Fue en 2019 cuando el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, optó por terminar con la publicación del Indicador de Actividad Económica Regional, Inacer, entregando un último informe que correspondía al trimestre octubre-diciembre de 2018 y dando por concluido el objetivo que la propia institución definió para el instrumento, como era entregar una medición agregada que mostrara la tendencia de la actividad económica regional en el corto plazo.
A tres años de esa decisión, que fue dada a conocer en julio de 2018, todavía no se ha desarrollado una herramienta similar que entregue la información que los distintos rubros productivos estiman necesaria y que, a juicio de los especialistas del área, son necesarios para la toma de decisiones informadas y sobre la base de datos objetivos, que den una mirada integral de la actividad económica regional.
Actualmente, a nivel nacional el principal referente de actividad económica de corto plazo es el Índice Mensual de Actividad Económica, Imacec, que sin embargo no cumple con las expectativas locales. Esto se debe a que tanto la diversidad productiva como las diferencias entre las distintas regiones del país no se reflejan en el instrumento, entonces no necesariamente llega a representar las fluctuaciones y los ciclos propios de la economía a nivel regional.
Entre las razones que se esgrimieron en su momento para la eliminación del Inacer se encontraba la existencia de limitaciones metodológicas que enfrentaba la construcción del indicador y lo que se identificó como una baja correlación con la evolución efectiva de cada región.
En la Región del Biobío son dos los referentes de actividad económica que se han utilizado en los últimos años. Uno de ellos es el Producto Interno Bruto Regional (PIBR), que es elaborado por el Banco Central de Chile y que cuenta con una frecuencia anual, por lo que se estima que tiene un desfase de publicación de, al menos, ocho meses. El Inacer fue el segundo y se implementó desde 2005 hasta su término en 2019, pero contaba con una frecuencia trimestral y un desfase de publicación de cuarenta y cinco días.
El desfase del PIBR es considerado excesivo por algunos de los actores económicos, así como también para los propios gobiernos regionales, debido a que se estima que conocer los resultados con tanta diferencia de tiempo no es recomendable para la implementación de políticas públicas que puedan ser beneficiosas en un cierto momento económico. Las decisiones de las autoridades de turno siempre requieren de información oportuna y detallada a nivel local, pero una buena parte de los indicadores no están disponibles a escala regional, ni menos provincial o comunal, salvo que se soliciten expresamente.
La falta de un indicador local, siempre ha sido criticada no sólo porque es necesario tener una mirada más detallada de la situación local, sino que también porque en tres años no ha existido otra propuesta para llegar a esa información más allá de los datos desagregados por rubro.
Distintas agrupaciones productivas de la Región del Biobío han advertido que la ausencia de estas estadísticas no es beneficiosa y han puesto sobre la mesa el tema en diferentes momentos, sobre todo tras los acontecimientos ocurridos en los últimos dos años, con los efectos de la pandemia y, previamente, con lo ocurrido con el estallido social, situación que coincidió con el mismo año en que se dejó de informar el indicador regional.
Hace unos días, a través de la páginas de este medio, la Agrupación de Organización Productivas del Biobío, Agop, sostuvo que estima sumamente necesario contar con indicadores propios que permitan tener datos desagregados y específicos de la Región, con el fin de poder conocer con certeza cómo se está comportando la economía local, estudiar los problemas, evaluar medidas con información precisa y así priorizar iniciativas de inversión para el desarrollo de la zona.
Se trata de una agrupación amplia, que reúne a entidades como Asipes, Asexma Biobío, Asem Biobío, CChC Concepción, Corma Biobío- Ñuble, Irade, Pymemad y la Unión de Gremios Pymes Biobío. También plantearon que para posicionar a Biobío como una región más productiva y competitiva es clave medirse a través de datos que reflejen la realidad del Biobío, donde prime el encadenamiento productivo entre las pequeñas, medianas y grandes empresas que impulsan la actividad económica.
Por eso, recalcaron que "la región no puede seguir a ojos cerrados intentando encontrar la ruta hacia el desarrollo al no contar con información propia. Creemos que los datos centralizados son una muestra más grave del problema de la escasa asignación de recursos a las regiones de Chile". Y que, además, está el mundo académico que puede aprovechar dichos datos para poder trabajar en conjunto en la generación de conocimiento e información.
Al inicio de un 2022 cargado de procesos políticos y sociales en desarrollo, los indicadores oportunos de actividad económica regional, que permitan medir y proyectar el impacto de las actuales reformas son más importantes que nunca. Así también, estas estadísticas se requieren para que quienes están en la toma de decisiones puedan orientar la inversión pública y privada de una forma descentralizada, con una mirada local basada en datos objetivos, los que son más necesarios que nunca para adaptarse a la realidad y particularidades de la Región del Biobío.
La falta de un indicador local ha sido criticada no sólo porque es necesario tener una mirada más detallada de la situación económica local, sino que también porque en tres años no ha existido otra propuesta para llegar a esa información más allá de los datos desagregados por rubro.