Ingrid Olderöck: "Bestia" y el sentido literal de su nombre
Dirigido por Hugo Covarrubias, el cortometraje animado recorre el día a día de "la mujer de los perros", una de las torturadoras más despiadadas e indolentes de la dictadura.
Sin duda alguna, en muchas ocasiones, la realidad supera la ficción. Y es precisamente esa idea la que domina a "Bestia", representante nacional en la competencia a Mejor Cortometraje Animado.
En sus 15 minutos de duración, el corto se basa en la historia de Ingrid Olderöck, una de las torturadoras más brutales de la dictadura de Pinochet.
Con una mirada fría, penetrante y llena de odio, a través de sus actos, el personaje no da espacio a ninguna sensación nada más que no sea el sentirse en constante alerta y tensión. Lo que podría ser la tierna historia de una solitaria mujer acompañada de su perro Volodia, solo se transforma en un relato cinematográfico del horror.
Todo sin recurrir a ninguna palabra y utilizando el stop motion como técnica. Orientado, ciertamente, a un público adulto adopta la forma de un thriller psicológico, cuenta con influencias del cine de Roman Polanski y Lars von Trier.
Dirigido por Hugo Covarrubias, autor de "El almohadón de plumas" (2007) y "La noche boca arriba" (2012), el corto transita por su día a día como torturadora en el centro "La Venda Sexy".
Atravesando sus miedos y frustraciones, plasmadas como pesadillas, todo el desarrollo de la animación transcurre dentro de la cabeza de la protagonista. La misma que albergó las más desalmadas y descabelladas ideas de tortura sexual hacia sus víctimas, utilizando a su propio perro como herramienta.
Aún sin conocer la historia detrás del horrendo personaje o de los propios años de la dictadura, el relato logra contar cómo era y qué hacía. Descendiente de alemanes afines al nazismo, Olderöck creció en un hogar autoritario y con deprecio a la cultura latina, según relata "Ingrid Olderöck: la mujer de los perros", libro de Nancy Guzmán que inspira el corto.
Siendo mayor de Carabineros, "la mujer de los perros" ingresó a la Dina con el grado de capitana y participó en la Escuela Femenina, donde cerca de 70 mujeres fueron instruidas para cometer torturas contra opositores a la dictadura militar.
¿LOCA?
En julio de 1981, la torturadora fue víctima de un atentado en su contra, recibiendo un disparo en la cabeza y tras ese incidente se acogió a retiro. La bala que quedó en su cabeza le sirvió como excusa para eludir a la justicia.
Calificada como una mujer inteligente, Olderöck siempre alegó locura, gracias a la bala en su cabeza, para no ser castigada y murió impunemente en 2001. Sin embargo, estaba convencida que el atentado no había sido perpetrado por miembros del MIR -como cuenta la versión oficial- sino por Carabineros en represalia por su deserción.
Concebido como una "reflexión sobre la maldad", el corto logra su objetivo, ya que el espectador no puede más que reflexionar en torno a la figura de una mujer estructurada, sádica, indolente e imperturbable.
Prueba de ello es la fría rutina que muestra "Bestia". Sagradamente, la mujer desayuna junto a su perro, llega al centro donde están los detenidos, recibe instrucciones, pone música bailable y comienza -junto a Volodia- las sesiones de tortura, tanto a mujeres como a hombres.
Cuando es asignada a otras labores, se produce un quiebre, ya que, al no poder torturar más, la mujer comienza a ahondar en sus frustraciones y desilusiones. Sin embargo, incluso pese a las constantes pesadillas que la aquejan -donde incluso se ve perseguida por sus víctimas- nunca muestra arrepentimiento ni compasión.
Finalizando tal como inició, siempre en la mente de la torturadora, el corto es el fiel reflejo animado de uno de los episodios más oscuros de la historia de Chile, uno donde personajes como Olderöck -una verdadera bestia- nos recuerda lo más bajo e insensible del ser humano.
Candidata al Oscar, "Bestia" es el quinto filme chileno en los últimos nueve años que es nominado a los premios de la Academia. Dos de ellos, uno en la misma categoría, ya obtuvieron la estatuilla.