Hemos logrado aprobar por más de dos tercios en la Convención Constitucional, el esqueleto de un "Estado Regional" que descentraliza el poder político a partir de "Entidades Territoriales Autónomas". Su nombre expresa el anhelo de territorios empoderados, que puedan tomar sus decisiones, en diversos ámbitos, con mayores grados de libertad, democracia y pertinencia con las necesidades de las comunidades que los habitan. Entre estas entidades se encuentras las Comunas Autónomas.

Para este deseo, tan sentido por la ciudadanía al verse incapaz de resolver los destinos de los lugares que habitan, la falta de recursos y de competencias de sus autoridades, se dispone un mandato claro: asegurar "el financiamiento y recursos suficientes para el justo y equitativo desarrollo de cada comuna", elemento además tan reiterado por las administraciones comunales. Ester mayor poder político no busca enaltecer la figura del alcalde o alcaldesa. Será un deber "promover y garantizar" la participación de la comunidad en "las políticas de desarrollo local y en la planificación del territorio", así como las demás que disponga la Constitución, el Estatuto y la ley. Esto tendrá su correlato en la propia estructura municipal pues la propia definición del "gobierno comunal" incorpora, además de las autoridades tradicionales, "la participación de la comunidad que habita en su territorio". Con el mismo propósito se consagra una "asamblea social comunal" de carácter representativa, consultiva e incidente, y se reconoce constitucionalmente la labor que en materia de participación han cumplido siempre las Juntas de Vecinos.

Los derechos económicos y sociales también tendrán un espacio para materializarse a través de los gobiernos que están más próximos a las personas. Serán competencias de la comuna autónoma el desarrollar, colaborativamente con la Región Autónoma respectiva y el Estado central, "actividades y servicios en materias de educación, salud, vivienda", entre otros, además de la "creación, organización y administración de servicios públicos comunales".

Desde luego, hay temas que han generado debates y polémicas, el alcance del Estatuto Comunal, la dedicación exclusiva de concejales en su cargo, la disminución de la reelección por una sola vez, entre otras. Nuestro objetivo ha sido impulsar lo que hace falta (autonomía política y financiamiento), profundizar la mejor versión de los municipios (provisión de derechos y servicios para las personas) y reforzar los obstáculos para impedir aquello que los destruye (poder unipersonal y clientelismo). Todo, integrando la mirada y experiencia de quienes han trabajado y obrado como representantes en los gobiernos locales. Creemos que sólo así se atenderán las expectativas -recordemos, de cambio- que la ciudadanía espera del texto constitucional.

Chile es un Estado Regional, Plurinacional e Intercultural que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos en el marco de la unidad del Estado. Esto es parte de lo escrito en el borrador de la Nueva Constitución y que nos lleva a un cambio de paradigma social, político y económico, que va desde la distribución del poder, el reconocimiento de los pueblos originarios y la transformación del rol del Estado a uno mucho más activo.

Desde el 4 de julio que la ciudadanía nos preguntaba cuándo escribiríamos el primer artículo de la Nueva Constitución. Hoy, a nueve meses y citando a la plataforma Contexto, podemos dar respuesta a ello: al 1 de abril ya teníamos 155 artículos en el borrador de la Nueva Constitución. Esto, sin duda, ha sido una tarea que refleja un intenso y complejo trabajo, que ha requerido de un diálogo democrático y de consensos, ya que el mismo estudio dejó en evidencia que las normas han sido aprobadas con un porcentaje promedio de 79% de consenso, es decir, de más de dos tercios de la Convención, lo cual incluye sectores de derecha, izquierda e independientes.

¿Qué ha pasado en estos 9 meses de trabajo? Comenzamos con un proceso de instalación que fue complejo, pero que culminó de forma exitosa en un período relativamente corto en comparación a otros procesos similares en el mundo: en solo tres meses logramos zanjar cada uno de nuestros reglamentos. Asimismo, comenzamos árduamente a trabajar en las 7 comisiones temáticas, que recibieron desde mediados de octubre un total de 1.083 audiencias públicas. A esta fase se suma también la visita del pleno a la región del Bío Bío, en un despliegue sin precedentes, ya que nunca antes un órgano político completo lo había hecho.

