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Está bien, es necesario, es una deuda (histórica), pero se uniformiza todo y cada escritor va a ir a buscar un ancestro que nunca le hizo mucho eco. Yo misma me sentí metida en la literatura "de los hijos (que crecieron durante el régimen militar)" o de "matar al padre"…
- Hablas del incesto, los celos entre hermanos, el asesinar al amante. ¿Qué tabúes crees que faltan por romper en la literatura chilena?
- El cuento sobre el incesto yo lo relaciono más con la impunidad. Vemos a cada rato que la justicia para los ricos y la justicia para los pobres es tan distinta. Nunca pensé en este padre y esta hija como perversos. Para mí era muy importante el mundo que veían a través de las noticias y la televisión. Ese constante abuso de los poderosos. A las personas comunes y corrientes nadie los va a defender, ni les va a creer. (…) Estamos súper adormecidos con la impunidad: pensemos en las clases de ética para los empresarios… Tal vez falta un (José) Donoso ("Casa de campo"), una novela sobre la clase alta ahora. Yo creo que nos han dado material de sobra y la han sacado muy gratis. La literatura es dar la pelea desde lo simbólico.
- Hoy como que todo el mundo habla con el tono de estar diciendo algo histórico.
- Me aburren estas conversaciones de las grandes estructuras, porque la literatura es todo lo contrario: detalle, micromundo. En Twitter todos se creen dueños de la verdad, no soy alguien que se va a fanatizar por ningún político ni candidato, ninguno me gusta 100%. Votaré, pero como cualquier ciudadano. Me interesa mucho más la micropolítica, el WhatsApp de mi barrio, donde se acordaron medidas para el 18 de octubre, la pandemia y ayudar a las pymes.