"El proceso constituyente puede dar una especie de esperanza (al conflicto mapuche), pero no resuelve la coyuntura"
El exalcalde de Tirúa detalló el trabajo de la Comisión Forma de Estado, de la cual es uno de los coordinadores. También abordó el aporte de la nueva Constitución en la descompresión del conflicto con el pueblo mapuche, la violencia en la zona y el estado de excepción.
Por Alma Canales Silva alma.canales@diarioelsur.cl
Cada vez que le tocó ir a la Región Metropolitana para hacer gestiones como alcalde de Tirúa -cargo que ejerció por cinco periodos no consecutivos-, Adolfo Millabur Ñancuil se alojaba en un hostal ubicado en Santiago centro, a unas cinco cuadras de plaza Italia, hoy denominada plaza de la Dignidad. Ese es el mismo lugar donde está instalado ahora, aunque esta vez en su calidad de constituyente representante del pueblo mapuche.
La próxima semana la Convención cumplirá cuatro meses de funcionamiento. Los describe como vertiginosos, con días muy tranquilos y otros más complejos. En todos, eso sí, ha tenido mucho trabajo. Por eso, explica, no ha podido buscar otro lugar donde quedarse.
Extraña la tranquilidad de la vida rural, sus animales, su huerta. Pero va cada vez que puede al territorio, no solo para estar con su familia, sino también para difundir los avances de la Convención y de la comisión 3 de Forma de Estado, ordenamiento, autonomía, descentralización, equidad, justicia territorial, gobiernos locales y organización fiscal que integran 25 personas y que, junto a Jeniffer Mella, coordina.
-¿En qué está la comisión?
-Ya se constituyó, con esta llevamos dos semanas de trabajo y estamos terminando de aprobar nuestro cronograma, lo que significa establecer los momentos de las audiencias, tanto de especialistas como de la población, recibir las propuestas de iniciativas de normas constitucionales, que son 60 días de acuerdo al reglamento de participación popular, y desplazarnos a lo menos una vez por región. Es la única comisión que por reglamento interno debe hacerlo. Las otras tienen que desplegarse por macrozona. Eso nos pone una tarea extra, porque vamos a tener que organizar el despliegue y esto tenemos que hacerlo entre noviembre y diciembre. La semana del 8 de noviembre partimos por Valparaíso.
-¿Será como una consulta ciudadana?
-Hay dos modalidades. Una, que es la más vinculante, a través de una iniciativa de norma constitucional. Para eso la propuesta tiene que juntar 15 mil firmas entre tres regiones distintas. Eso tiene un plazo establecido en el reglamento de participación popular. Lo otro es la participación y consulta indígena. De esos dos procesos vamos a tener que recibir estas iniciativas, debatirlas, aprobarlas, rechazarlas o modificarlas. La segunda será en el despliegue territorial, donde vamos a escuchar propuestas en calidad de opinión para mejor resolver.
-¿Eso cómo se va a desarrollar?
-Vamos a abrir un periodo de inscripción de audiencias hasta el 5 de noviembre. Teniendo todas las peticiones vamos a organizarnos para distribuir que cuando vayamos a Punta Arenas, por ejemplo, allá escuchemos a los de esa zona. Esas son audiencias de grupos sociales, especialistas, académicos. Hay un formato que subiremos a la página. Eso será de insumo. El canal más formal y vinculante será a partir de la iniciativa de normas populares, que tienen 60 días.
-¿Cree que la suya es la comisión más importante?
-Cada uno de los coordinadores, que somos 14, dice que la más importante es la suya y no me voy a quedar atrás. Nosotros vamos a tener que discutir la configuración administrativa del Estado, si va a ser con las mismas regiones, si se van a crear otras, si los municipios se van a configurar de la manera como están, cómo se va a descentralizar el poder, vamos a hablar de carga tributaria, autonomía. Como alcalde, concejal, dirigente mapuche, siempre dije que la concentración del poder en Chile es una de las grandes dificultades que tiene el país. No sólo político, económico y administrativo. El punto central será cómo distribuimos ese poder y también la carga tributaria. Para mí es una tarea maravillosa.
Descentralización
-Desde el punto de vista de la descentralización, ¿qué vislumbra como configuración del Estado? ¿Cree que existe posibilidad de generar un Estado federado?
-Como soy coordinador no me quiero aventurar en una opinión, porque me toca moderar, pero efectivamente eso también está dentro de las posibilidades de lo que se va a debatir. Algunos dirán federal, otros regional, con autonomías regionales, veremos si será centralizado, todo eso lo vamos a discutir.
