"Es mucho más realista dictar una nueva Constitución con un rechazo que reformar una nueva con un apruebo"
El borrador de la Convención contiene normas que el abogado considera fruto de la improvisación o de la coyuntura. Critica específicamente el Estado Plurinacional, el desequilibro en el Legislativo y junto a un grupo de académicos propone que, si gana el rechazo, las fuerzas políticas acuerden como alternativa una Carta Magna hecha desde cero.
Por Mauricio Ávila Cárdenas
Dice que dejó amigos en la Democracia Cristiana, pero que no echa de menos la vida partidaria. Hoy Zarko Luksic, quien fue diputado por la Falange entre 1994 y 2006, afirma que mantiene valores humanistas y cristianos y se ha involucrado con la contingencia política lanzando alertas sobre lo que él considera que no se está haciendo bien en el proceso constituyente.
Esta semana, junto a un grupo de académicos constitucionalistas de centroderecha y de la exConcertación, el abogado lanzó el documento "Manifiesto Constitucional: una Constitución alternativa para Chile". En el texto proponen que, si gana el rechazo, sí o sí se debe redactar una nueva propuesta, para la que establecen cinco pilares que la sostengan: principios fundamentales; organización del Estado; régimen político y de gobierno; derechos y libertades, derechos civiles y derechos económicos, sociales y culturales; y protección a la naturaleza.
-¿No le gustó el texto que redactó la Convención Constitucional?
-En primer lugar, reconozco que tiene algunos aspectos positivos, definiciones que son positivas y que son un aporte no solo al constitucionalismo, sino que al país. La definición de un Estado social y democrático de derecho, por ejemplo, yo creo que es un tremendo avance. Eso nos sitúa dentro de un contexto internacional de países en vías de desarrollo y desarrollados que tienen definido en sus constituciones este concepto. También considero importante el énfasis que se le pone al Estado descentralizado, un Estado verdaderamente descentralizado especialmente en sus regiones y comunas. Eso constituye un avance sin dudas. También algunas materias de paridad de género que son interesantes o reconocimientos de la interculturalidad. Efectivamente, en Chile compartimos este territorio con culturas distintas, con orígenes distintos y eso también es parte de la riqueza de nuestra región.
-¿Y cuál es su crítica?
-Creo que en algunos aspectos el borrador es confuso e improvisado. Algunas de las instituciones que contiene son más propias de la decisión coyuntural que de un proceso meditado o reflexionado. A muchas de las instituciones y órganos que se crean, que son innumerables, se deja su habilitación a la ley; y en algunos casos esos órganos sí tienen una tradición jurídica o una homologación o correlato en otros lugares del mundo donde uno pudiera decir "sí, efectivamente esta es una buena institución, se ha probado que es positiva". Por ejemplo, la creación del defensor del pueblo. Pero tenemos otros que simplemente son inéditos, son instituciones u órganos que no fueron a mi parecer suficientemente pensados y meditados, que nacieron más de una decisión de carácter coyuntural y puramente inmediata, fruto de las correlaciones de fuerzas al interior de la Convención Constitucional.
-¿Y cuáles son esas?
-Creo que hay dos las cuales no hay un correlato donde uno pudiera señalar aquí hay un camino positivo recorrido, y que efectivamente ha tenido buenos resultados o que es parte dede la tradición chilena y no se ha podido establecer como institución por razones equis. Ahí me estoy refiriendo a la definición de Estado Plurinacional y concretamente a las autonomías territoriales indígenas. Dentro del derecho comparado son muy pocos los casos y muy excepcionales donde aparece esta figura de Estado Plurinacional. Concretamente, lo decía el académico Lautaro Ríos en una carta en un diario, revisando uno las constituciones de Latinoamérica, sólo la encontré en Ecuador y Bolivia. No obstante, yo dije, en otros países habrá alguna señal en el mismo sentido, y no lo encontré. Las entidades territoriales autónomas dentro de lo que es el territorio nacional también son algo absolutamente inédito y que no se compadece con la realidad chilena. Entonces, si usted me dice "¿qué pasó ahí?", yo digo "no sé". Pero considero que no se compadece con la tradición chilena, con el derecho comparado, y por lo tanto tengo la convicción de que son instituciones que no deben estar en la Constitución. Porque los órganos e instituciones de la Constitución deben ser órganos que uno ya los probó, que uno ya los masticó, los reflexionó y discutió. Me da la impresión de que ese tipo de órganos fueron más fruto de la coyuntura y de la improvisación.
