Necesidad de eliminar los microbasurales
Las escenas de los microbasurales en diversos sectores de la provincia de Concepción y en las rutas de salida de las ciudades se repiten en todas partes. También las de sitios que no están debidamente cercados y que de a poco comienzan a transformarse en botaderos de desechos.
El aumento de la población se traduce en incremento de la basura en las calles, cuando no se acompaña del cuidado del ambiente, pero no tendría que ser así si cada uno hace lo que corresponde. Es frecuente que muchas personas asignen a los demás la responsabilidad de mantener limpio el ambiente y sus ciudades, pero no entienden que es una tarea que parte por cada uno.
Con frecuencia los municipios de la zona difunden sus planes destinados a eliminar desperdicios y escombros, mediante recolecciones programadas, para evitar que éstos sean dejados en microbasurales que nacen en sitios abandonados o a orillas de las carreteras. En ellos, es posible apreciar restos de muebles, colchones, televisores, desechos de demoliciones y otras especies que, por lo general, los camiones recolectores del servicio domiciliario no se los llevan.
No obstante, las municipalidades disponen de servicios abiertos a la comunidad, para que los vecinos se deshagan de elementos que ocupan espacio en los hogares y con regularidad dan a conocer estos programas, como los llamados "ruta del cachureo", que permiten a los vecinos acudir a algunos puntos a dejar desperdicios que ya no sirven en las casas, sin costo para los usuarios.
En cada operación, los camiones reúnen alrededor de seis toneladas de desperdicios. En otras corporaciones se puede coordinar con anticipación la asistencia de un camión y personal municipal para que realice las labores de limpieza, a la vez que hay puntos itinerantes donde los vecinos pueden dejar sus desechos para ser retirados. Con estos planes se eliminan microbasurales en diversos lugares de cada comuna.
El debate medioambiental y el cuidado de la Tierra tienen, en general, pocos años. Sin embargo, existe conciencia de que hoy es de la mayor importancia, si consideramos cómo las sociedades han deteriorado el entorno, sin considerar que nuestra existencia forma parte de un todo mucho más complejo. Nuestro planeta está sometido a cambios y desafíos de magnitud, causados por el hombre. El calentamiento global del planeta que hemos generado es la mejor prueba de ello y los daños son evidentes: aguas y territorios contaminados, grandes emisiones de gases de efecto invernadero, que tienen a nuestro hábitat con cambios de insospechadas consecuencias.
La Región del Biobío no escapa a ello, cuando se analizan la contaminación del mar, de los ríos, recursos acuáticos que se secan y emisiones a la atmósfera causadas por las industrias, los vehículos o el uso de estufas a leña en invierno. Si a eso se agrega la poca conciencia en la disposición de las basuras, es clave tomar conciencia del problema en el que estamos involucrados y asumir compromisos individuales y colectivos. El asunto es muy delicado y exige acciones concretas para comenzar a remediar los perjuicios y transformaciones ocasionados, porque las futuras generaciones así lo exigen.
Todo hace parecer que hoy la conciencia ecológica crece. Así también se desprende de los movimientos sociales que han puesto de relieve estas discusiones. Sin embargo, más allá de los grandes temas medioambientales, existen aquellos casos particulares o menores, pero no menos importantes, confinados a las comunidades, en las que la conciencia ecológica es escasa o no existe. Están desde las personas que lanzan basuras a los ríos, a las lagunas o al mar, o incluso quienes tiran a diario sus desperdicios en las calles o en las playas. Al menos, hay que partir evitando la formación de los microbasurales en nuestros propios barrios y en las afueras de las ciudades.
Es frecuente que las personas asignen a los demás la responsabilidad de mantener limpio el ambiente y sus ciudades, pero no entienden que es una tarea que parte por cada uno. Hay personas que lanzan sus desperdicios a las calles o a sitios eriazos, que de a poco se transforman en microbasurales.