Teatro La Obra presenta "Estuario al fin del mundo", primer montaje familiar
La pieza, sugerida para mayores de 7 años, podrá hoy y mañana verse con aforo limitado, por el contexto sanitario actual.
Luego de una temporada de circulación virtual, realizada entre el 15 y 30 de noviembre, la compañía Teatro La Obra estrena presencialmente "Estuario al fin del mundo", montaje que tendrá tres funciones, hoy y mañana, respectivamente, en el Teatro Biobío.
Con cuatro pases remotos, realizadas como parte de la programación de Sala 100, de Artistas del Acero, Escuela Centenario, de Lota, la Casa de la Cultura de Chiguayante y el Museo de Historia Natural de Concepción; desde la agrupación fundada en Coronel (1999), comentaron que tenían altas expectativas frente a estas dos funciones en cuerpo presente.
"Es así, porque ésta es la primera obra destinada a público familiar que realizamos, por lo tanto, es un desafío como compañía. Esperamos el contacto con el público, en especial con los más pequeños, para conocer sus impresiones y emociones luego de verla", comentó Gisel Sparza, directora y dramaturga de la propuesta.
Enmarcada en el teatro musical, la historia aborda las experiencias de exilio y migración, en este caso, planteados desde los universos sensibles de la infancia. "La música siempre ha ocupado un lugar particular en cada uno de nuestros montajes (hasta ahora cinco con éste). Esta vez el eje del relato transita por el ejercicio del recuerdo y la música siempre es una gran detonadora de estos", dice Javiera Hinrichs, a cargo de la dirección musical.
Se suma el viaje, como trayecto/camino, presente a lo largo la propuesta. "Nuevamente, la música es una mágica nave, que logra con sus sonidos y melodías dibujar paisajes en nuestra imaginación. No podía estar ausente esta vez", acota la también integrante del elenco, que se completa con Francisca Díaz y Alfonso Esteban Lara.
SIEMPRE EL DESAFÍO
Sparza indica que en sus 45 minutos de duración, "Estuario al fin del mundo" se interna en las experiencias de exilio desde "los saberes, subjetividades y universos sensibles de la infancia", a través del viaje de los niños/as Gabriela, Antü y Elodie.
- Ahora en el centro está la familia, ¿qué lleva a apuntar a ésta desde lo dramatúrgico?
- El gesto de archivo, memoria y los derechos humanos han sido claves dentro de la trayectoria de nuestra compañía, cuya producción tiene hitos a nivel regional y nacional por obras como "Prometeo Nacional" y "Con-cierto deseo. Concierto teatral para voces femeninas" (2017 ambas). En este quinto montaje, la dramaturgia se abre a un público más amplio, en un proceso que ha integrado a todo el equipo artístico y técnico de la compañía y que ha planteado nuevos paradigmas de creación escénica. Hacia ello queríamos enfocarnos hace mucho, y ésta fue la oportunidad y el desafío.
- Me parece interesante lo que hicieron en la previa, para la investigación, ¿cómo fue la experiencia en Francia?
- Sí, el proceso creativo se gestó en residencia, en la región de Bretaña (2019); lugar donde junto a Javiera Hinrichs, iniciamos una investigación basada en la recopilación de testimonios de hijos/as de exiliados/as que crecieron fuera de Chile. Allí también se gestó la base del trabajo musical, para la obra que es un teatro musical.
- ¿Qué significa y cómo conciben el exilio para ustedes como forma, palabra y acción?
- Es añoranza, nostalgia, valentía. Es una palabra que está cargada de tintes políticos pero, más allá de ellos, podemos pensar también que cada uno de nosotros (como adultos), vivimos también un exilio: el de nuestra infancia, la cual añoramos y nos produce mucha nostalgia.
Sobre la funciones, la primera se realizará hoy, a las 19 horas; para realizar mañana las otras dos, a las 16 y 19 horas, respectivamente. Las entradas están disponibles en boletería digital del Teatro Biobío.
45 minutos es la extensión del quinto montaje de la compañía fundada coronelina con 21 años de trayectoria.