Acoso a las mujeres en la calle y el transporte
Un reciente estudio sobre experiencias de acoso de connotación sexual en el transporte y en los espacios públicos, realizado por el Observatorio Contra el Acoso Chile (Ocac), reveló que el 93,8% de las mujeres consultadas ha sufrido algún tipo de apremio en esos lugares. Los resultados dados a conocer la semana pasada indican que la mitad de las personas afectadas han sido menores de edad.
Este hostigamiento no siempre se va a producir desde una misma persona hacia otra. En su paso por las calles, una mujer podrá ser molestada en diversas ocasiones y por personas distintas, recibiendo desde silbidos y comentarios sobre su cuerpo, hasta acosos físicos, especialmente en los medios de transporte.
Según el informe, estos ataques pueden ser realizados por hombres y mujeres, aunque en este caso, los efectúan muy mayoritariamente hombres o grupos de hombres. En cuanto al sentimiento de victimización, el sondeo destacó que las mujeres son más propensas que los hombres a sentir miedo de ser víctima de acoso en espacios públicos o en medios de transporte, por lo cual, muchas prefieren movilizarse individualmente en automóvil o en bicicleta.
En los últimos años, las mujeres han llamado la atención de la sociedad respecto del acoso que ocurre en las calles, en el trabajo o en los lugares de estudio. Se trata de prácticas de poder, de hombres con un inaceptable machismo, que deben ser cuestionadas y denunciadas. Con anterioridad, la Encuesta Nacional de la Corporación Humanas, había indicado que nueve de cada diez chilenas (89,9%) admitía haber sufrido acoso sexual, al menos alguna vez. No se trata de situaciones que ocurran solo ahora, pero durante los últimos años se ha formado una mayor conciencia en las mujeres, que se atreven a denunciar estos casos, que anteriormente por temor o por vergüenza quedaban en el ámbito de lo privado.
Como resultado de ello, el 3 de mayo de 2019 se publicó en el Diario Oficial la ley N.º 21.153, que modificó el Código Penal y que tipificó y penalizó el acoso sexual en espacios públicos de nuestro país. Con la modificación se castiga con presidio menor en su grado mínimo y multa de cinco a diez Unidades Tributarias Mensuales (UTM) al que "en lugares públicos o de libre acceso público y que por cualquier medio capte, grabe, filme o fotografíe imágenes, videos o cualquier registro audiovisual, de los genitales u otra parte íntima del cuerpo de otra persona con fines de significación sexual y sin su consentimiento". Quien difunda las imágenes será sancionado con igual pena, mientras que si quien grabó y divulgó el contenido es la misma persona, la multa sube a 30 UTM y la pena a presidio menor en su grado medio.
En el plano laboral, el acoso también se ha instalado probablemente porque los hombres ocupan un mayor número de puestos de jefatura, lo que visibiliza más la forma cómo ejercen el poder en sus respectivos empleos. Los sondeos han revelado asimismo que las afectadas hoy están dispuestas a denunciar a su jefe por acoso, en las instancias correspondientes, lo que indica que hay avances en el empoderamiento de las personas, en cuanto a ser respetadas en sus derechos. Esto, sumado a las nuevas posibilidades creadas para denunciar, son señales positivas para enfrentar estas conductas.
Algunas organizaciones han sugerido a las mujeres que en casos de ser hostigada verbal o físicamente, deben pedir los datos a personas que puedan ejercer como testigos, reunir pruebas, como fotografías, grabaciones o cámaras de seguridad para acercarse con ellas a la PDI, Fiscalía o Carabineros, con el fin de hacer la denuncia, describiendo detalladamente los hechos. El Observatorio Ocac también ha planteado la necesidad de mayor eficacia en los medios de denuncia, la instauración de campañas informativas sobre acoso y el aumento de penas para quienes resulten culpables. Respecto a los transportes móviles de aplicación, se sugiere mejorar los procesos de selección de sus conductores.
En los últimos años, las mujeres han llamado la atención de la sociedad respecto del acoso que ocurre en las calles, en el trabajo o en los lugares de estudio. Se trata de prácticas de hombres que expresan un inaceptable machismo, por lo que deben ser cuestionadas y denunciadas.