"Quería buscar el centro y no se dio porque mi sector es torpe y es malo para la política"
El constituyente cuyo voto fue clave para que María Elisa Quinteros fuera elegida presidenta de la Convención, fue también comunista y marxista y explica que tiene una misión de cara a la nueva Constitución. También aborda la lucha ideológica al interior del órgano que la redacta y critica a Elisa Loncon, con quien se enfrentó por la bandera cristiana.
La particular historia del pastor Luciano Silva Mora tiene estaciones entre las iglesias Bautista y Metodista Pentecostal. Para quienes no conocen el mundo evangélico, sería el equivalente a estar entre Renovación Nacional (RN) y el Partido Comunista (PC). Casi dos extremos. El primero es también el domicilio político de este constituyente que obtuvo su escaño en el Distrito 20 (Chiguayante, Concepción, Coronel, Florida, Hualpén, Hualqui, Penco, San Pedro de la Paz, Santa Juana, Talcahuano y Tomé).
Silva fue el convencional cuyo voto permitió que María Elisa Quinteros reemplazara a Elisa Loncon como presidenta de la Convención cuando prácticamente no quedaban votaciones y llegar a un acuerdo aún era incierto. La decisión le ha valido fuertes críticas desde la centroderecha, desde donde le han dicho hasta que es un "infiltrado". Todo esto por su historia política, ya que también militó en el PC e incluso fue candidato a alcalde de Tomé en 2008 con apoyo comunista. "En esa época yo estaba más afiebrado con el tema de la izquierda", reconoce.
-¿No tuvo problemas con su iglesia por postular por un partido político?
-Esto de ser RN les molestó a algunos, pero siempre me apoyaron y votaron por mí. El estallido social y el proceso constituyente nos dividieron. Este fenómeno en particular no sólo nos dividió a nosotros, sino que también a las familias, a Chile, es otra etapa. Yo me siento contento de en esta etapa tener la posición que tengo y estar en un partido que, aunque sea de derecha, mi posición ha sido la que siempre defendí y he sido consecuente con ella.
-¿Cuál es esa posición?
-He intentado unir los mundos, votando en conciencia; cuando hay cosas que promueve la derecha en que coincido, voto por esas, y cuando creo que están equivocados, los critico. Y lo mismo para el otro lado. Ahora le di el voto ganador a Elisa Quinteros y creo que fue lo correcto. Había que pegarle al Frente Amplio y al Partido Comunista. Estuve seis meses tratando de hacerlos reaccionar, que buscáramos el centro político y no quisieron, se perdieron las ideas "progre". Lo peor de todo es que agarraron fuerza acá, porque además obtuvieron un presidente. El Frente Amplio está con una sed de poder increíble, son un vampiro que está saliendo del ataúd con sed de sangre después de 1.000 años. Quieren todo. Mi voto fue estratégico. Yo calculé, pero nunca pensé que mi voto le iba a dar la victoria. Creo que hice lo correcto. La derecha no tenía ni una relevancia y me criticaron, pero mi voto no les servía para nada. Si uno dijera, ah, el voto del pastor Luciano impidió que llegara un presidente o vicepresidente, o una negociación, nada, mi voto no servía para nada, pero era inteligente.
-Ahora que pasaron los días, ¿lo entendieron mejor?
-Sí, ellos lo entienden. Voy a ser muy honesto. Ellos lo entienden claramente. Aparte que me conocen. Conocen mi historia, saben que mi papá fue marxista, que yo también, mi proceso no fue de conversión a la derecha, sino que rechacé la violencia, la extrema ideología que traía la izquierda. Esta es una izquierda distinta, donde predomina el marxismo cultural, no el marxismo clásico; y si bien no estoy de acuerdo con el marxismo clásico, porque también renegué de eso, prefiero ese marxismo al marxismo cultural. Eso es lo que no entienden algunos pastores "progre". Y lo prefiero porque entiendo que, en último caso, aunque como teólogo no comparta su finalidad, su resumen material, de todas maneras tiene una cosa interesante y que es la lucha de clases. A uno le puede gustar o no Marx, pero le achuntó en algo con su mirada de la historia. Hay una lucha de clases. Pero esa no es toda la historia. Hay un desarrollo y un declive de las sociedades, pero él aportó y hay una cuestión clara ahí y hay que solucionar un problema de la historia de la humanidad. Esta otra cuestión, que es el marxismo cultural o el multiculturalismo, finalmente se transforma en una lucha de clases cultural burguesa que está encarnado en el Frente Amplio. Entonces, habiendo estas dos almas de la izquierda que van a ser las que van a construir el texto constitucional, porque eso es, ellos lo van a hacer, no voy a ser yo, entré bajo esa idea clara: si me meto al medio es para tratar de cargar la cosa para que por lo menos no quede tan mala y por lo menos estar a favor de los más pobres y no de un marxismo burgués. Yo he cumplido una misión.
