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A casi tres semanas de iniciado el gobierno de Gabril Boric y con las primeras definiciones del gabinete regional, faltaba conocer algunos nombres -entre ellos- quien ocuparía el cargo de seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Es así que el primero de abril, se anunció la designación en el cargo de la actriz Orly Pradena, un nombre de dilatada trayectoria en la cultura regional.

Con diversos desafíos sobre el horizonte, la también diplomada en Pedagogía Teatral asume el cargo luego de la salida de la artista visual Carolina Tapia, quien se desempeñó como autoridad los últimos dos años de la segunda administración Piñera.

Desafíos

Si bien los desafíos son muchos, para diversos agentes culturales regionales hay algunos prioritarios.

De acuerdo a la gerenta general de la Corporación Cultural Municipal de Los Ángeles, Javiera Matus, "creo que existe un desafío enorme por delante. En este contexto de transformaciones y cambios, la cultura se torna aún más fundamental".

"Sobretodo el fomentar la asociatividad, el trabajo colaborativo, mejorar las condiciones laborales de artistas y creadores de nuestra región. Recuperar las infraestructuras culturales después de la pandemia y avanzar en pos de la equidad en relación a los distintos territorios, son solo algunos desafíos", agregó.

Otro importante desafío, también es el centralismo. Siempre se acostumbra a hablar de la relación Santiago - regiones, sin embargo, el centralismo también es un problema fuera de la capital.

Es, precisamente, este aspecto al que también se refirió Matus, asegurando que "Biobío tiene tremendos creadores, cultores y gestores que no están solo en Concepción. El centralismo se presenta a todo nivel y en aspecto culturales no solo debemos descentralizar, sino que también desconcentrar. En materia presupuestaria, el nivel de desigualdad entre espacios culturales es abismal".

"Tenemos colegas que trabajan en provincias con equipos y recursos muy limitados, pero con un gran compromiso y entrega a sus comunidades. Deben dejar de existir en nuestra región, las instituciones culturales de primera y segunda categoría, para que el ecosistema funcione armónicamente, primero debemos conocer y valorar lo nuestro, lo local y seguir vinculándonos a través de redes de trabajo que ya existen y que nos han ayudado a mantenernos motivados y sobrellevar los tiempos más duros pandemia", señaló.

En esa misma línea, para el músico Charly Benavente, uno de los grandes desafíos de la actriz será el unificar de todos los bandos culturales que existen en la región.

"Siempre se ha visto que sale todo de Santiago hacia las regiones, pero en verdad no se generan cosas desde la región para la región. Creo que cualquier política pública que tenga un enfoque regionalista desde su inicio, va a ser mucho más prolífica. Su principal desafío va a ser interponer las demandas de la región antes de implementar cualquier política pública", señaló el también ex gerente de la Corporación Cultural de Arauco.

Para la fagotista de la Orquesta Sinfónica UdeC, Marcela Ibáñez, ciertamente, los desafíos en políticas culturales siempre son grandes, independiente -por ejemplo- de la región.

Lo anterior, debido -principalmente- a temas de presupuesto. De acuerdo a la también integrante de Féminas Sinfónicas, "ella es actriz y dirigente sindical representante de los actores y actrices. Lo bueno es que es una persona que tiene que ver con las artes y no le costará nada enterarse de cómo funcionan las otras ramas de la cultura".

"Imagino que lo hará muy bien, pero los desafíos son a nivel educacional, sobre todo ahora que venimos tratando de salir de una pandemia, donde todo se paralizó. Recoger este guante que quedó de la necesidad que la gente vio que tenía por las expresiones culturales y patrimoniales, son un desafío para seremis y la propia ministra", señaló.

Entrar en el personaje

Ciertamente, al ser actriz, fundadora, gestora y productora cultural por 15 años de la compañía La Otra Zapatilla, entrar en el personaje no debiera ser difícil para Pradena.

A partir de eso, de acuerdo a Ibáñez, el ser actriz es -precisamente- una de sus principales fortalezas, ya que "una persona que está en una dirigencia sindical como ella, se entera en lo profundo de las problemáticas de su rubro. Me parece fantástico que se elijan personas así para estos cargos".

"Saben lo que están hablando, conocen de cerca las problemáticas y no les costará nada enterarse de las problemáticas de las otras artes. Así debería ser siempre. Estos cargos le sientan bien a los actores", destacó.

