El agua es el componente esencial para la supervivencia de todas las formas de vida de nuestro planeta, sea dulce o salada, y es objeto de un eterno debate sobre si debe ser un bien de lujo o un bien social accesible para todos. La tesis de "la guerra por el agua" sugiere que la creciente escasez de este recurso y su volatilidad como fuente de conflictos durante el presente siglo podría ser aún mayor que la que tuvo el petróleo durante el siglo XX. Este problema hidropolítico se complementa con el panorama de nuevos y recurrentes fenómenos climáticos y amenazas ecológicas que plantean serios desafíos para la paz global.
La disminución de los suministros de agua producto del cambio climático, la destrucción de los bosques, la sobreexplotación del recurso por monocultivos forestales o una agricultura industrial desmedida, la contaminación y la extensión urbana desregulada disminuye cuerpos y caudales de agua en zonas y aumenta las tensiones en comunidades donde hasta hace poco el recurso era abundante.
De acuerdo con la legislación chilena las aguas pueden ser de origen marítimas y terrestres. En ese contexto, muchos de nuestros cuerpos de agua terrestres se encuentran emplazados en zonas de extensión urbana o en las cercanías de áreas urbanas consolidadas por lo que están fuertemente expuestas a amenazas sobretodo de carácter antrópico, tales como el relleno indiscriminado y el acopio de escombros.
La importancia de los humedales para nuestro planeta y en especial en nuestro territorio local esta dada por su capacidad de generar ecosistemas y favorecer los equilibrios biológicos del medio en el que están insertos. No sólo son hábitat de una amplia cantidad de especies de flora y fauna, sino que son depuradores de agua dulce, aportan oxígeno y absorben contaminantes. Forman parte de un sistema hídrico mayor y son considerados como los riñones del planeta.
En la comuna de Coronel, existe un complejo sistema hídrico de carácter pluvial, compuesto de lagunas, esteros, vertientes, quebradas, napas subterráneas provenientes de la Cordillera de Nahuelbuta que dan paso a zonas bajas e inundables, humedales y lagunas: entre ellas, la Laguna Quiñenco. Se trata de uno de los cuerpos de agua más relevantes de nuestro territorio, que cumple una función esencial como hábitat de biodiversidad y conservación de especies en peligro, aporte paisajístico y como amortiguación hidráulica de crecidas invernales. Se trata -además- de la principal cuenca lacustre de Coronel, la que surte de agua a más de 35 mil habitantes.
Por ello, las alertas sobre el repentino descenso de sus aguas en pocas semanas no puede dejarnos inmóviles. Vecinos y organizaciones sociales han denunciado y visibilizado hechos que al parecer no solo estarían relacionadas con las falta de pluviometría en la zona. Lamentablemente se ha detectado punteras, bombas y mangueras que estarían extrayendo agua de las napas subterráneas y en zonas de humedales cercanas, lo que junto a otros fenómenos pudieran darnos luces de los hechos. Se trataría de una acción ilegal e inmoral y constituiría un atentado ecológico o ecocidio.
Cabe señalar que la constante sobreexplotación del agua se puede repetir un escenario similar al de Petorca o recordar que la deforestación nativa en Isla de Pascua terminó por hacer emigrar y desaparecer a su pueblo originario.
Más temprano que tarde seremos afectados directamente cuando el deterioro o daño sea irrecuperable. Es inaplazable contar con regulación que permita proteger y resguardar las zonas ecológicamente sensibles, conservar y recuperar sus ecosistemas a tiempo, puesto a que la indiferencia o el silencio nos hace cómplices. Por ello es fundamental contar con un Plan de Conservación de la laguna y declarar como Humedal Urbano al sistema para su protección y conservación inmediata. Urge entonces la toma de conciencia, acciones concretas y cooperación global.