Biobío asoma como una de las seis regiones para impulsar plantas de hidrógeno verde
Diez compañías presentaron sus iniciativas a una convocatoria destinada a cofinanciar espacios asociados a esta industria que busca posicionar a Chile como actor clave en la descarbonización.
Fueron diez las empresas nacionales e internacionales que presentaron a Corfo sus propuestas en el marco de la convocatoria lanzada para desarrollar plantas de producción de hidrógeno verde en el país. El objetivo es acelerar y facilitar la materialización de proyectos que permitan alcanzar la meta de carbono neutralidad y afianzar la generación de empleo a nivel local.
Las firmas proponentes son Air Liquide Chile, CAP, Copenhagen Infrastructure Energy Transition Fund I K/S, Enel Green Power Chile, Engie, GNL Quintero, Imelsa Energía, Linde GmbH, Hydrogène de France y Sociedad de Inversiones Albatros.
Las iniciativas proponen, en principio, emplazarse en las regiones de Atacama, Antofagasta, Valparaíso, Biobío, Aysén y Magallanes, con un tamaño en torno a una mediana de 20 MW, lo que supera la capacidad de las centrales de hidrógeno verde que hoy se encuentran en operación a nivel mundial.
Si bien desde Corfo no entregaron mayores detalles respecto a qué entidades privadas piensan levantar sus propuestas en Biobío, dentro de la lista se observan compañías que mantienen una relación directa con el territorio, como es el caso de CAP, Sociedad de Inversiones Albatros -empresa con dirección en Chiguayante-, o Imelsa Energía, que ha ya impulsó una central de biogás en Copiulemu y que se conecta al sistema de distribución de CGE.
"Este llamado está cumpliendo uno de sus objetivos, que es apurar la instalación de la industria del hidrógeno verde, la cual será clave para avanzar hacia la reactivación sostenible, generando empleos y mejorando la calidad de vida de miles de personas y comunidades en el país y el resto del mundo", sostuvo el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas.
PRÓXIMAS FASES
Desde Corfo puntualizaron que ahora comenzará la etapa de revisar los documentos legales y técnicos para verificar que dichos proyectos cumplan con los requisitos establecidos en las bases. De esa forma, quienes tengan la aprobación pasarán a un proceso de evaluación, cuyo resultado será expuesto al Consejo de la Corporación.
Este último órgano determinará en los próximos meses las ideas que recibirán el apoyo para su cofinanciamiento e implementación. Así, se seleccionará a aquellos que podrán recibir como máximo US$ 30 millones, de un total de US$ 50 millones disponibles para la convocatoria.
Las instalaciones deberán alcanzar una potencia superior a 10 MW y entrar en funcionamiento, a más tardar, en diciembre de 2025.
Terrazas remarcó que las primeras plantas que se construyan cumplirán un rol relevante, aunque también enfrentarán una serie de desafíos. "Estamos en una carrera a nivel global sobre quién se anticipa para captar los primeros clientes, y es por eso que esta convocatoria es tan importante", precisó.
Agregó que "hay que considerar que Chile, gracias a sus ventajas en generación de energías renovables, con la mayor radiación solar del mundo y con un excelente recurso eólico, es uno de los países que destaca por su potencial para producir y exportar hidrógeno verde a nivel mundial, lo que permitirá reducir los costos como sucedió con la industria fotovoltaica".
VENTAJAS DEL BIOBÍO
Según la directora ejecutiva de Corfo Biobío, Macarena Vera, el hecho de que la Región aparezca como una opción tentativa significa que el territorio mantiene "un buen nivel" en lo relacionado al cambio de la matriz energética.
"Cada región tiene sus propias características y, evidentemente, la zona norte es un excelente lugar por el tema solar, pero acá en Biobío tenemos dos elementos: el factor eólico y el consumo, además de los puertos de salida. Eso hace atractivo que se pueda desarrollar una planta en este lugar", dijo Vera.
En tanto, el académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la UCSC, Guillermo Ramírez, dijo que la zona posee un ecosistema favorable para la integración del hidrógeno verde, ya sea por la capacidad para generar energías renovables no convencionales, la capacidad logístico portuaria, los polos industriales o la cantidad de universidades y matrícula disponible para la formación de capital humano.
Ramírez agregó que la eventual concreción de este objetivo llevará a establecer "un nuevo mercado y polo de desarrollo con el consecuente impacto económico y laboral" y que un caso destacable sería el de la industria siderúrgica. "Al reducir sus emisiones de CO2, indirectamente estaría aportando también a las industrias de la cadena de valor del acero, que a su vez abastecen a la minería. Eso generaría un efecto encadenado positivo para todo ecosistema industrial", ejemplificó.
Se espera que las plantas de hidrógeno verde que finalmente sean visadas comiencen a operar, a más tardar, en 2025.