Por Redacción

La sesión 78 del pleno de la Convención Constitucional votó ayer el segundo informe de la comisión de Principios Constitucionales, tras el primer documento con 36 artículos presentado el 16 de marzo, donde solo aprobaron siete.

El nuevo texto contenía 27 artículos referentes a la democracia directa, referéndum revocatorio y voto a adolescentes de 16 años, los que, al cierre de esta edición, fueron aprobados en general por 112 votos. Luego, en particular, fue aprobada la inclusión de medios digitales para asegurar la participación ciudadana en la deliberación política.

Poco antes de comenzar la votación en partículas, los convencionales de oposición Cecilia Ubilla, Martín Arrau, Eduardo Cretton, Rocío Cantuarias y Teresa Marinovic, pidieron votar inciso por inciso, motivo por el que el proceso tendría más de un centenar de elecciones.

El inciso 1 del artículo 1 sobre democracia participativa sostenía que "la ciudadanía tiene el derecho a participar de manera incidente y vinculante en la gestión de los asuntos de interés público de los órganos del Estado, y en la ejecución de las políticas públicas por medio de los mecanismos de democracia, sea esta representativa, directa o comunitaria". Esto fue rechazado al alcanzar solo 102 votos a favor -se necesitan 103-, 39 en contra y nueve abstenciones.

Distinta suerte corrió el inciso segundo del mismo artículo, referente a que "los poderes públicos deberán facilitar la participación del pueblo en la vida política, económica, cultural y social del país. Será deber de cada órgano del Estado disponer de los mecanismos para promover y asegurar la participación y deliberación ciudadana incidente en la gestión de asuntos públicos, incluyendo medios digitales", ya que fue aprobado por 117 votos a favor, 25 en contra y seis abstenciones.

Sin embargo, luego el inciso 3 del artículo 1, destinado a "promover la participación de niñas, niños y adolescentes y de otros grupos históricamente excluidos", fue rechazado al obtener solo 94 respaldos, 33 negativas y 23 abstenciones.

Debate

Uno de los temas que generó más expectación fue la posibilidad de un referéndum revocatorio del Presidente, gobernadores regionales y alcaldes, para los que se necesitaría al menos reunir el 25% del padrón vigente y 35% para iniciar el proceso en contra del Presidente. En todos los casos, para obtener una resolución, se necesitaría además la mayoría absoluta de los votos válidamente emitidos. Al cierre de esta edición, esta norma aún debía revisarse en particular.

El convencional PS Pedro Muñoz, quien es parte de la comisión de Principios Constitucionales, dijo que "los referéndum revocatorios de mandato son una institución que fácilmente se vuelve una herramienta para dañar a adversarios políticos, puesto que es más fácil generar mayorías en contra de alguien que a favor, esto se vuelve un problema latente cuando nos enfrentamos a la polarización de clivajes políticos, la erosión de partidos y la propagación de noticias falsas a través de redes sociales".

La medida, a juicio del socialista, "funciona como una válvula de escape cuando las instituciones representativas no han funcionado bien, pero eso no implica que fortalezca la democracia", además, "genera problemas de gobernabilidad, puesto que las autoridades electas pueden verse sujetas a una campaña constante en su contra para activar una revocatoria".

Su par UDI Martín Arrau, en tanto, se refirió a la iniciativa de bajar a 16 años la edad mínima para votar, porque "si bien es fundamental hacer más y mejor educación cívica a la juventud ¿será buena idea que los niños y adolescentes de menos de 18 años voten? Yo creo que no, ya que en promedio es un buen estándar considerar que a los 18 años se alcanza un mix de madurez, entendimiento y responsabilidades para votar, tal como es en la gran mayoría de los países", además, expresó, esto "abre la puerta a inundar las salas de clases con la politización o adoctrinamiento, más aún del que ya vemos hoy".

Carolina Vilches, de Comunes, en tanto, llamó a aprobar el artículo 1 sobre democracia participativa, por "el aislamiento que se vive en los diferentes pueblos rurales e insulares del país, quienes conocen esto comprenden la importancia de ampliar la democracia en todos los niveles, que sea representativa, directa y comunitaria".

