"Biobío tiene mucho en común con Israel, desde los desafíos a las oportunidades"
En su primera visita a la Región, la diplomática sostuvo reuniones con representantes del mundo político, empresarial y académico. Tras ello, abordó las posibilidades de cooperación internacional directamente en la zona y profundizó en la forma en que su país ha enfrentado la pandemia del covid-19, en momentos en que la variante delta los golpea con fuerza.
La confianza en que la cooperación internacional directa con las regiones -en particular Biobío y Ñuble- se puede incentivar con mucha mayor fuerza, fue lo que motivó a la embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg, a concretar la semana recién pasada su primera visita a esta zona del país. Algo que -explica- quería hacer hace mucho tiempo, pero había sido postergado debido la pandemia y la consiguiente restricción de los viajes.
Una vez que concretó una serie de encuentros con representantes del mundo público y privado de estas regiones, la diplomática analizó con EL SUR las posibilidades de colaboración en materias relevantes para el desarrollo local.
-¿Qué le llamó la atención de estos primeros encuentros presenciales con los representantes de Biobío y Ñuble?
-Luego de los encuentros que tuvimos con el mundo público, político, académico, empresarial, fundaciones, artesanas, surgieron varios temas en común que vamos a abordar con los alcaldes y el gobernador regional, en temas hídricos, de salud digital, ciudades inteligentes y diferentes materias académicas vinculadas a la innovación. Israel tiene mucho que aportar de su experiencia, buenas prácticas y también de los errores que se han cometido y se pueden evitar en otros lugares. Porque, al final, los desafíos que tenemos son globales: el medio ambiente, el tema hídrico, el desafío sanitario actual, todo eso requiere cooperación internacional. Por eso era importante venir aquí, especialmente a Concepción, para conocer las necesidades y las ventajas. Y lo que vi es que hay muchas personas muy capacitadas en el ámbito académico, político y público, por lo que creo que se pueden generar muy buenas alianzas.
-¿Qué posibilidades reales tienen regiones como Biobío de establecer nexos directamente con los gobiernos de países como el suyo?
-Mi visión de la diplomacia del Siglo XXI es que tenemos que parar de concentrarnos solamente en el trabajo de gobierno a gobierno y de mirar a los países solo desde la perspectiva del gobierno nacional y sus ciudades capitales. Creo que también aquí en Chile el estallido social nos enseñó a todos que tenemos que ver también lo que pasa en regiones y no solamente concentrarnos en Santiago. Fue un poco desafiante eso durante la pandemia, porque lamentablemente no pude viajar a todas las regiones, pero también nos otorgó una ventaja, porque a través de Zoom nos permitió hacer muchas conexiones de expertos y expertas israelíes, con chilenos y chilenas en todas las regiones.
-Para Biobío, ¿por dónde pasan en específico esas oportunidades de trabajo conjunto?
-Tenemos mucho en común con Israel, desde los desafíos a las oportunidades. Desde el tema hídrico y de innovación a materias sociales y de sustentabilidad. Y por eso era importante llegar acá físicamente, conocer un poco. Empezar a hacer esas conexiones para aprender uno de otro. Que israelíes puedan aprender de las buenas prácticas que se hacen aquí y viceversa.
GOBERNANZA Y DESARROLLO
-Uno de los grandes obstáculos que suele diagnosticarse en torno al avance estratégico de las regiones se vincula a la falta de una adecuada gobernanza público-privada que permita afianzar una mirada estratégica y de más largo plazo al desarrollo local. ¿Cómo ha abordado Israel esa temática?
-Un primer punto es el avance del ecosistema israelí en los temas que son críticos para el país, como el hídrico, pues el país sufrió años de una escasez muy parecida a la que está sufriendo Chile en los últimos años y se creó una autoridad nacional del agua, que es una entidad semiautónoma que no depende del gobierno de turno. Entonces no importa quién es el primer ministro, o él o la ministra de Obras Públicas; eso no cambia la política de largo plazo. Entonces, se crean planes estratégicos no de cuatro años, sino de 30 a 40 años en adelante. La autoridad tiene todo el mandato para entender primero cuál es la situación hídrica y, segundo, asignar el agua a los municipios, a la agricultura, al mundo privado. Un segundo punto es la importancia de la colaboración entre el gobierno, con el sector privado y la academia. Esta última tiene un rol central en Israel, sea en el tema hídrico, ciberseguridad, salud digital e innovación. Y se trabaja en conjunto en vez de que cada uno haga su lucha privada en los mismos temas. Se juntan para trabajar y aportar a las políticas públicas. Es clave que éstas no se construyan solo con el aporte del gobierno o las autoridades nacionales, sino también con el aporte de la academia y el mundo privado.
-¿Y cómo lo han hecho en concreto para unir a esos mundos? En las regiones chilenas este sigue siendo un tema pendiente o abordado sólo a medias.
-Por ejemplo, en el tema de ciberseguridad el gobierno tomó la decisión hace unos años de crear un centro especializado en el sur de Israel (110 kilómetros al sur de Tel Aviv), que es parecido al norte de Chile, porque es desierto. En la ciudad de Beerseba, donde no había nada, fuera de ser una ciudad académica con una universidad. ¿Por qué se hizo ahí? Para potenciar a las regiones y porque la universidad tenía toda la capacidad, al igual que ocurre acá, de ser líderes a nivel nacional e internacional en diferentes temáticas. Entonces, en el campus de la Universidad (Ben-Gurión del Néguev) se creó el Centro Nacional de Ciberseguridad y hasta allí se movieron empresas nacionales y multinacionales que tienen centros de investigación en el tema. También se movilizaron unidades relevantes del ejército de Israel, para que puedan aportar desde su mirada y se formó la Agencia Nacional de Ciberseguridad, que representa al mundo público y político. Y ahí, físicamente, ellos pueden hablar y pensar juntos soluciones en el área.
