Alerta de tsunami
El sábado en la tarde la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), en combinación con el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada Nacional (Shoa) declararon estado de precaución en algunas regiones costeras y alerta de tsunami en otras, tras una erupción volcánica en la isla oceánica Tonga, como medida de prevención, considerando que miles de familias estaban de vacaciones a lo largo del litoral.
Esto se adoptó con los antecedentes aportados por diversos países, frente a la posibilidad de un oleaje desbordante. Afortunadamente, el balance concluyó que las inundaciones costeras fueron menores, por lo que en la noche del sábado se levantó la alerta de tsunami y se mantuvo el estado de precaución en Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, O'Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, lo que significó que las personas se debían mantener alejadas de las playas.
Estas medidas se emergencia se comunicaron inicialmente a la ciudadanía mediante el envío de mensajes a los teléfonos móviles. En noviembre del año pasado, la Onemi y las compañías de telefonía celular realizaron ensayos en comunas costeras de la Región del Biobío para determinar cómo funcionaría el sistema ante una posible alerta de tsunami. Se recuerda que el 23 de enero de 2021 la Onemi envió a los teléfonos móviles una alerta de tsunami con el llamado a evacuar, que llegó a casi todo el país, debido a un terremoto de 7,1 grados Richter en la Antártica. Sin embargo, este mensaje debió ser sólo para el personal de las bases antárticas. De ahí la necesidad de realizar ensayos, con el fin de evaluar cómo funciona el sistema y estar preparados para cuando ocurra una emergencia real.
La historia de Chile está marcada por los terremotos y tsunamis por eventos ocurridos dentro del país o fuera de él; por las inundaciones y los grandes incendios forestales, porque cada cierto tiempo sufrimos con fuerza los embates de la naturaleza. La relación forzada de nuestra población con las catástrofes naturales entrega valiosas lecciones para estar preparados en estos casos. Hemos aprendido de los errores del pasado. Qué hacer en caso de terremoto y salida de mar, adónde ir y qué implementos tener en el hogar, son preguntas que la mayoría de las personas conocen y que pueden salvar la vida ante una emergencia. Esta convivencia con las catástrofes requiere estrategias de prevención de largo aliento, que hoy convierten a nuestro país en uno de los mejor preparados para afrontar estas emergencias, tal como lo ha resaltado la ONU. De ahí que se ha avanzado en el uso de los celulares para alertar a la ciudadanía cuando se requiera que deban trasladarse a lugares más seguros.
Los terremotos de 2007 en Tocopilla, 2010 en nuestra Región del Biobío, 2014 en Iquique, 2015 en Coquimbo, dan cuenta de que es necesario convivir de la mejor manera con estos fenómenos naturales, entre los que también hay que considerar las inundaciones y los incendios forestales. Hay que recordar que el 27 de febrero de 2010 quedaron al desnudo las falencias de coordinación entre organismos y la falta de información fidedigna a la ciudadanía respecto a la ocurrencia del maremoto, que de no haber sido así se habrían evitado decenas de víctimas fatales.
Han pasado los años, se han realizado muchos simulacros de evacuación por tsunami en las comunas costeras y hoy las familias tienen mayor cultura preventiva: la mayoría sabe hacia dónde debe dirigirse tras la activación de las alarmas. Sólo hay que lamentar que algunas familias no tomaron en serio las advertencias, en playas como Lenga y Dichato. Incluso por desobedecer las medidas, un grupo de personas estuvieron atrapadas durante horas en roqueríos de Coliumo (Tomé), por la alta marea, antes de ser rescatadas. Afortunadamente, en esta ocasión la emergencia de tsunami no pasó a mayores en nuestro país, porque se adoptaron las prevenciones. En Perú no se emitieron alertas y el fenómeno dejó muertos y heridos.
La relación forzada de nuestra población con las catástrofes naturales entrega valiosas lecciones para estar preparados. Hemos aprendido de los errores del pasado: qué hacer en caso de terremoto y tsunami, y adónde ir, son preguntas que la mayoría de las personas conocen y que pueden salvar la vida.