El corazón y el cerebro están más relacionados de lo que se pensaba
Científicos españoles descubrieron que el área cerebral llamada "ínsula" tiene efectos directos en el funcionamiento cardiaco.
Un importante descubrimiento, hecho por médicos españoles, y publicado por la revista Annals of Neurology se conoció esta semana, y demuestra que la ínsula -una de las áreas más profundas y menos estudiadas del cerebro- tiene efectos directos en el funcionamiento del corazón.
La citada sección cerebral hace variar el ritmo cardíaco, la cantidad de sangre que expulsa el corazón y la capacidad de contracción del músculo cardíaco, entre otros aspectos.
El trabajo, realizado por investigadores del Centro de Epilepsia y del Servicio de Cardiología del Hospital del Mar de Barcelona es, según los miembros del equipo, el primer estudio en el mundo que permite efectivamente relacionar la actividad de esta parte del cerebro con el corazón y cómo influye en su funcionamiento.
DIRECTA RELACIÓN
"El cerebro y el corazón tienen una relación más estrecha de lo que hasta ahora sospechábamos", asegura el director del Centro de Epilepsia del Hospital del Mar, Rodrigo Rocamora, quien lideró el estudio en el cual el equipo de investigación descubrió cómo la estimulación de una estructura del cerebro llamada ínsula, hace variar diversos factores de la actividad del corazón.
La ínsula está situada en la profundidad de la masa cerebral y es considerada como "un cerebro dentro del cerebro, aunque se conocen poco sus funciones", aseguran los médicos.
El equipo además estima que la evidencia de la influencia de la ínsula como reguladora cardíaca, tanto de la frecuencia como de la capacidad de contracción del músculo cardíaco, abre la puerta a nuevos estudios en el campo de las dolencias cardíacas, las arritmias y la muerte súbita, según el doctor Álvaro Sánchez-Larsen, también responsable del trabajo.
"Después de tres años analizando los registros electrofisiológicos de pacientes intervenidos quirúrgicamente por epilepsia refractaria, hemos podido relacionar una región cerebral llamada ínsula con la regulación del sistema cardiovascular. La ínsula cerebral modula la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco y la fracción de eyección, es decir, la cantidad de sangre que el corazón bombea a cada latido", explicó Sánchez-Larsen.
ESTUDIO
El estudio analizó la reacción del corazón a la estimulación de la ínsula en diez pacientes con epilepsia refractaria al tratamiento, a los que habían insertado electrodos en el cerebro para analizar el origen de las crisis y tener registros estéreo-encefalográficos. En la mitad de los casos, la implantación se hizo en la parte derecha de esta zona del cerebro, y en la otra mitad, a la izquierda.
Los investigadores transmitieron a él impulsos eléctricos mientras los pacientes estaban despiertos y registraron las variaciones en el ritmo cardíaco, el volumen sistólico (cantidad de sangre que el corazón expulsa en la aorta durante su contracción), y el volumen de sangre expulsada cada contracción.
"Esto ha permitido entender el papel del cerebro en la modulación de una función tan importante como es la cardíaca y saber qué pasa a nivel del corazón cuando se activan determinadas áreas del cerebro", añadió el director del recinto médico responsable del estudio.
Los resultados del estudio revelan que el volumen de sangre expulsada por el corazón varió en función de la estimulación de la ínsula y, en concreto, la cantidad de sangre que salió se redujo en 0,33 litros por minuto.
El volumen sistólico, por el contrario, se incrementó entre un 2 y un 3 % en función de la parte del cerebro que fue estimulada, y el ritmo cardíaco cayó, en todos los casos, entre 4 y 5 latidos por minuto.
Según Rocamora el desarrollo de la investigación "podría tener implicaciones en la comprensión de la muerte súbita en epilepsia", concluyó el especialista.
AVANCES HACIA UN TRATAMIENTO DE ELA
Otro avance médico es la búsqueda de un tratamiento que pueda aminorar los daños de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Sobre el punto, el premiado neurocientífico uruguayo Emiliano Trías aseguró -tras publicar un artículo en agosto- que el tratamiento, a través de un fármaco llamado masitinib está "avanzado" en fases de ensayos. "Se vienen observando resultados muy promisorios", aseguró el médico.
1er estudio en el mundo que permite relacionar la actividad cerebral de la ínsula con el funcionamiento del corazón.
3 por ciento aumentó la cantidad de sangre expulsada por el corazón tras aplicar estímulos intracerebrales en el estudio.