-Pero no por ser nuevo o inédito va a ser malo, ¿no? ¿Por qué este concepto de plurinacional genera tantos anticuerpos?
-Tiene que ver con ciertas definiciones de instituciones, del sentido de las instituciones y de los órganos. Todos sabemos que en Europa y otros países se constituyó el estado nación concentrado en la nación, porque eso le da una identidad y le da también un sentido de cohesión y correlato. Y que quede claro que el Estado y la nación en muchos casos no es unificadora, es absolutamente diferenciada. El caso más concreto que me tocó estudiar es España. Si usted analiza su historia, uno claramente podría decir que es un Estado que se configuró de diversas naciones o pueblos. Pero fueron cuidadosos, porque no se definieron como un estado plurinacional, no obstante que con justa razón la literatura habla de la nación catalana, o vasca o gallega. Fueron cuidadosos, porque el concepto de Estado nación es único y es uno que conlleva la creación de otros órganos e instituciones. Ellos prefirieron hablar de nacionalidad y dijeron que el Estado español es único e indivisible y estará compuesto por las nacionalidades. ¿Por qué?, porque fueron respetuosos de ese concepto.
Ahora, no es una cosa meramente semántica, como alguien podría decirme. No, conlleva un sentido profundo y tiene que ver con la configuración de lo que es el Estado. En el caso de instituciones nuevas, en el caso de Bolivia y Ecuador, son realidades muy distintas a las nuestras. Pero Chile no, en Chile está enraizado lo que es la nación chilena, que es como decía el Presidente Lagos, es la Roja cuando juega la Selección, es la bandera cuando se celebra el 18 de septiembre o 21 de mayo. Yo creo que esos conceptos que son muy importantes. Órganos, instituciones, definiciones, tienen que tener un correlato con la tradición jurídica y también con la cultura propia de un país. En este caso creo que nos salimos de ese contexto y diría que es una improvisación que podríamos denominar como una pulsión. Creo que nadie lo pensó y que las constituciones no deben ser una caja de sorpresas.
-¿Cómo observa que quedaron los equilibrios de los poderes del Estado en el texto?
-Ahí yo tengo otro reproche, que también escapa a los modelos comparados y a la tradición chilena, sin duda. El Senado nació antes que la República. Antes de 1830 ya existía doble Cámara. Claramente esa es una señal de la democracia que existan los pesos y contrapesos suficientes especialmente entre los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y aquí se rompe con ese principio, donde vemos que dentro del Poder Legislativo una de las Cámaras tiene un poder muy superior a la otra. Este Congreso de Diputadas y Diputados sin lugar a dudas tiene una posición desequilibrada con respecto a lo que es la Cámara de las Regiones, entendiendo que esta última, que reemplazará al Senado, no va a cumplir con una función primordial en este checks and balances, o peso y contrapeso de revisar lo aprobado por parte de Cámara de origen. Esto creo que debilita la democracia, derechamente. Lo que se está proponiendo, también vuelvo al derecho comparado, es más propio de sistemas de gobierno parlamentarios, donde hay una fusión del Parlamento con el gobierno. Por lo tanto, el equilibrio está dado por la mayoría que tiene en el Parlamento y que eso posibilita la creación de un gobierno. Entonces, está permanentemente ese peso y contrapeso entre el Parlamento y el Gobierno, basado en estos instrumentos de la censura, y también de voto de confianza. Vamos a ver a un Congreso de Diputadas y Diputados que va a tener un enorme poder y ni hablar del Poder Judicial, que ya no es un poder, sino que se transformó en sistemas de justicia -porque ni siquiera es uno- dentro de los cuales se encuentra el de justicia indígena que va a afectar a estos pueblos originarios.
-¿Qué los motivó a hacer público su manifiesto?