-Hoy en esta Región se habla mucho de innovación e Israel se ha destacado las últimas décadas por aparecer en los primeros lugares de los ranking globales en la materia. ¿Cuál es hoy la tendencia que prima en esta área del desarrollo?
-Hoy en día Israel, que hace algunos años fue conocida como la Start-up Nation, hizo un poco de cambio hacia ser una Nación de Innovación y en los últimos dos años con un mayor enfoque en la innovación con impacto social. Y lo menciono porque esto puede ser importante para las empresas, ya que más allá de lo que están desarrollando en su ámbito, deben tener una mirada más social y preguntarse cómo pueden aportar junto a la academia y el gobierno a avanzar hacia una sociedad más igualitaria y desarrollada. Entonces, algunos startups que ya cumplieron su primera etapa y fueron exitosos -varios de ellos unicornios (empresas de base tecnológica cuya valoración supera los mil millones de dólares)- se están reinventando como empresas con impacto social. Y esto implica apoyar en el tema de sustentabilidad y medioambiente, a gente con necesidades especiales en accesibilidad, o ser un aporte en equidad de género, para una sociedad más inclusiva. Y en eso también estamos trabajando acá en Chile, para traer ese concepto y que no hablemos solo de innovación y de que cada empresa pueda mejorar sus procesos, sino como cada uno de nosotros pueda aportar a la sociedad.
MANEJO DE LA PANDEMIA
-A propósito de colaboración internacional, ¿cuál ha sido el contacto entre Israel y Chile en relación al manejo de la pandemia? Ambos son países que han destacado a nivel global -por ejemplo- en el avance de la vacunación contra el covid-19.
-Antes que todo se debe felicitar a Chile, porque el manejo de la pandemia ha sido uno de los mejores a nivel mundial, especialmente en el proceso de vacunación. Fue un honor ver cuando Chile e Israel estaban más o menos en la misma ubicación del ranking de países que más vacunaron a su población. Israel lleva una ventaja o desventaja, que es que la pandemia llegó antes. Y entonces teníamos dos o tres meses de experiencia que aquí en Chile y el resto de Latinoamérica no tenían. Y era importante para nosotros que las buenas prácticas -así como los errores que se cometieron- pudiéramos compartirlos con el resto del mundo. Eso fue así desde el primer día, pues tomamos contacto con el gobierno, gobiernos regionales, hospitales a lo largo del país, con fundaciones, universidades, todos los actores que sabíamos que iban a ser parte de este esfuerzo contra el covid, para -antes que todo- enviarles información de lo que estaba ocurriendo en Israel. Y eso lo seguimos haciendo de manera semanal, tanto con el ministro Paris como con la subsecretaria Daza, así como a nuestros contactos con hospitales y academia.
-¿Cómo califica la situación actual en Israel debido al avance de la variante delta?
-Hoy Israel está luchando contra la variante delta. Después de cuatro meses en que estuvo con apertura completa, sin mascarillas, sin pasaporte verde, tuvimos que tener que volver a tener ciertas restricciones. Y esto es importante para Chile y el resto de Latinoamérica; así que les pasamos los datos, tuvimos varios diálogos liderados por el Presidente Piñera, con el ministro Paris y el ministro de Salud de Israel (Nitzan Horowitz), para entender lo que está pasando allá con la delta y evitar que pase lo mismo acá. Allá la situación cambió de forma muy rápida en solo tres semanas, ya que pasamos de tener menos de 50, máximo 100 contagiados diarios en una población de 9,3 millones de personas, a llegar a más de 6 mil contagios diarios hace unos días atrás. También hay más personas internadas en las UCI, más fallecidos, pero no en números tan críticos. Lo que sí hay que tomar en cuenta es que un porcentaje importante de los contagiados estaba vacunado. En Israel nos vacunamos solamente con Pfizer y esa vacuna protege bastante, pero igual hay contagios. Lo que aporta la vacuna es que menos inoculados son internados en las UCI y hay menos fallecidos. Por eso, lo que tuvimos que hacer es aplicar más restricciones, se volvió a usar la mascarilla y el pase de movilidad, pero aún estamos evitando volver a cuarentena. Además, se inició la aplicación de la tercera dosis de la vacuna, por lo que me imagino que la mayoría de la población será vacunada con este refuerzo.
VISIÓN DEL CONFLICTO ISRAELÍ-PALESTINO
En relación al conflicto israelí-palestino, que vivió en mayo último su última gran crisis, la embajadora Marina Rosenberg plantea que hoy el dilema de fondo es la elección entre el camino del diálogo y la convivencia o el de la violencia, incitación al odio y el terrorismo.
"Eso queda muy en claro en Medio Oriente: qué países son moderados y les importa el desarrollo de su nación y la región y cuáles son los extremistas que lo que tienen en mente es un fundamentalismo religioso donde el que no piensa como ellos debe morir. Esa es la visión de Hezbolá, Hamas, el talibán, Daesh y mi esperanza es que en esta época -después de los acuerdos de paz- haya más movimiento, incluso desde la Autoridad Palestina, para volver a la mesa de negociaciones y trabajar juntos para llegar a una solución pacífica del conflicto".