Montaje escénico expone la tragedia de un impensado abandono humano
El cruce de raza, clase y género define este título del Teatro La Obra inspirado en la experiencia de encierro de Corina Lemunao en los 90.
Un relato profundo y que no necesita más de 45 minutos para exponer una tragedia humana, la historia de Corina Lemunao, quien fue conocida, en los años noventa, como la Mujer-Gallina. Es éste el detonante dramático de "Achawal Domo Che".
Esta tragedia contemporánea del Teatro La Obra, montaje originalmente estrenado por la compañía en 2015, se presentará este viernes y sábado, a las 19.30 horas, en el Teatro Biobío. Esto, como parte de su cartelera presencial, salvaguardando todas las medidas sanitarias.
A partir de una propuesta que cruza danza, teatro y música, la puesta en escena se interna en el mundo de Corina Lemunao, quien fue conocida por un bullado caso público de abandono y aislamiento extremo.
"En los archivos de prensa de 1992, se puede confirmar el impacto mediático que tuvo la noticia del hallazgo de Corina, mujer mapuche y en situación de discapacidad cognitiva. Permaneció 20 años viviendo en el gallinero de su hogar, en el sur de Chile", cuentan desde la agrupación escénica fundada en Coronel, 1999, por Gisselle Sparza y Céline Soun.
Con dirección de Sparza, "Achawal Domo Che" (significa "Mujer gallina"), como es una práctica en La Obra, el cruce escénico -danza, teatro, música- integra un dispositivo escénico y lumínico, a cargo de Mauricio Campos, que colabora muy a tono en el desarrollo de la propuesta.
"La inspiración proviene del interés por abordar temáticas interseccionales, que nos cuestionen en nuestro sentido humano, que interpelen nuestro sentido de empatía, nuestra capacidad de brindar amor y cuidado a quien lo requiere", señala Sparza, también dramaturga del título. El mismo, añade que pretende abrir la mirada hacia el quien cuida y no solo respecto a quien es cuidado.
"También está presente la inquietud por el cruce de lenguajes, por la experimentación de la narración desde el cuerpo y los sentidos y no solo desde el intelecto", acota la directora del montaje, que cuenta con la composición musical de Javiera Hinrichs, quien la interpreta en escena.
- Y está el cruce expresivo del teatro con la danza y la música, marcas de ustedes.
- Exactamente, la interdisciplina y el cruce de lenguajes artísticos es lo que nos define como proyecto escénico. Ha sido un motor creativo, que a través de la investigación nos ayuda en la búsqueda por generar en los/as espectadores/as un viaje interno para reflexionar colectivamente por distintas experiencias humanas. El estar mujer, la migración, la niñez, la opresión y exclusión son ejes que nos mueven y nos permiten vincularnos con nuestras comunidades, y eso está presente desde nuestros orígenes como agrupación, sigue siendo un foco importante de nuestras acciones.
Ahí, claves son los aportes de David Dinamarca, intérprete en danza contemporánea, la actriz Francisca Díaz y la coreógrafa y bailarina Juanita Paz Saavedra. La escenografía y vestuario, que colaboran para definir el mundo, son de Nessagara, con apoyo técnico de Enzo D´Arcangeli.
VIGENCIA AL PRESENTE
Aunque se trata de un título presentado hace siete años, a partir de un caso ocurrido hace tres décadas, para Gisselle Sparza, la propuesta mantiene su nexo con el presente. Permite, de este modo, reflexionar en torno a nuestra sociedad y su diversidad.
"También su falta de empatía y permanentes exclusiones, en especial, hacia las comunidades indígenas, personas en situación de discapacidad, disidencias, entre otras. Desde el lenguaje de la danza, teatro y música, y más allá de una presentación literal de lo vivido por Corina, convoca a vivenciar y pensar en estas experiencias y sensaciones de marginalidad, reclusión, soledad y abandono", enfatiza la autora coronelina.
- ¿Cómo se plantea la tragedia?
- Desde lo interseccional que yace en el caso de Corina. En ella confluyen factores como el ser mujer, pobre, indígena, su discapacidad y su lugar de residencia.