Oportunidades en torno a la "megaelección"
El carácter único de la denominada "megaelección" que partió ayer y finalizará hoy a nivel nacional difícilmente está en duda. Eso, debido a que a los ya conocidas sufragios municipales -que incluyen a nivel regional la definición de 33 alcaldes y 214 concejales- se suman otras dos votaciones inéditas en nuestra historia y que marcarán un punto de inflexión en la trayectoria de la Región y el país.
En primer lugar, se trata de la elección de los convencionales constituyentes. En el caso de Biobío, se escogerá a 11 representantes distribuidos entre los distritos 20 (siete) y 21 (cuatro). Al respecto, se debe recordar que para la elección de dos representantes del pueblo mapuche en la redacción de la nueva Carta Magna se reservaron dos cupos originalmente correspondientes a estas unidades electorales.
Este proceso es fundamental porque de su resultado dependerá la calidad que podrá tener la futura Constitución del país, es decir, la norma de más alto rango en el ordenamiento jurídico de nuestra sociedad, que está destinada a regular los aspectos fundamentales de la vida política y, por consiguiente, de nuestra convivencia social. En ese contexto, es importante resaltar -desde una perspectiva regionalista- que hay una oportunidad importante para la definición de un país más descentralizado, sin perder de vista la alta responsabilidad que aquello significa.
Para ello será muy importante la forma en que la mayoría de representantes regionales que tendrá la Convención Constitucional puedan lograr acuerdos para que en aquel "acuerdo fundamental" quede de manifiesto la intención de avanzar progresiva y responsablemente en el proceso de transferencia de mayor poder de decisión a los territorios subnacionales. Un reportaje que publicamos en esta edición profundiza en las opciones existentes para avanzar en esta materia, especialmente poniendo el foco en cómo hacer que las regiones puedan efectivamente tener mayor injerencia en su propio desarrollo.
Ahora bien, es indudable que para zonas como Biobío la elección de una autoridad como el gobernador regional es un hito muy relevante. Sobre todo porque históricamente ha sido una de las principales impulsoras de la descentralización, proceso en el cual se enmarca precisamente el avance democratizador que implica elegir por primera vez a estas autoridades regionales.
Es cierto que -tal como lo refleja el reportaje central de nuestra edición de hoy- todavía existen muchas inquietudes acerca del proceso de instalación de estos nuevos representantes, especialmente en lo relativo a la cohabitación con el delegado presidencial regional, la también nueva figura pública que será el representante del Ejecutivo en cada territorio.
Pese a ello, es indudable que se está frente a un avance muy significativo en un proceso cuyo éxito dependerá en buena parte de la calidad de quienes sean elegidos en el marco de este proceso de expresión ciudadana. Desde una perspectiva política, además, no puede desconocerse que habrá un cambio de paradigma importante en el eje del poder, ya que el gobernador regional concentrará una relevancia muy alta al ser la autoridad de este nivel con la mayor cantidad de votos a su haber.
Según lo establece la Ley 21.073, será el gobernador regional el que -entre otras funciones- tendrá a su cargo la formulación de las políticas de desarrollo de la Región, así como los instrumentos que las aterrizan, además del presupuesto regional. Junto con ello, le corresponderá también la coordinación, supervigilancia o fiscalización de los servicios públicos que dependen o se relacionan con el Gobierno Regional.
Así, lo que está claro es que la figura del gobernador regional será clave en la alineación del camino que se trace la propia Región en materia de su desarrollo, con las prioridades que se soliciten establecer con miras a que toda la inversión pública sea coherente con esos principios específicos establecidos en cada territorio.
De esta forma, la autoridad deberá apelar de forma muy intensa a una buena coordinación multinivel -desde los municipios hasta el Gobierno central y, por supuesto pasando por el propio Gobierno Regional- así como a una creciente capacidad de fomentar la articulación público-privada en la definición de un "proyecto regional", que represente, convoque e interprete los intereses y aspiraciones locales de manera transversal.
Las citadas elecciones, eso sí, no restan la crucial importancia que tiene definir a quienes serán las autoridades comunales, es decir, alcaldes y concejales. Y es que -como se sabe- son los representantes a cargo de los municipios quienes tiene el mayor acercamiento real y constante a las necesidades de la ciudadanía. El rol de los líderes locales tiene, además, un carácter estratégico para el avance de cada comuna, ya que son ellos quienes deben exhibir la capacidad para generar equipos de trabajo que desarrollen buenos proyectos que se postulen a los fondos públicos que financian muchas de las principales iniciativas de inversión.
No hay duda: en cada una de estas votaciones hay una responsabilidad ciudadana que ayudará a definir, en buena parte, el futuro de nuestra Región y el país.
Será muy importante la forma en que la mayoría de representantes regionales que tendrá la Convención Constitucional puedan lograr acuerdos para establecer cómo quedarán consagrados en la Carta Magna los principios que aseguren un avance en la descentralización. Por otra parte, será clave el rol que cumplirán los gobernadores en aunar fuerzas e ideas en torno al proyecto de Región.