Es así que, para el gerente de la Corporación Cultural Artistas del Acero, Arnoldo Weber, el que la presidenta del Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte) provenga del mundo de las artes escénicas es una de sus grandes fortalezas.

"Ella ha transitado por este mundo de los artistas y creadores locales y nacionales. Conoce perfectamente las problemáticas que afectan al sector (cultural) en la Región del Biobío, especialmente en temas de la descentralización cultural que tanto deseamos", destacó.

Por José Manuel Rodríguez

El astrónomo de la U. Johns Hopkins, Brian Welch, junto a su equipo de investigación, descubrió la estrella más antigua observada. Se ubica a 12.900 millones de años luz de nuestra tierra. La llamaron "Eärendel", y toma su nombre del poema "El viaje de Eärendel, la estrella vespertina" de J.R.R. Tolkien.

Por otra parte, la astrofísica Coryn Bailer-Jones del Instituto Max Planck, propuso el lanzamiento de una sonda espacial para alcanzar a "Oumuamua", el más misterioso de todos los objetos que han cruzado cerca de la tierra.

Hay consenso que no es un meteorito, que sigue una trayectoria, regular, que brilla como si fuera de metal pulido y, según astrónomos de Harvard, es claramente artificial.

La sonda se llamará "Lyra" en homenaje a Lyra Belaqua, protagonista de novela de anticipación "Luces del norte". Ambos casos revelan el interés de la ciencia de avanzada por la literatura. Lo importante es que dicho interés es mutuo.

Un ejemplo es el libro de relatos "Un verdor terrible" (2020) del chileno Benjamín Labatut. En él se narran aspectos de la vida y de la obra de matemáticos y físicos contemporáneos quiénes, literalmente, cambiaron de modo radical nuestra concepción del mundo.

El texto de Labatut es muy riguroso en exponer los descubrimientos y aportes de sus personajes, personajes reales insisto. Pero, y esto es propio de la literatura, cuando nos relata sus vidas las inserta, y ficcionaliza, en el contexto. Uno terrible, pues es gente que pensó y escribió en el siglo XX, época de dos guerras mundiales, de los grandes genocidas, de los campos de exterminio.

Un idioma nuevo

La obra muestra dos caras de los seres humanos, por un lado, la violencia demencial de la guerra y de quiénes la dirigieron. Así del lugarteniente de Hitler, Herman Göring, nos cuenta de su adicción a la heroína, mal que aquejaba a toda la plana mayor del nazismo y, muy importante, nos recuerda que, en el sitio del Berlín, al final de la segunda guerra, al Tercer Reich lo defendían soldados de 10 años, pues ya no quedaban militares adultos.

Por otro lado, habla del increíble avance la física teórica y de las matemáticas que la sustentan; de los hombres y mujeres que alcanzaron esos hallazgos y, esencial, de su relación con la literatura. Leamos unas palabras que Labatut recoge de Nils Bohor, uno de los colosos de la física: "el físico, como el poeta, no debía describir los hechos del mundo, sino sólo crear metáforas y conexiones mentales" (P. 110). Esto a propósito del inexplicable comportamiento de la materia a niveles subatómicos. Allí no se cumple ninguna ley, es un caos, pero un caos que funciona.

En el corazón de la materia existe una absoluta obscuridad, afirma la narración. Y para intentar explicar eso, es necesario "un idioma nuevo" (110) y el que más se aproxima a ello, es el lenguaje de la poesía.

Por desgracia, y aquí está el problema, la literatura es una cosa, pero otra son las ciencias humanas. Y el nuevo lenguaje que ellas están creando es muy lejano al que necesita la ciencia de frontera, pues sólo le interesa la inclusión, lo decolonial (la eliminación de toda referencia a la conquista y colonia).

Seudo contrariedades, pues la solución es muy simple, no era necesario crear esta jerigonza de las/les/los/ usada para referirse a las personas. Una colega me decía que, para evitar el lenguaje inclusivo, basta con dejar el femenino como incluyente, tal y como ocurrió los últimos 20 siglos con el masculino, en que todo el mundo era hombre… y sobre la colonia, es necesario pensar que somos el fruto de ella.

El texto permite viajar, por ejemplo, junto a "Lyra" en búsqueda de los mensajes que nos envía el universo.