-Lo que nos motiva principalmente es informar a la población, a los chilenos y chilenas, sobre estos defectos que tiene este borrador y que al momento de decidir sea un voto no solo igualitario y libre, sino que además informado. El problema de los plebiscitos es que al ser sí o no o apruebo o rechazo, la gente no tiene la posibilidad de informarse bien de qué va a votar y en general se transforma en una campaña blanco o negro. Nosotros estamos diciendo dos cosas. Primero, estamos informando. Pero segundo, estamos diciendo a la gente que va a ir a votar que, si vota rechazo, nosotros por lo menos como académicos creemos que es necesario que se dicte una nueva Constitución. El pueblo chileno ya decidió respecto de los defectos de la Constitución del 80. No quiere esa Constitución. Por lo tanto, lo que nosotros hacemos a través de este manifiesto es informar y decirles: señores no es una tercera alternativa, que quede claro, lo que decimos es que, si vota rechazo, nosotros estamos haciendo un llamado a las fuerzas políticas a que se dicte una nueva Constitución. Ni siquiera que la reformen, sino que se dicte una nueva.
-Proponen cinco pilares. ¿Qué de novedoso tiene esto o distinto respecto de la del 80?
-Hay mucho. Primero, la actual establece un estado liberal de derechos donde uno de los fundamentales es el de propiedad, el que tiene una cierta preeminencia respecto de los demás. Nosotros queremos un estado social y democrático de derecho donde los derechos sociales tienen una importancia vital. No queremos decir que haya que eliminar el derecho de propiedad, pero lo ponemos en un nivel similar a los demás y a las demás libertades. Segundo, en la actual se establece un Estado bastante centralizado, donde la única manera de transferir competencias a las regiones es a través de unos decretos que nacen de la absoluta discreción del Presidente, quien decide cuándo y cómo yo entrego estas transferencias. Nosotros creemos en un Estado descentralizado, pero dentro de una nación única e indivisible, es necesario que las regiones tengan más poder, creemos que hay que distribuir el poder y transferirles competencias de verdad. Tercero, creemos también que es necesario un Tribunal Constitucional (TC) que no tenga atribuciones para intervenir durante la tramitación de una ley, sino que intervenga expost, cuando efectivamente en la ejecución y aplicación de la ley se observe que esa ley genera una vulnerabilidad de derechos fundamentales. Hoy nos parece que la intromisión del TC antes de la tramitación de la ley es una vulneración de la potestad legislativa de parte del Congreso.
-Hay quienes dicen aprobemos y modificamos, y otros que rechacemos y luego redactemos una nueva propuesta. ¿Cuál es la diferencia?
-La diferencia tiene que ver con la oportunidad política. Obviamente que un apruebo de este texto va a ser muy difícil, con los quorums que se establecen, de poder reformar los capítulos principales como los que hemos hablado. Se requiere de un quorum de dos tercios, si no, se va a plebiscito. Usted comprenderá que estar llamando un plebiscito todos los meses o cada seis meses, va a generar un repudio. En cambio, un rechazo va a obligar a las fuerzas políticas que reconocen que el 80% quiere cambiar esta Constitución, a dictar una nueva; y luego veremos cómo, ahí yo no me meto, los mecanismos son a través de un Congreso constituyente actual que tenga potestad constituyente, o a través de una nueva Convención en un tiempo breve y con acuerdo. Yo creo que los acuerdos están, que las grandes definiciones están y este tiempo de Convención Constituyente ha servido para generar un debate e informarnos y tomar decisiones. Por lo tanto, reitero, creo que es un tema de oportunidad y realismo. Es mucho más realista dictar una nueva Constitución con un rechazo a reformar una nueva con un apruebo.
-¿De qué modo van a buscar ustedes, un grupo de académicos, legitimidad para su propuesta?
-No hago un cuestionamiento a la legitimidad de los convencionales ni al ejercicio de la Convención. Mi cuestionamiento es al resultado, al texto. Nosotros lo estamos informando a través de redes, a través de los medios de prensa. Van a ser dos meses en que esperamos entregar mayor información. Están los Amarillos, quienes también se van a abocar a la tarea de informar a la población para tomar una decisión.