-Los constituyentes de acá al menos están todos por un Estado descentralizado, pero ninguno ha hablado de uno federal, sino una cosa intermedia. ¿Se ha visto algo en la comisión?
-No. Para que cada convencional pueda presentar una propuesta sobre un artículo tiene que conseguir 30 firmas de patrocinio de otros convencionales.
-Me refería a algo más informal…
-Me da la impresión que lo del Estado federal no está en la mayoría de los convencionales. Hay que discutir de qué manera distribuimos a los territorios el poder, traspasar atribuciones y facultades de manera más directa. Mientras más cerca de la población es más posible generar desarrollo y gobernanza.
-¿Eso implica que debería fortalecerse la figura del gobernador regional?
-No hay ninguna duda de que eso va a ser así. Hoy tenemos a un gobernador que tiene no más de 15 atribuciones. Esto es si se mantiene esa figura, porque no me puedo matricular con la institucionalidad que ya existe, sería correr con colores propios.
-Alguien manifestó que existe incertidumbre porque se podrían hacer ajustes a las regiones y eso implicaría cambiar las autoridades.
-Si la población lograra dimensionar esto… en la Convención hay una bancada ecologista, los Ecoconstituyentes, y lo que se está planteando es que la configuración de la gobernanza, en lo administrativo y político, se configure según los ecosistemas. Por ejemplo, la gran macrocuenca del Biobío. Hay que tomar en consideración los ecosistemas como parte de regulación de nuestra convivencia, también la matriz productiva y lo sociocultural. Eso es lo que logro percibir en los otros convencionales.
-¿Cómo espera instalar en la comisión los temas que le interesan y por los que postuló como constituyente?
-Hay varios temas que me inspiran. La descentralización, no solo de la parte administrativa y política, sino también del poder económico. Hay que discutir el tema de los gobiernos comunales, porque hoy tenemos administraciones municipales, que es un paradigma distinto. Y las autonomías no solo en los territorios de los pueblos originarios, sino también de los municipios, son varios niveles.
-¿Cómo ve la discusión de los integrantes de su comisión?
-Como dato: ninguno de los integrantes es de la Región Metropolitana. Hay una apertura importante a que la convivencia de Chile debe reconocer la diversidad que tiene, no solo en términos geográficos, sino cómo está compuesta la población. Creo que son pocos los que se resisten a aceptar que Chile es un Estado plurinacional. Eso creo que va a quedar en la Constitución. Si se logra que sea plurinacional, por cierto que la discusión sobre la autonomía y autodeterminación de los pueblos que cohabitan en el territorio chileno facilita la discusión, pero que no se entienda que va a ser secesionismo.
Causa mapuche y violencia
-Sobre la plurinacionalidad, hay gente que ha planteado que si esto queda consagrado en la nueva Constitución va a ayudar a descomprimir el conflicto mapuche. ¿Cree que la plurinacionalidad y autonomía pueden ayudar?
-Que sea una nueva Constitución y redactada como lo estamos haciendo, que se incorporen miradas distintas a las que siempre el Estado ha tenido respecto de su población por supuesto que colabora, pero no es automático, porque luego de que se redacte la Constitución hay que implementar aquellas definiciones. Es un proceso de mediano, largo plazo que no va a ser automático. Creo que sería un tremendo avance para la convivencia de los territorios, pero también va a demorar la implementación de aquellas grandes definiciones que la Constitución debe tener, con políticas públicas, iniciativas de ley, porque después habrá que adecuar leyes, promulgar normas distintas y eso demora tiempo. Tengo altas esperanzas de que se va a empezar a abrir un camino de entendimiento que nunca ha tenido Chile con los pueblos originarios.
-¿Qué le diría a algunos grupos vinculados a reivindicaciones que no creen en el rol de la Convención para darle mayor relevancia a los pueblos originarios?
-Chile, desde que es República, cada vez que ha tratado de llegar a un acuerdo firmando tratados de paz nunca los ha cumplido. Por eso, encuentro razonable que haya personas y organizaciones que no crean en este proceso. Yo respeto esa posición. No quiere decir que la comparta, sino estaría en ese camino. El riesgo que corro es altísimo, de aparecer junto a los otros siete mapuches como parte de un proceso que puede ser un fracaso si no lo tomamos en serio y el Estado no cumple con lo que se acuerde. Como la experiencia recorrida ha demostrado que el Estado nunca ha cumplido, estamos haciendo una apuesta grande.
