Nuevo escenario para retiro de plantas a carbón
Hace unas semanas el ministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, dio a conocer un nuevo adelanto en el plan de cierre de las centrales termoeléctricas a carbón que operan en Chile. Se trata de la salida adelantada de otras cuatro plantas: Angamos 1 y 2, en Mejillones, Nuevas Ventanas (Ventanas 3) y Campiche (Ventanas 4), de la empresa AES Andes, ubicadas en Puchuncaví. Originalmente, debían cerrarse el año 2040, pero el programa se adelantó para 2025. Con ello, se reducirá la emisión de aproximadamente seis millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año.
En mayo de 2019, el Presidente Sebastián Piñera anunció el acuerdo a que llegó el Gobierno con las empresas generadoras a carbón Aes Gener, Colbún, Enel y Engie, para aplicar un plan de cierre de las 28 centrales térmicas a carbón, en dos fases. Este calendario original se ha ido acelerando, ya que el plan de retiro es uno de los ejes estratégicos para combatir el cambio climático y lograr la carbono neutralidad al 2050.
A fines de diciembre del año pasado, se habían cerrado Ventanas I, en Puchuncaví, y Bocamina I, en Coronel, ambas con más de cincuenta años de operaciones. No obstante, hace unos días se decidió reabrir Ventanas 1, debido al escenario de sequía que se vive en el país, lo que ha significado una disminución relevante de los aportes de las centrales hidroeléctricas. Dado que la falta de hidroelectricidad se mantendrá al menos hasta abril, se evaluaría solicitar también la postergación del retiro de las dos plantas que Engie tiene previsto para fines de año y podría hacer lo mismo con Bocamina II, de Enel, cuya salida está fijada para abril de 2022. El cierre representará efectos positivos para las regiones en las cuales están emplazadas y para todo el país, ya que la transición hacia una matriz energética más limpia muestra el compromiso para reducir la contaminación local y las emisiones de dióxido de carbono que generan el calentamiento global.
Una central termoeléctrica se utiliza para la generación de electricidad a partir de la energía liberada en forma de calor, mediante la combustión del petróleo, gas natural o carbón. Pero la emisión de residuos a la atmósfera tiene una incidencia importante sobre el medio ambiente. El problema de la contaminación es máximo en el caso de las centrales convencionales que utilizan carbón, porque la combustión tiene como consecuencia la emisión de partículas, ácidos de azufre y dióxido de carbono. No obstante, hay que considerar que el cese de actividades de esas plantas debe cumplir con un período de transición, ya que también representa un problema social en las respectivas localidades, donde hay muchas personas que están vinculadas laboralmente a ellas y por lo tanto deben ser reubicadas. Y por otro lado, hay que asegurar el suministro a la población, de manera que estos cierres no pueden ser categóricos sino que deben considerar las situaciones coyunturales, como la prolongada sequía que afecta a la generación hidroeléctrica.
Al salir de circulación las termoeléctricas a carbón, se busca reemplazarlas dando impulso a las energías renovables, como la solar y la eólica, tecnologías que generan electricidad en la medida que dispongan del recurso sol y viento. Chile puede pasar de ser un tradicional importador de combustibles fósiles, a un exportador de energía limpia, gracias a su gran potencial de recursos naturales. De acuerdo con los expertos, el país tiene el potencial renovable para instalar más capacidad que la existente hoy, con energías limpias, como es el caso del desarrollo de la industria de hidrógeno verde, pero es un proceso paulatino. Se señala con frecuencia que las Energías Renovables no Convencionales (Ernc) son las energías del futuro y Chile no está ajeno a esta tendencia. Las autoridades las han apoyado y estimulado en las últimas décadas, mientras tienen el respaldo de la ciudadanía, que ve en ellas la solución limpia al abastecimiento energético.
Al salir de circulación las termoeléctricas a carbón, que a la vez producen alta contaminación, se busca reemplazarlas por otras de energías renovables, como la solar y la eólica, tecnologías que generan electricidad en la medida que dispongan del recurso sol y viento.