Luego fue el turno de redacción y propuesta de normas, tanto a través de iniciativas populares como a través de iniciativas constituyentes. En el primer caso, logramos crear un espacio inédito de participación ciudadana donde 77 iniciativas populares lograron los patrocinios para ser discutidas y se distribuyeron en las diferentes comisiones de acuerdo a su contenido.

Ahora, y a 3 meses de que termine esta democrática misión, estamos deliberando y votando tanto en las comisiones como en el pleno cada una de las propuesta normativas, materializando en derechos lo que la ciudadanía nos encomendó: redactar una propuesta de Nueva Constitución que permita garantizar los derechos de todas y todos..

Dice una frase muy popular que uno no se sabe lo que tiene hasta que lo pierde. En este sentido, durante muchos años escuchamos recurrentes quejas sobre nuestro transporte público en Chile, y en Concepción en particular, por cierto. Con o sin razón, se hablaba de que las micros "corrían" mucho, sobre las aglomeraciones, de malos tratos entre pasajeros y/o conductores, que subía el pasaje y tantos otros problemas. Sin embargo, el desconfinamiento de la pandemia que nos hizo volver a "la calle", a la llamada normalidad, nos sorprendió (para mal) con la complejísima falta de transporte público que sufre nuestra ciudad y la intercomuna en general, lo que ya ha levantado múltiples voces de alerta.

Para toda urbe, ciudad grande, chica, pueblo, es fundamental poder proveer a sus habitantes las alternativas necesarias para poder trasladarse. Cosas tan cotidianas como ir a trabajar, estudiar, ir de compras, de paseo, a la hora médica, requieren la existencia de un transporte público eficiente y ordenado, pero antes y mucho más importante que ello: que exista y brinde sus servicios.

La relevancia del transporte público versus el particular, sin considerar que brinda un servicio fundamental para quienes no cuentan con vehículo propio, se traduce en múltiples efectos positivos, como la reducción del tráfico y, de paso, las emisiones de CO2, esto gracias a que todos los usuarios comparten un vehículo, teniendo de esta forma un menor número de autos en circulación en las calles.

Esto implica además que el uso masivo del vehículo privado colapsa las ciudades, las hace más sucias y ruidosas. Por eso, además, el transporte público es la alternativa idónea para mejorar la movilidad urbana y evitar en gran medida los atochamientos y los insufribles "tacos". Esta situación, además, se torna muy compleja, por ejemplo, para un estudiante vespertino, que sale a las 23:00 horas de sus clases y no encuentra como volver a su hogar, o el trabajador que sale de su turno y se encuentra con el mismo panorama.

De acuerdo con lo que se ha informado por distintos medios de comunicación, el parque de las micros en el gran Concepción, por ejemplo, es de 2 mil máquinas, donde actualmente unas 500 se encontrarían sin poder salir a brindar sus servicios por falta de conductores. Autoridades y empresarios del rubro ya se han reunido, pero mientras tanto la gente sigue esperando por largos periodos por el transporte que, muchas veces, nunca pasa.

Asimismo, en tiempos en que se habla de descomprimir las calles a través de una vuelta de las restricciones vehiculares, bien vale la pena preguntarse si el remedio no sería peor que la enfermedad, dado lo frágil que actualmente se presenta el transporte público, el que lógicamente debería absorber el mayor número de usuarios que esta medida implicaría. La complejidad de la situación es absoluta, por lo que amerita buscar soluciones de manera urgente a través de los esfuerzos de todos quienes tengan algo que aportar. Mientras tanto, seguimos preguntándonos ¿para dónde va la micro?, claro, una vez que esta pase.