Científicos detectan proteína que ayuda a la propagación del virus SARS-Cov-2
Estudio liderado por la Universidad de Lovaina descubrió el rol clave que desempeña en las infecciones una sustancia llamada integrina-beta1.
Un grupo de científicos de la Universidad de Lovaina (Bélgica) descubrió una de las múltiples "llaves" que esconden las células y que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 utiliza para introducirse y propagarse por el cuerpo humano, la integrina-beta 1.
El hallazgo, plantearon, abre la puerta para el desarrollo de nuevas terapias antivirales, así como para explorar tratamientos más potentes contra el covid-19.
A casi 14 meses de declarada la emergencia mundial, la enfermedad acumula sobre los 145 millones de contagios en todo el mundo y ha provocado la muerte de más de tres millones de personas desde finales de 2019, cuando se reportaron los primeros casos en China, según las estadísticas divulgadas por la Universidad Jonhs Hopkins (Estados Unidos).
Según recordó el plantel europeo, los virus necesitan ingresar a las células de sus anfitriones para multiplicarse e infectar otras.
"En particular, la internalización de virus sin envoltura es más compleja que la de los virus con envoltura, ya que carecen de una membrana que permita la fusión de las superficies viral y celular para la entrega de la carga útil viral en el citosol. Por lo tanto, los mecanismos que subyacen a la entrada celular para muchos virus sin envoltura siguen siendo poco conocidos", plantearon los científicos en la revista Nature Communications.
El trabajo se concentró en los ortoreovirus, definidos como "virus de ARN bicatenario sin envoltura que infectan a una amplia gama de mamíferos en la naturaleza".
Aunque suele ser asintomática en humanos, la infección se ha relacionado con la pérdida de tolerancia al gluten que deriva en la enfermedad celíaca.
Para atravesar la membrana plasmática que recubre las células, el SARS-CoV-2 y el resto de los virus se valen de la complicidad de las proteínas presentes en las células, las que ocupan a modo de "cerraduras" que logran abrir para introducirse, reproducirse e infectar al resto de los "vecinos", comenzado así el proceso de infección vírica.
FÁBRICA DE VIRUS
"La unión a la integrina beta-1 promueve la entrada del virus en la célula", fundamentó David Alsteens, profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología Biomolecular de la Universidad de Lovaina.
De acuerdo con el también líder de la investigación, "una vez dentro, la célula sirve de fábrica para construir nuevos virus". Posteriormente, esos mismos patógenos pueden propagarse en el organismo para infectar otras células u otros individuos.
Para llegar a esta conclusión, los científicos emplearon una técnica denominada microscopía de fuerza atómica. En resumidas cuentas, la fórmula consiste en fijar un solo virus en el extremo de una caña de pescar y lanzarlo sobre la superficie de células vivas y posteriormente ejercer una fuerza para separar el virus de la superficie en caso de que se adhiera.
Empleando varias líneas celulares y diferentes virus, el equipo -que también incluyó expertos de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos)- observó cómo la integrina beta-1 funcionaba de receptor e interactuaba con los microorganismos.
El hallazgo, que fue fruto de cinco años de investigación, no sólo permite a los científicos descifrar cómo interactúan los virus con las células humanas, sino que allana el camino para poder desarrollar tratamientos que impidan que esta "cerradura" sea activada.
"Cada descubrimiento de una nueva llave abre nuevas posibilidades para contrarrestar el virus, por ejemplo, intentando bloquear esta nueva puerta y ver que moléculas pueden bloquearla", detalló Alsteens.
En palabras del bioingeniero, "al descubrir una nueva puerta de entrada, en lugar de bloquear la entrada del virus, en este caso concreto, podríamos buscar adyuvantes que potencien la entrada del virus".
EXPECTATIVAS CONTRA EL CÁNCER
El descubrimiento podría ayudar a conseguir tratamientos más precisos contra el cáncer. Concretamente, impulsaría terapias con virus oncolíticos, es decir, basadas en el uso de estos como vectores genéticos. Estos tratamientos consisten en la introducción de un virus genéticamente modificado directamente en el tumor del paciente, infectando las células cancerosas y dejando ilesas las sanas. En estos casos, la integrina-beta 1 serviría para facilitar la introducción de estos "combatientes".
145 millones de casos confirmados acumula la pandemia desde su aparición a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan.
3 millones de casos fatales ha provocado el covid-19, 43% de los cuales se concentran en Estados Unidos, India y Brasil.