Preocupante aumento de la hipertensión
Unos cuatro millones de chilenos son hipertensos, pero muchos no lo saben. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afecta a 1.500 millones de personas en todo el planeta, y se cree que cada año son más de nueve millones los que mueren debido a enfermedades asociadas a la hipertensión.
La OMS cataloga a la hipertensión como uno de los problemas de salud pública más importantes, y capaz de causar cerca del 30% de los fallecimientos en el mundo. De ahí que es importante formar conciencia respecto a un mal que puede tener muy pocos síntomas, hasta cuando ya la situación se ha vuelto crítica. Por eso, el 17 de mayo se recordó el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, en que los organismos de salud internacionales hicieron un llamado a la población para preocuparse del autocuidado.
Esta patología causa una de cada tres muertes que se registran en Chile. Según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un 27,6% de personas mayores de 15 años, cumplieron los criterios de sospecha de hipertensión arterial. Esta condición es una de las principales causas de muerte prematura en el mundo.
La hipertensión en muchos casos no evidencia síntomas y dentro de los factores de riesgo, se destacan el consumo excesivo de sal, las dietas ricas en grasas saturadas, la ingesta insuficiente de frutas y verduras, la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol, el sobrepeso o la obesidad. En efecto, a medida que los países se desarrollan, comienza a abundar el consumo de comida chatarra, rica en grasas y sal, y de productos excesivamente azucarados, mientras la televisión, el computador y los juegos informáticos atraen a los niños para pasar horas sentados, sin hacer ejercicios físicos. En consecuencia, nuestra población se va haciendo cada vez más sedentaria.
Este problema sigue aumentando en el país y cada vez va afectando con más fuerza a niños y jóvenes, por el alto consumo de comidas rápidas, que son ricas en sal y que producen una adicción a este aderezo. Así, la mala alimentación, el alto consumo de sodio, sedentarismo, el cigarrilo y el estrés se potencial como las principales variables que contribuyen a la hipertensión arterial, o presión sobre lo normal en las arterias, que puede conducir a infartos, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
El Estado ha realizado esfuerzos por contribuir a fomentar una alimentación sana e informada. La ley de rotulado ha sido un avance, ya que está destinada a advertir a los consumidores cuando un producto es alto en sodio o grasas saturadas. Pero sobre todo, apunta a que los escolares no sean foco de la comida chatarra, una de las grandes causantes de la obesidad.
Parte importante de la responsabilidad es de carácter personal, para evitar los excesos mencionados, comer más frutas y verduras, menos alimentos muy procesados y realizar actividad física. Si bien esto es cuestión de decisiones individuales, que pueden hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad, la vida o la muerte, también la reducción de la presión arterial alta en la población requiere la creación de ambientes que faciliten una alimentación saludable. Es esencial la participación de todos los sectores de la sociedad. Leer y comprender el contenido de las etiquetas es importante para conocer los datos nutricionales y la cantidad de sal que contienen, información que muchas veces no es evidente. Especialistas recomiendan comparar los valores de la tabla nutricional y seleccionar aquellos productos cuyo valor diario de sodio sea inferior a 15%.
Es tiempo de tomar en cuenta y con la seriedad que corresponde los efectos que puede tener la hipertensión, que terminan golpeando no sólo a quien la padece, sino también a su entorno familiar. Hay que contribuir a realizar actividad física regular y mantener un régimen de alimentación equilibrado. Además, el simple hecho de tomarse la presión, al menos una vez al año, permite detectarla a tiempo.
Según la Encuesta Nacional de Salud , un 27,6% de los mayores de 15 años, cumplen los criterios de sospecha de hipertensión arterial. Esta condición es una de las principales causas de muerte prematura.