Segunda vuelta y participación
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales se realizará hoy domingo y viene a cerrar un intenso periodo electoral para todo el país, que si se considera más allá de los últimos doce meses, incluye también el plebiscito realizado en octubre de 2020 y que dio origen a la puesta en marcha de la Convención Constitucional, hoy en pleno ejercicio y pronta a cumplir seis meses de funcionamiento.
Se trata de una segunda vuelta presidencial que, según anticipan algunos expertos, podría contar con mayor participación que otros de los procesos electorales vividos en el año, aunque tal vez no al punto que llegó cuando se realizó el mismo plebiscito constitucional, histórico pese a las dificultades sanitarias que enfrentó y que, por lo mismo, requirió una planificación excepcional, con medidas especiales y protocolos rigurosos.
Según las cifras oficiales del Servicio Electoral de Chile, Servel, el domingo 25 de octubre de 2020 votaron más de siete millones 562 mil personas, lo que representa un 50,9% del padrón total de ese año, es decir, 14 millones 855 mil. En conclusión, fue la elección con mayor votación desde la instauración del voto voluntario y la inscripción automática, que se puso en marcha en el año 2012.
En el caso de la Región del Biobío, las cifras también fueron reveladoras. Con poco más de un millón 300 mil personas habilitadas para sufragar, el 47,8% acudió a las urnas, lo que dejó a la zona como la sexta región con mayor porcentaje de participación, pero por debajo de las cifras nacionales.
La revisión de la participación ciudadana regional en los otros procesos electorales que se han vivido en el año demuestra que no se trata de una situación que esté garantizada. En mayo pasado, cuando se realizó la elección de quienes integrarían la Convención Constitucional, así como también de quienes asumirían en las nuevas gobernaciones regionales, alcaldías y concejalías, los resultaron revelaron que se emitieron poco más de 550 mil votos.
La segunda vuelta de los gobernadores regionales que se realizó en Biobío reflejó poco interés, sumando más de 182 mil sufragios el domingo 13 de junio. Un número bastante más bajo que lo logrado por las elecciones primarias presidenciales, cuando los dos conglomerados que se sometieron a la definición de candidaturas sumaron 230 mil votantes.
Sin embargo, en la elección del pasado 21 de noviembre la cantidad de personas que acudieron a las urnas volvió a repuntar. Según dicen los analistas, es tradición que haya mayor interés en los procesos electorales que tienen relación con cargos de mayor representatividad y relevancia, en este caso, quien asumirá la Presidencia de la República.
Así se vio reflejado en la Región del Biobío, donde 620 mil 399 mayores de 18 años votaron hace poco más de un mes, un número solo comparable con la segunda vuelta presidencial de 2017, cuando la participación llegó a casi 655 mil personas.
Hace unos días el presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral (Servel), Andrés Tagle, se mostró optimista de lo que vaya a ocurrir hoy, no solo por los candidatos que se enfrentan, sino también porque esta vez el proceso contará con solo una papeleta. Destacó que hoy se tratará de un solo voto, sencillo, con dos opciones y fácil de doblar, lo que llevará a que sea un trámite más rápido que la vez anterior, sin filas y con resultados que podrán ser dados a conocer en un horario prudente.
Sobre quienes no van a emitir su sufragio, Tagle aseguró que "en general hay un conjunto importante de la población que simplemente no participa y muchos se repiten", análisis que es compartido por especialistas, en el sentido de que en Chile existiría un abstencionismo estructural, el que de alguna forma afecta la democracia.
Por otro lado, también existen expectativas en torno a los votantes jóvenes y a los adultos mayores, los primeros porque vienen aumentando su nivel de participación desde el año pasado y los segundos, por el contrario, porque están en el proceso inverso. Para quienes son de la tercera edad el mayor obstáculo son las condiciones sanitarias imperantes, que se ven como un riesgo de contagio, y también los protocolos dispuestos por la misma situación de pandemia, que a veces pueden significar esperas más largas para llegar a la mesa de votación.
Anticipar un porcentaje de participación es una meta difícil, especialmente porque son los mismos factores los que podrían desencadenar un alto o bajo interés. Los niveles de incertidumbre son amplios y además la campaña de segunda vuelta se volvió muy polarizada, por lo tanto, muchas veces esta misma polarización conduce a mayor participación, pero también puede llevar a la desafección. Todo dependerá de cuánto los candidatos hayan logrado representar a ese 46% que a nivel nacional no optó por ninguna de las postulaciones durante la primera vuelta.
Una participación que se posicione entre la alcanzada en octubre del año pasado y la reciente primera vuelta presidencial podría ser una opción, así como también rangos muy similares o iguales a noviembre pasado. La acción de sufragar sigue siendo uno de los caminos más auténticos para ejercer la democracia, dando el espacio necesario a la sociedad civil en su función de contrapeso de quienes ejercen los cargos de representación popular, entregando un mensaje directo, claro y objetivo de sus inquietudes, opciones y preferencias.
Una participación informada y responsable, en un sistema probadamente eficiente y destacado a nivel internacional, es un bien mayor que se debe cuidar y, sobre todo, incentivar y heredar.
La acción de sufragar sigue siendo uno de los caminos más auténticos para ejercer la democracia, dando el espacio necesario a la sociedad civil en su función de contrapeso de quienes ejercen los cargos de representación popular, entregando un mensaje directo, claro y objetivo de sus inquietudes, opciones preferencias.