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-Las imágenes de personas intentando aferrarse a aviones a punto de partir son impactantes. ¿Es justificado ese temor?
-Creo que el temor es justificado, Afganistán cambió en los últimos 20 años y ahora hay una generación joven conectada al mundo, a internet, a Twitter y WhatsApp, a las telenovelas de Turquía y la India, a la educación universitaria, al comercio y el emprendimiento. Esas personas ven su vida en riesgo, pues saben de la represión de las mujeres, de la música, del deporte, durante el régimen talibán de 1996 a 2001.
-Incluso la palabra" talibán" se convirtió en sinónimo de extremismo y rigidez. ¿Pudo haberse suavizado esa actitud?
-No creo que exista un talibanismo benigno. Sus principales líderes han advertido que, si bien estarían dispuestos a conformar un gobierno inclusivo y a respetar los derechos de las mujeres, que ello ocurrirá en el marco de la "ley sharía". Ya ha habido represión talibán y muerte de personas que valientemente, y sin precedentes, han protestado en las calles.
-Fue un régimen particularmente estricto sobre la participación femenina en la sociedad y destructivo del patrimonio cultural. ¿Son facetas que ahora pueden volver?
-Las mujeres tienen, especialmente, un justificado temor. En algunas ciudades se han cerrado escuelas de niñas, hay informaciones creíbles de "matrimonios forzados" de combatientes talibanes con adolescentes y niñas -lo cual no es más que esclavitud sexual-, y los "burkas" o velos se han agotado en el comercio, pues muchas mujeres no poseían esa prenda y ahora piensan que usarlas es una opción para sobrevivir. La diferencia es que hoy la comunidad internacional está más interconectada y es más vigilante, lo cual puede explicar las declaraciones tipo relaciones públicas de los talibanes.
-El régimen ha intentado mostrar una mayor tolerancia respecto de las reglas sobre las mujeres, permitiendo, por ejemplo, que en la televisión estatal ellas aparezcan sin cubrir el rostro y haciendo entrevistas. ¿Es posible ese cambio?
-Tengo serias dudas. La conductora con el rostro descubierto que entrevistó a un líder talibán pareció una señal de apertura. Pero en ese mismo canal despidieron a todas las mujeres periodistas.
-Si la consideración de la situación de la mujer se radicaliza, ¿puede significar un desastre humanitario respecto de ellas?
-Sin duda. Lo alentador es que algunas mujeres ya han salido a la calle en Kabul a demandar sus derechos frente a combatientes talibanes. Por otra parte, muchas mujeres profesionales, que serían importantes para el futuro del país, ya se han ido de Afganistán o están intentando hacerlo.
-¿Qué consecuencias geopolíticas, a grandes rasgos, puede tener el resurgir talibán?
-Varios países vecinos mirarán con inquietud lo que suceda. Un régimen talibán que sea santuario y fuente de irradiación yihadista para Al Qaeda y el Estado Islámico preocupará, por ejemplo, a Rusia y a China, que tienen sus propias comunidades musulmanas. Irán es un país chiita y tener un régimen sunita militante en Kabul seguramente lo verá con inquietud. La India, por su rivalidad con Pakistán, considerará que este escenario le es adverso. Y Estados Unidos, por cierto, prestará especial atención a lo que ocurra en Afganistán. En fin, un gobierno talibán no dejará a nadie indiferente en el vecindario regional y global.
-¿En qué pie queda un posible fortalecimiento del terrorismo islamista en la región y más allá de ella?
-Eso está por verse. Hay quienes piensan que Al Qaeda y el Estado Islámico ya deben estar haciendo planes para instalarse en Afganistán. Pero los talibanes saben el costo que eso puede acarrearles.
-Si Estados Unidos ha perdido capacidad de conducción en la zona, ¿podría tomarla otra instancia internacional?
-Bueno, en el caso de Afganistán la única opción sustentable es la diplomacia, y seguramente de un conjunto de países y no sólo de Estados Unidos. Naciones Unidas tiene un papel, pero centrado en una dimensión humanitaria.
-¿Qué actitud debiera tomar Chile respecto a todo lo que pasa en Afganistán?
-Chile debe ayudar en todo lo que esté a su alcance para proveer alivio humanitario a mujeres y niñas. Colaborar con la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (o ACNUR) y con las ONG humanitarias reconocidas, es un camino.
"La decisión del retiro de las tropas norteamericanas se venía discutiendo desde hace varios años y, de hecho, fue Donald Trump quien concretó un acuerdo con los talibanes en Doha para retirar las tropas antes del 1 de mayo".