-¿Cuál es esa misión?
-Desde la pelea con la Elisa Loncon por la bandera cristiana, que no era una pelea por un trapo, era una cuestión ideológica, inteligente detrás, el objetivo era visualizar mi mundo, hacerme relevante, convertirme en alguien con el que tienen que conversar. Quería que entendieran que el mundo que yo represento es mayormente pobre, es un mundo de las poblaciones, el mundo de los barrios y ese mundo tiene las mismas luchas que ellos, solo que a la hora de elegir los evangélicos van a preferir las libertades por sus doctrinas, por sus ideas, porque el evangélico no está en contra de las luchas sociales, no rechaza eso. Yo rechacé el nuevo proceso, pero no los cambios sociales, sino que la extrema ideología. A este sector no le interesa el mundo evangélico. Entonces había que llegar adentro a hacer que fuera relevante, y esta cuestión no la iba a hacer el dinosaurio azul ni la Tía Pickachú ni los representantes evangélicos, porque los hay, tenía que ser de otra manera. Desde mi punto de vista el mundo evangélico no ha votado todavía, está votando más, pero no vota en bloque, aunque puede llegar a hacerlo. Ese es el punto. Normalmente vota transversal y mayormente no vota, pero puede llegar a votar de manera masiva cuando considera que cuestiones muy trascendentales para su forma de vida están en riesgo. Por eso cuando aparecen cosas como ideologías de género en los colegios, o matices como feminismo ultra, el tema del aborto, hay mayor concentración de votos dentro de este mundo.
-¿Ahora lo escuchan?
-He conversado con gente de izquierda y me dicen sí, tú tienes un mundo detrás, no es lo mismo que la derecha, no eres un RN, eres más bien un representante de un grupo distinto. Yo respeto a otros convencionales evangélicos y probablemente ellos van a votar por los temas evangélicos, pero yo soy el evangélico adentro de la Convención, yo soy el canuto. Entonces ellos están entendiendo que es mejor dar un espacio al mundo evangélico.
-Finalmente, su voto por María Elisa Quinteros, ¿sirvió para hacer el contrapeso que usted buscaba en la Convención Constitucional?
-Contrapeso creo que no. Pudo haber sido sí en la primera etapa de la Convención. Me defraudaron el PS, los ex PPD, los independientes no neutrales, la gente que se veía más de centro. Nosotros lográbamos hacer un centro político junto con la derecha, y esa fue la razón de votar por (Patricia) Politzer el primer día, pero yo sabía lo que había que hacer y quería dar la primera señal, que era buscar el centro político y no se logró porque mi sector es torpe para la política. Es malo para la política, no lo entendieron. Nos juntamos con Ruggero Cozzi, Raúl Celis, Angélica Tepper, el "Cote" Ossandón, hicimos un grupo encachadito. Pero toda la otra derecha, gente linda también, no estoy haciendo ninguna calificación, torpes para la política, se atrincheraron allá y quedaron en ese lado. Por otro lado, estaba el temor y el culebreo de la exConcertación, o sea con miedo, que con la derecha no, negociemos con ella, pero atrás de la palmera, que no nos vea nadie. En esa etapa se pudo haber hecho contrapeso, esa era mi tesis al principio, pero no pensé que la cuestión fuera más color de hormiga. Ahora pasamos a la segunda etapa, en que no se consiguió ese contrapeso y, desde mi punto de vista, a mí me conviene para el mundo evangélico adherirme a una de las dos almas que va a escribir la Constitución. Un grupo refundacional más cerca de los pobres, o el refundacional más de elite o más burgués. Yo elegí el primero. Los dos son complicados, pero este me escucha a mí y ya hemos logrado algunas cosas y entienden que el mundo evangélico también hace causa con ellos porque son también del mundo pobre. Yo creo que en este lado puedo hacer que cosas nuestras queden.
-¿Qué temas le complican?
