Las señales del cambio climático
Los estudios dan cuenta del deterioro que ha sufrido la Tierra en el último siglo. El aumento de gases de efecto invernadero y el alza de las temperaturas son una bomba de tiempo que amenaza con el derretimiento de los casquetes polares y, con ello, representa un enorme riesgo sobre países y zonas costeras densamente pobladas.
El 24 de octubre se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional Contra el Cambio Climático, instaurado por la Organización de las Naciones Unidas para formar conciencia acerca de los devastadores efectos que se están produciendo en el planeta. Informes de diversos organismos han insistido en los efectos que ya comienzan a sentirse. Aumentos de temperatura inusuales y tormentas en zonas donde usualmente no las había, son algunos de los signos. Una proyección realizada en Estados Unidos estima que el nivel del mar habrá crecido dos metros para el año 2100. Las nuevas estimaciones, más pesimistas que otras, se basan en una mejor comprensión de cómo se ha comportado en el pasado la capa de hielo de la Antártida y en un análisis de cómo se verá afectada por el cambio climático en el futuro.
No es la primera vez que se alerta que el aumento de las temperaturas está teniendo efectos desastrosos en las zonas con hielo, tanto en los polos, como en lugares altos del planeta. El cambio climático también se ha hecho sentir con notoriedad en Chile. Así lo refleja el Informe Anual 2020 de Medio Ambiente publicado hace unos días por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dando cuenta de que el número total de olas de calor en el país aumentó fuertemente en las temporadas de noviembre a marzo de los años 2010-2011 y 2019-2020, al pasar de 9 a 62. A su vez, las lluvias disminuyeron en catorce estaciones de medición, entre 2015 y 2019, coincidiendo con los episodios de sequía que vive Chile desde hace poco más de una década. La falta de agua es un factor que afecta constantemente a miles de agricultores, quienes deben enfrentar períodos marcados por déficit de lluvias y calor excesivo. Las zonas más afectadas van desde la Región de Coquimbo hasta la Región del Biobío.
Ante esa realidad, el aumento de los océanos es una consecuencia obvia e inevitable que tendrá resultados y daños inimaginables para muchos países, en especial para las zonas costeras. Migraciones, pérdida de sectores agrícolas, de ciudades e instalaciones podrían observarse si el peor escenario llegara a concretarse.
Temas como el agua, los bosques, los mares y las emisiones de carbono han sido objeto de preocupación durante estas conmemoraciones a nivel mundial. Y ha habido algunos avances. La adopción del programa de reciclaje por parte de los países industrializados fue el resultado de la preocupación ciudadana respecto a la acumulación de desechos, el deterioro de los recursos naturales y la salud pública, y el interés gubernamental sobre la crisis ambiental planetaria.
El discurso medioambientalista ha calado hondo en la discusión mundial, por los efectos nocivos que la acción del hombre está ejerciendo sobre el planeta, que pueden llevarlo incluso a una situación extrema de poner en peligro la vida humana y de otras especies. A partir de esta preocupación por proteger el medio ambiente, muchas instituciones y gobiernos han intensificado sus planes para ofrecer una vigilancia permanente sobre el ambiente. Hoy, a diferencia de hace décadas, el tema forma parte de las políticas privadas y públicas, aunque es el inicio de una gran cruzada que seguramente tomará mucho tiempo.
En nuestro país, se han dado pasos importantes con el fin de mitigar los daños que se producen a la naturaleza y al cambio climático, como la ley que eliminó la entrega de bolsas plásticas en las tiendas y supermercados, ya que muchas de ellas terminaban en los ríos o en el mar. O el programa de descarbonización de la matriz energética, de manera que ya se ha iniciado el cierre de plantas termoeléctricas a carbón, como es el caso de Bocamina I y II en Coronel, por el daño ambiental que producen.
Este fenómeno se ha hecho sentir con notoriedad en Chile. Así lo refleja el Informe Anual 2020 de Medio Ambiente publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que da cuenta de que el número total de olas de calor en el país aumentó fuertemente entre 2010 y 2020.