Congelados: un aporte en la cocina que se debe saber usar
En algunos casos se debe realizar un procedimiento previo a la congelación y es clave saber que no todos los productos duran lo mismo en el freezer. Tampoco resulta aconsejable congelar un alimento por segunda vez.
Los alimentos congelados facilitan de tal manera la vida que cuesta imaginarse la cotidianeidad sin estos prácticos productos. Disponer de una amplia variedad de vegetales independientemente de la estación, conservar platos preparados o guardar porciones de carne son ventajas que nos ofrece este tratamiento a bajas temperaturas. Aun cuando tiene múltiples ventajas, es necesario saber que no todos los alimentos se pueden congelar y que algunos duran poco tiempo en el freezer.
Papas o alimentos ricos en grasas no se recomienda congelar, comenta el nutricionista Bautista Espinoza, académico de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián. El también magíster en Tecnología y Seguridad de Alimentos de Origen Animal aclara que, en concreto, "no todos los productos se pueden congelar en su estado natural, a veces debemos someterlos a algunos tratamientos previos".
En el caso de las papas, ya sea cocidas, crudas o como puré, se sugiere no congelar en forma casera ya que el almidón que contienen tiende a reaccionar de muy mala manera, lo que provoca la pérdida de la textura y el sabor. Dice que la industria aplica tratamientos térmicos antes, lo que permite que no se deterioren demasiado sus características organolépticas, lo mismo sucede con frutas y verduras.
Insiste que algunos alimentos no tienen una buena reacción a la congelación en casa. "Tienden a perder características físicas como textura, apariencia o sabor, que hacen que el producto sea poco deseado luego de la congelación-descongelación", dice.
Además de los alimentos ricos en grasas o fritos y las papas, se sugiere no congelar el huevo, específicamente con cáscara, ya que al congelarse se rompe. Si se desea congelar de todas maneras, debe ser batido. "Existen algunas frutas y verduras frescas que no es muy recomendable congelar, especialmente las verduras de hoja verde como lechuga, acelga, espinacas, entre otras, y las frutas cítricas o con gran contenido de agua, por ejemplo, limón, naranja, mandarinas", indica Bautista Espinoza.
En el caso de las verduras como morrón, puerro, cebollín u otras, se aconseja no meterlas al freezer en su estado natural. El académico de Nutrición y Dietética dice que antes es conveniente realizar un breve escaldado, que consiste en introducirlas en agua a 100 grados Celsius durante uno a dos minutos para luego enfriar rápidamente en agua con hielo o muy fría, con el fin de detener el proceso de cocción, inactivar sustancias reactivas, prolongar su estabilidad y mantener el contenido de nutrientes.
"El escaldado ocasiona pequeñas pérdidas de vitaminas hidrosolubles poco estables como las vitaminas tiamina (B1) y C. En cambio, las liposolubles como las vitaminas A y E, pueden aumentar su biodisponibilidad. Por lo general, si la congelación ha sido correcta y no se ha roto la cadena de frío, el contenido en nutrientes es muy similar al de las frutas y hortalizas frescas", sostiene Bautista Espinoza.
¿Una vez descongelado, se puede volver a congelar? Se trata de una duda frecuente. Bautista Espinoza dice que la recomendación es no hacerlo, puesto que siempre existe la posibilidad de contaminar el alimento con microorganismos resistentes a las bajas temperaturas. "Además, el proceso de una nueva congelación generará inevitablemente la pérdida de agua en el nuevo proceso de descongelación lo que generará un producto con un detrimento en sus características organolépticas como el sabor y la textura".
Aconseja descongelar siempre la cantidad de producto que utilizará para evitar la pérdida de alimentos.
No todos los alimentos duran lo mismo en el freezer. Bautista Espinoza comenta que, según la National Nutrient Database for Standard Reference (USDA), del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la carne de pollo o pavo picado congelada puede dudar hasta un año, mientras que pescados, 6 a 8 meses; pastas frescas, de 2 a 3 meses, y pollo o pavo entero, 9 meses. En el caso de los platos preparados como estofados y guisos, éstos no se pueden mantener por más de 5 meses y siempre sin papas.
Respecto a la temperatura, el académico dice que la cadena de frío debe mantenerse al menos a -18 grados Celsius.
Bautista Espinoza admite que los alimentos pueden perder calidad en el proceso. "Dependerá de la forma en que fue congelado, si la congelación se realizó de forma casera, lenta, y sin ningún tratamiento previo, generará gran cantidad de cristales de hielo de gran tamaño, lo que provocará que al descongelar el alimento pierda gran parte de su humedad, obteniendo un producto de sabor insípido, consistencia dura, en el caso de las carnes, o que pierda su forma natural". Por ejemplo, dice que frutas como frambuesas después de la descongelación quedan como un puré o una salsa.
En cuanto a sus propiedades nutritivas, "la congelación no produce cambios significativos, salvo que, en el tratamiento previo a la congelación, el escaldado, se pierdan algunas vitaminas hidrosolubles, pero esto dependerá principalmente de una correcta aplicación del procedimiento", concluye.