-Por ejemplo, la tendencia dentro de la Convención, en el tema de la familia, es sacar el concepto de familia de la Constitución y dejar a las comunidades. Entonces, los "progres" dicen que qué tiene, pero yo pregunto quién define qué es una comunidad. La familia es fácil de definir, pero una comunidad puede ser una okupa, o feminista, o LGTBI, entonces es una locura, porque al final te puede pasar cualquier cosa en la vida y siempre vuelves a la familia, porque tienes lazos sanguíneos. La antropología humana te demuestra que es obvio que sea la familia. Yo hablé con estos grupos que son refundacionales, pero les he dicho: miren, para el mundo evangélico, el religioso, conservador, que también quiere cambios sociales, esto es muy fregado. ¿Por qué no hacemos una mezcla, que sean las comunidades, que sea el Estado y que sean las familias, pero que no desaparezca el concepto de familia? Eso podemos lograrlo. Es más fácil hacerlo con este otro grupo con el que me fui.
-¿Cómo están sus relaciones con Renovación Nacional?
-Están malas. Incluso me han mandado mensajes con algunos que son más cercanos y que me tienen cariño o respeto que han mencionado que yo no debiera ser de la derecha, que debiera irme, que realmente nunca lo he sido, que soy un infiltrado, que se me sale lo marxista; y mira qué curioso, porque para el otro lado soy un renegado del marxismo. Entonces, al final la pega de tratar de ganarse el medio para jalar con una cuerda a estos de allá y estos de acá para llegar a un centro donde todos quepamos, es muy complicado, y pienso que al final no me va a querer nadie, pero estoy claro desde el día que entré que mi papel iba a ser complicado, pero muy necesario.
-¿Qué opina de la gestión de Elisa Loncon y Jaime Bassa?
-Tengo una impresión muy mala de la Elisa Loncon. Como vengo de ese mundo del marxismo, sé que ella es una construcción política, simbólica. Sus capacidades como lingüista y no sé qué cosa de académica internacional, eso no es una verdad. O es media verdad no más. Estás al lado de ella y te das cuenta. Es inteligente, sin duda, hace clases en la universidad, mis respetos para ella, pero ese símbolo de la mujer más influyente del mundo según Time es una construcción de intereses de izquierda. Yo creo que ella obedece a la construcción de un símbolo. Se desarticula fácilmente. Elisa Loncon jamás ha representado al mundo mapuche. En el mundo mapuche nunca he visto a que se pongan el pañuelo verde del aborto o el morado del feminismo; eso es marxismo cultural. No es una representante del mundo mapuche, más bien del mundo colonizado por el marxismo cultural. Yo podría respetar eso, pero ella no es una persona que se abra al diálogo, de ninguna manera: es una persona obtusa, cerrada y violenta, absolutamente violenta, y lo mostró con el tema de la bandera cuando subió al púlpito el 31 de octubre para el Día Nacional Evangélico y flameó nuestra bandera (N. de la R.:la mesa de la Convención lo hizo como gesto de desagravio, tras haber excluido el 4 de agosto la bandera evangélica del "Paseo del Reconocimiento", un pasillo flanqueado por unas 20 banderas con motivo del primer mes de trabajo de la Convención). Yo fui a despedirme de ella para darle las gracias y se echó para atrás y dijo que no. No quiere conversar conmigo porque para ella fue una derrota política gigante. No es una mujer dialogante y no tengo buena impresión de ella. Bassa es un gallo también muy cercano al marxismo cultural, pero ahí mi respeto, es un intelectual que supo combinar una forma papal para dirigirnos; cortaba el queque, y había que hacerlo probablemente, porque no teníamos la norma, estábamos construyéndola y a veces hay que ser así. Tiene muy claro para dónde va y le dio orden y elementos técnicos a la mesa. Tengo más bien buena impresión a pesar de nuestras diferencias.
-¿Le gusta RN tal como está hoy?
-No me gusta nada. Me parece que hubo un retroceso y aquí lo tengo que decir con lamento, porque apoyé al "Pancho" Chahuán, que es un gallo que siempre anduvo entusiasmado en levantar movimientos de carácter cristiano social y lo seguí con atención. (Diego) Schalper está enojado conmigo, pero creo que su liderazgo es muy fuerte sobre Chahuán, y le hace mal. Lo que lograron es derechizar RN en vez de seguir hacia esa derecha más social. Fue un error.
-¿Se va o se queda?
-Yo ya tomé la decisión de no irme, si no me echan. Si me echan, ¿qué le hago? Agarro mi mochila y me voy y veo qué hago. Pero en este momento no, me quedo aquí; ya pasó el vendaval, creo.