¿Qué significado político tiene esa cara de cansancio que, a pesar de tus esfuerzos, no consigues ocultar? No se debe a que hoy tengas mucho trabajo: eso para ti no constituye ninguna novedad. Hay algo más profundo, una suerte de desánimo propio de quien constata que está metido en un juego donde el otro participante se desempeña al filo del reglamento o directamente hace trampas.

El modo de trabajo de muchos en la Convención te recuerda a esas asambleas universitarias, cuando los grupos radicales alargaban los debates, tergiversaban las opiniones de los adversarios, repetían frases rimbombantes carentes de un contenido real, y finalmente se imponían en una votación a altas horas de la madrugada porque la gente razonable ya estaba en su casa.

Pensabas que el fanatismo y la intolerancia habían quedado atrás, y de pronto te encuentras con que están más vivos que nunca. Esto te produce una desazón profunda. Se constata en tus votaciones, hoy vas a lo grueso, defiendes lo que te parece imprescindible; con todo, inevitablemente dejas pasar o te ves obligado a ceder en muchas cosas que en realidad no te gustan. Quieres salvar el proceso constituyente, sin embargo parece que algunos abusan de tu buena fe. Tú no abandonas la disposición a dialogar, pero otros sólo conocen la imposición. Bien sabías que las cosas iban a ser difíciles, aunque nunca pensaste que las desmesuras llegaran a ese extremo. Te da pena.

Hasta tu gusto literario sufre al leer esos textos mal redactados, que parecen hechos por gente que odia a su lengua.

En el fondo, has podido constatar en carne propia una realidad que se venía insinuando en Chile desde hacía mucho tiempo. La diferencia fundamental no tiene lugar hoy entre izquierdas y derechas, sino entre distintas concepciones de la democracia, aunque una de ellas no me parece muy democrática.

De una parte, están los jacobinos que creen en una suerte de democracia directa, pretenden interpretar la voz de la calle y apuestan a la política de los movimientos y las identidades. De otra, estás tú y quienes proponemos mantener la democracia representativa con sus diversas instituciones, incluidos por cierto los partidos políticos. Podemos criticarlos, pensamos que muchas veces sus representantes no han estado a la altura de las necesidades de Chile, pero los partidos son indispensables.

La diferencia no es trivial: tú fuiste formado para buscar los consensos, para hallar puntos de entendimiento con quienes piensan distinto y poner en marcha iniciativas que convoquen a voluntades muy diversas en bien del país. Tu formación política te exige buscar el bien común, por más que muchas veces no estemos de acuerdo en los medios para hacerlo realidad. Jamás se te ocurriría, por ejemplo, ponerte en un pedestal moral que te sitúe por encima del resto de las personas.

Por todo lo anterior, no me extraña tu férrea defensa del Senado. Como sabes de política, tienes plena conciencia de que en Latinoamérica nunca han funcionado los sistemas unicamerales. Es más, te consta que ellos son un instrumento particularmente querido por los dictadores como Fujimori, Maduro u Ortega. Sabes que la política necesita un mínimo de pausa, que las leyes deben durar largo tiempo y su elaboración no puede quedar sujeta a las pasiones del momento. Y para eso resulta esencial un Senado.

Digo un Senado, donde ya la denominación nos evoca los momentos más grandes de la República romana, una institución que en Chile nos ha acompañado desde los comienzos mismos de nuestra vida independiente, y no esa caricatura que hoy nos presentan.

En esta época de nuestra historia se requeriría fortalecer el Senado, y no poner en su lugar a una raquítica Cámara de Regiones que José Miguel Insulza ha calificado con razón de "ridícula". Sin embargo, es natural que los jacobinos quieran ir en esa dirección: ellos siempre están apurados y no quieren que ningún obstáculo se oponga a sus propósitos.

Hoy tu rostro luce cansado y no podía ser de otro modo, pero muchos chilenos te pedimos que por favor no te canses.

Joaquín García-Huidobro