Johnson pide disculpas y descarta renunciar luego de ser notificado de multas por fiestas en pandemia
El primer ministro británico enfrenta solicitudes de renuncia por parte de la oposición y organizaciones de víctimas del covid-19.
Una serie de llamados a renunciar a su cargo recibió este martes el primer ministro británico, Boris Johnson, junto con el ministro de Economía, Rishi Sunak, tras confirmarse que serán multados por asistir a fiestas ilegales en Downing Street durante la pandemia y mientras los habitantes del Reino Unido cumplían severas restricciones.
Johnson asistió el 19 de junio de 2020 a una fiesta en la Oficina del Gabinete con motivo de su cumpleaños 56, festejo presuntamente organizado por su esposa, Carrie Johnson, quien también será sancionada.
Scotland Yard indicó que ha remitido más de 50 multas en relación con 12 actos organizados entre 2020 y 2021 tanto en Downing Street, donde se ubican la residencia y el despacho del primer ministro, como en otros edificios gubernamentales, incluidos al menos tres fiestas a las que supuestamente asistió el jefe del Ejecutivo.
Lobby Akinnola, portavoz del grupo de familiares de fallecidos por la covid-19, aseguró que los gobernantes tomaron a los ciudadanos "por tontos" al saltarse las reglas que ellos mismos impusieron al resto.
"Es insostenible que permanezcan en el cargo", afirmó y añadió que su "deshonestidad" ha socavado su "credibilidad" de cara a liderar el país ante otra posible ola de la pandemia.
El líder del Partido Laborista, Keir Starmer, dijo que tanto Johnson como Sunak "deben dimitir" por haber violado la ley y "mentido repetidamente a los británicos" al negarlo.
Su colega del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, pidió que se convoque a la Cámara de los Comunes, actualmente en el receso de Semana Santa, para votar una moción de censura contra Johnson, cuya cabeza también reclaman la ministra principal escocesa, la independentista Nicola Sturgeon, y el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan.
"quiero continuar"
Ante el revuelo por las multas, que según medios locales bordearían los 60 euros cada una, el gobierno británico difundió un video en el que Boris Johnson ofrece disculpas. "Con toda sinceridad, en aquel momento no pensé que podía ser una ruptura de las normas. Ahora, humildemente, acepto que lo hacía", señala.
Sobre la fiesta en particular, Johnson precisó que "fue un encuentro corto en la Oficina del Gabinete poco después de las dos de la tarde, duró menos de diez minutos, en los que la gente con la que trabajo se acercó amablemente para transmitirme sus buenos deseos".
Respecto de las solicitudes de renuncia, afirmó que no está en sus planes: "Quiero poder continuar con el mandato que tengo y abordar los problemas que afronta el país, asegurarme de que cumplimos con lo que espera la gente de este país. Esa es mi prioridad".
En cuanto a las fiestas en otras reparticiones, Johnson sostuvo que asume la "completa responsabilidad por todo", aunque hay "cientos y cientos de funcionarios" trabajando para el Ejecutivo y él "no podía estar en todas partes al mismo tiempo".
Pese al mal momento, el primer ministro está en una posición mucho más fuerte que cuando estalló el escándalo de las fiestas a fines del año pasado y ahora apenas es cuestionado por los parlamentarios conservadores, los únicos que podrían forzar su salida del gobierno.
El líder de los "tories" en Escocia, Douglas Ross, antes uno de sus mayores críticos, declaró ayer que "no sería correcto" destituir al jefe del Ejecutivo en plena guerra en Ucrania. Para ser derrocado, Johnson tendría que perder ante una moción de confianza presentada por al menos el 15% de los parlamentarios del Partido Conservador (54 escaños).
Con todo, Johnson se convirtió en el primer jefe de gobierno activo en ser sancionado por romper la ley.