La "Zurzulita" de Mariano Latorre, cien años después
En 1920 el escritor Mariano Latorre (1886-1955) publicó una novela situada en Huerta de Maule. Hoy, tres académicos de la U. Alberto Hurtado diseccionan esta trama de estirpe y desamor.
Por Amelia Carvallo A.
Antes de escribir "Zurzulita", Mariano Latorre ya había debutado en la literatura en 1912 con "Cuentos del Maule", un volumen de siete relatos que escribió "en papel del Estado" cuando estudiaba Pedagogía, mientras hacía clases en el Instituto Nacional y recordaba su terruño. A ese libro le siguió, en 1918, "Cuna de cóndores", un tomo compuesto, de nuevo, por otros siete cuentos donde se desplaza a los ventisqueros y riscos del sur. Cierra esta trilogía del paisaje en el año 1929 con "Chilenos del mar", siete cuentos atentos a las zozobras de la vida marítima.
La trama de "Zurzulita" arranca desde "la gris monotonía que rezumaba el poblacho agrícola de Loncomilla", lugar que contagia de modorra al joven Mateo Elorduy, un veinteañero que sorpresivamente queda sin nadie en el mundo tras la muerte de su padre. Sin saber abrirse camino en la vida, se deja llevar por lo que acontece y termina en Millavoro, unas tierras que le ha llegado como pago de unas deudas.
Todo es nuevo, amenazante y atractivo para Mateo en ese mundo de huasos y caciques mañosos que no lo reconocen como el dueño del campo. La naturaleza ajustada a drásticos ciclos modela a los habitantes de ese lugar y la Zurzulita del título es el apodo amoroso que le da a Ludomira, adolescente arraigada en esos parajes que vive con su padre ciego y un hermanito encantador, especie de duende del bosque que se llama Rudecindo, pero a quien todos llaman Quicho. Otro de los personajes relevantes es Samuelón, el pobre idiota del pueblo que atestigua momentos clave.
La presente edición crítica es de Nicole Monti, Lorena Seguel y Lilian Arévalo, quien cuenta que fue un proyecto de pregrado al que llegaron por la sugerencia del profesor Ignacio Álvarez, de la U. Alberto Hurtado, quien se suma a Natalia Cisterna y otras voces con sendos ensayos sobre Latorre, el criollismo y su lugar en el canon literario chileno.
Las mujeres
Uno de los aspectos que más llamó la atención de Arévalo fue el tratamiento de los personajes femeninos, enfocados principalmente en la Zurzulita y en Tencha, "la niña de las mistelas" que comanda una suerte de bar. "Claramente allí hay un nicho que no ha sido tan explorado en el criollismo en general. Hay un tratamiento de las mujeres del campo como parte de la naturaleza, de lo salvaje. Siempre recuerdo una parte de la novela donde le dicen al protagonista que en el campo el destino es una de dos: o resistes o revientas".
También apunta, respecto a la representación de la sexualidad de las mujeres, un pasaje donde el huaso Don Carmen, el enemigo del protagonista, le explica las reglas amorosas a Mateo: "Y pá que tantas palabras, iñor? Si eso es lo que se busca, no hay más… Pa eso son dueñas de su cuerpo. El cura Olguín tiene un verso re lindo señor: 'A mí no me manda medio, ni me gobierna cuartillo, este cuerpo yo lo mando y ha de ser lo que yo digo'".
"Esa especie de reconocimiento de la libertad de las mujeres respecto de su cuerpo es una concepción de la sexualidad como algo salvaje, parte de la naturaleza, así como la yegua y la vaca", afina Arévalo.
En el dossier de esta edición crítica, la académica Natalia Cisterna expone una visión con enfoque de género, desde lo patriarcal del proyecto moderno. "Se logra captar parte de ese tratamiento con enfoque de género. La sexualidad de las mujeres es un tema bien particular, mirado claro está desde un punto de vista masculino", añade Arévalo.
El manuscrito
Parte de la investigación previa se ajustó a saber si había algún manuscrito inédito de la novela, para lo cual los académicos entraron en contacto con los descendientes de Latorre, específicamente con su nieto Juan Emilio Pacull, hijo de la reconocida Mirella Latorre, figura de la incipiente televisión chilena. Sin embargo, no fue posible dar con ningún manuscrito.
-¿Cuál es el actual valor literario de Latorre? ¿Por qué leerlo?
-Las extensas descripciones del paisaje, que para algunos puede ser motivo de aburrimiento, también será para otros lo más logrado. Creo que hay que leer la novela como un objeto cultural, tratando de encontrar el valor de la representación de una época, la relación entre la élite intelectual y el resto de la sociedad, en este caso, el campo y la gente del campo. A mí me parece una novela entretenida, con una historia que Cedomil Goic llama un amor desencontrado, pero creo que es más que eso. Mateo muchas veces tiene este aire romántico, como una especie de Werther. Zurzulita no. Ella tiene otra configuración como personaje. Hay algunos macabros, muy oscuros y hay descripciones de ritos y celebraciones típicas como el funeral del angelito o la trilla. Me imagino a esta novela incluso como una miniserie que podría perfectamente ser llevada a la pantalla.