El premio Nobel que se casó a orillas del Bósforo
Orhan Pamuk habla de su última novela, "Las noches de la peste", justo después de casarse con su compañera de una década, la cientista política Asli Akyavas. Acá habla sobre la guerra y el encierro.
Por Amelia Carvallo
Orhan Pamuk acabó siendo involuntariamente profético con las más de 700 páginas de su novela "Las noches de la peste", que transcurre en 1901, en una ficticia isla mediterránea azotada por la peste bubónica y el comienzo del colapso del Imperio Otomano.
Premio Nobel en el año 2006 y profesor de la Universidad de Columbia, donde cada semestre desentraña los mecanismos de la novela ante sus alumnos, el miércoles pasado Pamuk se casó en Estambul con su compañera desde hace diez años, la cientista política Asli Akyavas.
Se le vio felices en las fotos y así declaró sentirse en el Zoom que hizo ante la prensa hispana cuando habló de la bella y ficticia isla de Minguer. "La isla tiene la típica belleza de una isla mediterránea. Me gustan mucho las islas griegas, las turcas y me inspiré básicamente en Creta. Pueden haber muchos elementos negativos en mis obras, pero también es mi obligación mostrar la belleza de la vida. Pasear por la calle, ver el Bósforo, conocer a una persona interesante, estar sentado en un café, bajo un árbol. Disfruto de la vida y espero seguir disfrutando. Parte de mi entusiasmo está relacionado con ser escritor", aseveró con una sonrisa.
El confinamiento
"Estuve de gira en Alemania y me preguntaban cómo me he sentido durante el confinamiento. A ver, yo durante 40 años he escrito novelas, por tanto he estado todos estos años en confinamiento. Escribir una novela es un confinamiento autoimpuesto y a veces cuando estás más adentro parece que el mundo exterior es más bello. Cuando acabo de trabajar y salgo a la calle todo me parece bonito, y no porque tome notas y luego escriba de ello, sino que porque hay un niño en mí todavía que me sigue motivando. Después del Nobel he seguido escribiendo como un niño, incluso con más emoción y pasión", afirma.
Inspirado en "El diario de la peste" de Daniel Defoe y en "Los novios" de Alessandro Manzoni, Pamuk opta por sumergirse en la conducta humana frente al confinamiento, más que en la muerte y la enfermedad. En cuanto a la voz narradora femenina, lo toma como un imperativo ético: "A medida que me hago mayor me impongo ver el mundo a través de los ojos de narradoras femeninas. Quiero ver esa voz femenina en mis novelas. Soy un hombre de Oriente Medio y conozco toda la estupidez de este mundo, por tanto, quiero ver con mis propios ojos el mundo a través de una mirada femenina. Soy un gran admirador de Jean Jacques Rousseau y él dijo que cualquier hombre adulto que se pelee con su madre se equivoca. Yo he cambiado un poco esta cita y digo que cualquier escritor de Oriente Medio que se pelee con sus críticos femeninos, se equivoca".
Ucrania y turquía
Ciudadano de su tiempo, el autor no rehuye la política y critica abiertamente lo que no le parece, tanto en su patria como en el mundo. Consultado sobre la guerra en Ucrania, la define como inmoral por su matanza e invasión y se avergüenza: "El horror está tan cerca de nosotros que no podemos evitar esta situación horrible pensando que es una lucha entre la OTAN y Rusia".
Sobre las recientes acusaciones del gobierno turco, en cuanto a que uno de los personajes de "Las noches de la peste" ofenden a Atatürk, primer presidente de la nación turca y héroe nacional, el escritor se defiende desestimando esas sospechas. Dice que no hay ninguna conexión directa ni nada intencional. "Este libro es una alegoría del crecimiento de las naciones, después de la caída del Imperio Otomano.
Sobre si le preocupan las acusaciones, dice que no. "No me preocupa, mi experiencia me dice que todo esto se desvanecerá en los laberintos de la burocracia de Ankara: nada de esto se basa en la realidad. Son acusaciones kafkianas que intento tomar seriamente, no me quejo, pero tampoco quiero hablar demasiado de ello, no me quiero ofrecer como víctima".
En cuanto al gobierno de Erdogan y la falta de libertad de expresión en Turquía, Orhan Pamuk ve que la situación ha empeorado. "El gobierno de Erdogan en los últimos seis años acabó con la libertad de expresión en Turquía, prácticamente no hay libertad, las personas que tienen problemas no son escritores de ficción sino periodistas valientes, muchos de ellos amigos míos que escriben y acaban en la cárcel, pasan allí dos años, vuelven a escribir algo valiente y vuelven a la cárcel".