, que concentran las cifras de campamentos más altas del territorio (ver infografía).
La seremi Claudia Toledo comenta que tener una situación de campamentos nunca es algo bueno, pues el ideal es, derechamente, que no existan. Por lo mismo, advierte que el registro local es complejo "y tiene que abordarse", aunque en comparación a regiones como la Metropolitana o Valparaíso la experiencia es menos dificultosa.
"El tener campamentos ya es un tema que nos obliga a ocuparnos de la complejidad", añade Toledo.
Diferentes estados
Del total de campamentos regionales, 102 están emplazados en la Provincia de Concepción, mientras que 37 en Arauco y 28 en Biobío. Tal como explica la seremi, la mayor cantidad de estos asentamientos se distribuye en las inmediaciones de la capital regional, en donde destacan negativamente las ciudades de Lota, Talcahuano, Concepción y Tomé.
Pese a este panorama, desde la Seremi precisan que a la fecha hay un trabajo que busca mermar el fenómeno. De hecho, hay 42 campamentos que presentan una estrategia de relocalización, es decir, se aplica un proceso para que las familias se vayan del lugar, pero de la mano de una mejor opción habitacional.
En esta misma línea, hay otros 31 que experimentan un procesos de radicación para potenciar el entorno urbano de las zonas en que actualmente se ubican y 37 que recién están etapa de evaluación. En tanto, en 57 se realiza una gestión de cierre administrativa.
"Trabajamos a través de las líneas de radicación, que va más allá de la solución propiamente tal, y la relocalización, que implica un plan de gestión mucho más complejo, porque requiere el tener que buscar un suelo o revisar la aplicación de los subsidios (...) La idea es que con el Plan de Emergencia Habitacional aceleremos procesos para poder, de alguna forma, disminuir el número de campamentos", señala Claudia Toledo, quien agrega que en esta tarea también se suman más instituciones, a fin de dar una mirada intersectorial.
Aunque como Ministerio no tienen una meta definida que implique decir cuántos campamentos desaparecerán de aquí a 2025, por ejemplo, sí vuelcan sus esfuerzos al plan recién lanzado "para generar soluciones habitacionales que vayan en esa línea y disminuir el número de personas que llegan a esta situación, aunque sí tenemos metas regionales y otras que son adicionales a las ya trabajadas".
Mirada del consejo regional
En el Consejo Regional advierten que esta es una realidad dura que se vio acrecentada por las consecuencias del estallido social y la crisis económica.
"Acá, lo que preocupa es la cantidad de tiempo que transcurre entre la creación de un campamento y su cierre. Cuando se inicia la gestión de cierre, se entregan algunos subsidios, pero estos, finalmente, se hacen por etapas", plantea James Argo, vicepresidente de la comisión de Desarrollo Territorial, Planificación y Transporte del ente colegiado y exseremi de Vivienda y Urbanismo en el anterior gobierno.
Agrega que tras la última visita del Gobierno Regional a la Dipres, en el marco de la defensa presupuestaria, se solicitó que los nuevos órganos subnacionales también puedan colaborar en la compra de terrenos, "porque esta es una de las dificultades más importantes que tenemos a la hora de planificar y pensar en proyectos habitacionales".