-Varios candidatos presidenciales han dicho que el estado de excepción no es la solución para el conflicto en Arauco, sino el diálogo. ¿Este avance puede ser complementado con diálogo, donde todos participen?
-Este proceso puede dar una especie de esperanza, pero no resuelve la coyuntura. Por eso he llamado al gobierno de turno para que no siga repitiendo la historia que ha sido la constante del Estado frente a reclamo de justicia de los pueblos originarios. En el mundo, la historia ha demostrado que aplicando la fuerza, sobre todo por las armas, no se ha solucionado este tipo de conflictos.
-Lo que dice el gobierno es que ellos, con el estado de excepción, están abordando las situaciones de violencia. Ellos mismos hacen esa diferenciación de la reivindicación del pueblo mapuche.
-Estamos con un gobierno que ya no tiene control sobre su programa inicial. Está en los descuentos y muy deslegitimado frente a la población. Y si no hizo ningún esfuerzo al inicio de su gestión para buscarle solución a un tema que, en todo caso, ningún gobierno ha sido capaz de resolver, es una buena excusa aplicar la fuerza ahora. Lo único que está haciendo es justificar su ineficiencia.
-El alcalde Cristian Peña, en su calidad de presidente de Arauco 7, dijo que estaba de acuerdo con que se viera el tema de la violencia, pero encontraba que solo se estaban adoptando medidas de fuerza sin una contraparte política y que se necesitaban ambas cosas.
-Por cierto que la situación de conflicto y violencia que viven nuestros territorios a ninguno de los que vivimos en el lugar le es llevadero, es algo que aflige a toda la población, pero hay que buscar por qué se dan este tipo de hechos y hay que distinguir entre la justa y legítima lucha de los mapuches con otro tipo de violencia. No creo que sea el pueblo mapuche el que está haciendo circular las armas. Son otros actores con los que el gobierno debió tomar otras medidas, me refiero básicamente al tema de drogas. ¿Por qué en Santiago, donde el tema de la droga, de las armas de fuego circulan en la noche y es invivible para la población, no ponen estado de sitio? Hay una decisión política de estigmatizar un territorio.
-¿Cree que existe este cruce entre narcotráfico y grupos reivindicatorios?
-Creo que no. La propia CAM ha dicho que ellos no lo comparten, han hecho un llamado a que las comunidades no sean parte de eso. Hay otros movimientos que por las redes sociales han hecho la diferenciación, de que no pueden enlodar la causa mapuche con los delitos vinculados a la droga.
-¿Y en el caso de las armas? Hemos visto imágenes de grupos con armamentos…
-Pero adjudicarlo a la lucha de los mapuches… es un daño, una estigmatización vincular hechos en los que todos debiéramos estar en contra, como el consumo, tráfico e ilícitos de la droga.
Despliegue territorial y sesiones en Biobío
-La convención va a sesionar en la región y se están evaluando varios lugares. ¿Cree que hay espacio para hacer sesiones en algún lugar en Arauco?
-Lo hablamos en la coordinación. La mesa propuso dos comisiones, que irían a la provincia de Arauco y las otras cinco se distribuirían en la región, pero tenemos que discutirlo.
-¿Cómo ve la polémica sobre la Universidad de Concepción? Se ofreció como lugar para sesionar, pero no estarían las condiciones…
-No me he compenetrado con ese tema. La convencional Amaya Álvez estaba haciendo las gestiones para que la Convención sesionara ahí. Encuentro una pena que una universidad con tanto protagonismo y tanta historia tenga esta dificultad para que sea sede, pero no tengo mayores antecedentes. Es una mala coyuntura.
-Ha podido socializar con comunidades el trabajo que se está haciendo en la convención?
-Todo el rato. Mi máxima aspiración es andar con agenda lo más colectiva posible. Me he movido lo más que he podido. En una semana recorrí más de 2 mil kilómetros por tierra.
-¿Qué percepción tienen ellos del trabajo que se está haciendo?
-Los que me eligieron tienen la esperanza cifrada de que la redacción de este nuevo pacto de convivencia es el camino para descomprimir y buscarle solución a los problemas que tenemos, pero también hay frustración porque hay una fijación, desde el momento en que asumimos en la Convención, de desprestigiar nuestro quehacer. Hay un grupo social de Chile que transmite que no avanzamos nada y nosotros hemos hecho todo lo necesario para decir que esto no es verdad. Hay países que solo para redactar el reglamento general se han demorado siete meses. Nosotros nos hemos demorado tres en redactar cuatro instrumentos de convivencia interna, con todas las dificultades que tenemos, porque el gobierno no está colaborando.