Pandemia y las personas que viven en la calle
La crisis de la pandemia de coronavirus ha aumentado la cantidad de personas que viven y duermen en la calle, a la entrada de las galerías, bajo marquesinas, debajo de los puentes o pasos sobre nivel, en los quioscos de las plazas o en el acceso a la Catedral.
Son personas en situación de calle que sobreviven de la caridad ciudadana, de la ayuda que les llevan los voluntarios de instituciones formales u otras que han surgido por motivación de jóvenes que se conduelen con el dolor y la tragedia ajena.
La jefa territorial del Hogar de Cristo, Daniela Sánchez, ha señalado que según ese organismo, en la Región del Biobío hay cerca de 1.400 personas en situación de calle en el Biobío, y ha indicado que al igual que en otro puntos del país, el número se visto incrementado por la pandemia y poblaciones que anteriormente no estaban en esta condición, hoy están apareciendo, como es el caso de inmigrantes que de alguna manera han ido emergiendo, mientras por otro lado están quienes tradicionalmente han hecho de las calles su hogar.
También el seremi de Desarrollo Social, Alberto Moraga, ha indicado que los catastros que manejan revelan un número que bordea las 1.400 personas y que como requieren apoyo, desde hace un par de años existen cuatro rutas médicas en la región, las que están en concordancia con los cuatro Servicios de Salud locales, de manera que especialmente en invierno esas personas reciben atención.
Un catastro realizado el año pasado por la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social, indicó que en la Región del Biobío había 954 personas en esa situación en once comunas donde se aplicó el estudio. Pero si se considera a localidades donde no se hizo el recuento, y se actualizan esas cifras, se llegaría ahora a cerca de 1.400. De los encuestados previo a la pandemia, 276 estaban en Concepción, 209 en Talcahuano, 188 en Los Ángeles y 158 en Chillán. Se calcula que la región tiene el 9% del total de las personas que viven en las vías públicas de todo el país. El 62,8% abandonó sus hogares por problemas familiares, el 15% lo hizo por consumo problemático de alcohol y drogas y el 11,5% llegó a esa condición debido a los problemas económicos.
El catastro permitió identificar a las personas que requerían intervención prioritaria, porque se trataba de adultos mayores que no tenían pensión por vejez, tenían dependencia moderada o severa de alcohol o drogas o no contaban con su ficha del registro social de hogares.
Las personas en situación de calle se distribuyen por toda la ciudad, pero tienen la característica de ser itinerantes y van recorriendo diversas comunas apelando a la caridad. Para sobrevivir deben buscar colchones, carpas, mantas y ropa abrigada, ya que además de la pandemia hay que pasar el frío invierno. Como carecen de hogar, tampoco tienen arraigo con una ciudad determinada. La falta de reglas en la vida de estas personas es el principal problema al que se enfrentan quienes tratan de ayudarlas, y si bien vivir en la calle es complicado, la situación se agrava por la adicción a las drogas o al alcohol que tienen algunos. De hecho, uno de los requisitos que tienen los programas de ayuda del gobierno es que deben dejar el consumo de esas sustancias. Las organizaciones que trabajan con personas en situación de calle han debido aumentar sus prestaciones y compromiso, manteniéndose atentas y prestando ayuda a través de las hospederías y albergues en las comunas.
Quienes están en situación de calle viven un drama porque muchas veces porque fueron abandonados por sus familias o porque el vicio de la droga o el alcohol los llevó a vagar, lo que resulta especialmente preocupante en estos meses en que se realizan los esfuerzos porque la población adopta medidas especiales y estrictas de precaución con el fin de evitar los contagios con el covid-19. Sin embargo, el problema no es tan sencillo de resolver, porque muchas de esas personas se rehúsan a ir a los centros de acogida.
Las personas en situación de calle se distribuyen por toda la ciudad, pero tienen la característica de ser itinerantes y van recorriendo diversas comunas apelando a la caridad. Para sobrevivir deben buscar colchones, carpas, mantas y ropa abrigada, ya que además de la pandemia hay que pasar el frío invierno.