El royalty minero en tiempos turbulentos
Mauricio Oyarzo, Profesor Asistente, Escuela de Administración y Negocios, Universidad de Concepción Campus Chillán, Investigador NENRE EfD-Chile,
Ser chileno significa ser propietario del cobre que existe en suelo patrio. Aunque suene raro, somos dueños no sólo de ese mineral, sino de todos los minerales que se encuentran en nuestro territorio, y quienes quieran extraerlos y venderlos, deben compensarnos por hacerlo. De eso se trata el royalty.
Cuando se explota un recurso natural no renovable, como es el caso del cobre y otros minerales, se genera un serio impacto ambiental, por lo que es necesario compensar a la población, especialmente a la que vive cerca de los yacimientos y que reciben las consecuencias directas de esta actividad, como la contaminación ambiental, los ruidos y olores, etc.
Pero el royalty no sólo se requiere de manera urgente para ese fin, sino que además presenta una oportunidad única para dinamizar la economía, aumentar la inversión en ciencia y avanzar en el desarrollo de tecnologías limpias y amigables con el medioambiente. Además de otorgar financiamiento permanente para planes de recuperación ambiental y social de las regiones donde se sitúa la actividad minera, entre muchas otras posibilidades.
Si bien el royalty no es materia constitucional, sí es necesario que la actual propuesta de nueva constitución, a ser votada en septiembre, facilite y amplíe la mirada en cuanto a estas posibilidades. En este sentido, el borrador presentado manifiesta que "el Estado tiene dominio absoluto y exclusivo de todas las minas y minerales". Esto le da el mandato al Estado de ordenar y aterrizar esta discusión.
Sin embargo, hay que tener claro que existe una multiplicidad de realidades en cada zona el país, así como también diferentes tipos y tamaños de empresas mineras. El royalty debe reflejar esta diversidad o, de lo contrario, nos arriesgaremos a que sea una propuesta que la pequeña minería no pueda soportar o incluso perdamos competitividad a nivel internacional.
Otro factor importante para tener un royalty que cumpla su cometido es la necesidad de acabar con el clientelismo. Es primordial que quienes son parte de las comisiones revisoras de la propuesta no representen intereses mezquinos o se encuentren envueltos en escándalos de financiamiento a la política pues esto puede arruinar la validez de la ley.
Tampoco hay que desconocer que estamos en un escenario inflacionario y con alto nivel de inestabilidad política y económica, con fuertes fluctuaciones en el tipo de cambio y del precio del cobre, hasta el potencial escenario de recesión técnica que según expertos viviremos probablemente en septiembre, justo en las fechas cercanas al plebiscito de salida. Por todas las razones anteriores, la propuesta es aprender de la experiencia internacional, recurrir a información científica para tomar decisiones basadas en la evidencia y que tengamos por fin un royalty que nos permita dar el salto al desarrollo sostenible que tanto anhelamos.