"Es un nuevo comienzo, con más experiencia y serenidad"
Durante los últimos 13 años fue la curadora del centro expositivo de la UdeC, cargo que dejó el 1 de marzo, para retomar su trabajo de artista, como escultora, enfatizando el rol público de la misma; sin dejar las curatorías.
Si algo caracteriza a Sandra Santander es su hablar claro, atento, palabras que salen de una voz de tonos graves, pausado. Ahí aparece, también, su mirada frontal, como una "obra abierta", en el decir de Umberto Eco; de lecturas y significados varios, aunque ella siempre los orienta claramente.
Así, también son sus decisiones, desde que la UdeC se transformara en su "alma mater", donde tuvo su formación artística en las aulas de la Escuela de Arte, a fines de los años 80. En esta misma "casa" que cobijó sus estudios volvió hace 20 años, invitada por María Nieves Alonso, siendo directora de Extensión, para formar parte del equipo de la Casa del Arte hoy liderada por Rodrigo Piracés.
"Antonio Fernández, el entonces director de la Pinacoteca, había fallecido recientemente dejando un vacío enorme. María Nieves se hizo cargo de ambas direcciones, que se transformaron en un proyecto común. Luego con María Soledad González en la Dirección tuve una relación muy fluida y cordial, de miradas muy coincidentes sobre el rol de la Pinacoteca en nuestro medio", señala sobre un tiempo que, precisamente, está alojado de recuerdos y anécdotas. Y de arte, mucho arte.
Hasta ese marzo de 2020, un año con aura de covid-19, de cierres y alteraciones. De cambios y pérdidas, pero también de otras ganadas. "Claramente, la pandemia fue mi punto de inflexión. Lo medité harto, ya que éste sería un cambio importante, luego de tantos años dedicada casi exclusivamente a la Pinacoteca", señala quien fue curadora del centro de exposiciones y arte de la UdeC durante los últimos 13 años.
Un rol que tuvo hasta diciembre del año pasado. "Presenté mi renuncia, para dejar el cargo definitivamente este 1 de marzo. Sabes, ahora me dedicaré a la escultura con el tiempo y dedicación que aquello merece, también retomaré los proyectos de escultura pública y las curatorías independientes. Es como un nuevo comienzo, con tantas dudas como certezas, pero con más experiencia y serenidad", apunta sobre una decisión que la llamaba a volver al camino de la artista.
REGRESAR ES LA IDEA
Fue en 2003 cuando llega a la Pinacoteca, para coordinar exposiciones transitorias, hasta que en 2009 asume la colección, tarea que ejerció hasta fines del año pasado.
"En un comienzo todo fue interiorizarme y conocer en profundidad las obras. Cada visita al depósito era un hallazgo (entre más de dos mil obras). Cada proyecto expositivo fue un aprendizaje de conocer y contextualizar; descubrir y difundir. Fue un privilegio trabajar con un archivo visual como éste, de relevancia nacional y gran conexión con la comunidad. Para ello siempre tuve la libertad para ejercer mi función de curadora. Y aunque hubo algunas excepciones y episodios algo ingratos que prefiero olvidar, me voy con lo positivo, con la certeza de una labor cumplida y de haber puesto mucha dedicación sobre lo que significa exhibir y conectar al público con la Historia del arte y de Chile", dice.
-¿Sientes que lograste desarrollar tus anhelos como curadora o quedaron tareas pendientes?
-Estoy muy tranquila y satisfecha con lo realizado, aunque siempre quedan pendientes. Me habría gustado implementar una unidad de investigación asociada a la colección, como también tener una política de adquisición de nuevas obras, para actualizar la colección que tiene vacíos insalvables. También es urgente replantear el rol del museo para las nuevas generaciones, fortalecer las mediaciones y una relación más fluida entre el espectador y los procesos artísticos y, por supuesto, proponer nuevas curadurías, en fin, hay mucho por hacer.
-¿Cuál crees fue tu aporte como curadora de la Pinacoteca?
-La exploración de nuevas lecturas y con ello visibilizar la colección, particularmente aquellas obras que permanecieron guardadas por años sin ser expuestas al público. Como en todo museo es un desafío mostrar la totalidad de sus colecciones, lo que generalmente se expone no es más allá del 10 ó 15 %. De allí la importancia de cambiar los ejes curatoriales para circular obras casi desconocidas (curó exposiciones en museos del sur Chile, entre Temuco y Punta Arenas). Aparte, tuve la fortuna de liderar un equipo de colaboradores excepcionales de la Pinacoteca, que nos permitió ordenar, clasificar, exhibir y almacenar obras en óptimas condiciones.
-Retomas la escultura que, sin duda, le demanda tiempo al artista, que es tu condición ahora.
- Se necesita todo el tiempo, el espacio y energías. Durante mi permanencia en la Pinacoteca, trabajaba en mi taller los fines de semana, nunca dejé de hacer obras y pensar la escultura. Pero eso no basta, una buena idea hay que estudiarla, imaginarla, reflexionarla y trabajarla. Eso requiere tiempo y silencio, no solamente de sonidos, también de imágenes, de emociones. Eso es difícil de lograr si estás laborando, estamos inmersos en un medio saturado de interferencias, información y de bombardeo de datos: es necesario tomar distancia y observar.