Acortar la brecha de la conectividad digital
La pandemia ha puesto de manifiesto las fuertes brechas que persisten en el acceso digital en áreas como la salud, educación, finanzas, donde poder continuar con las actividades suele depender de la calidad de la conexión que se posee, especialmente a nivel domiciliario, considerando la actual condición de cuarentena total que afecta a la mayoría de las comunas de la Región.
Es allí donde las inequidades se exacerban y se expresan en las divisiones existentes entre aquellos que tienen buen acceso a conectividad tanto fija como móvil de alta velocidad, y quienes no cuentan con esa posibilidad por factores como la ubicación de sus viviendas, poder adquisitivo o simplemente falta de las habilidades y conocimientos básicos para conectarse.
Esto se expresa incluso entre los usuarios de la banda ancha fija, muchos de los cuales no obtienen las velocidades suficientes para un acceso adecuado a sus actividades, lo que es especialmente grave cuando esto obedece a una mala gestión de las empresas, que no han hecho las suficientes inversiones o no se interesan por responder de buena manera a las necesidades de sus clientes. Por eso es tan importante avanzar en las normativas que regulan y fiscalizan las velocidades de conexión a la web, de manera que las firmas comerciales cumplan efectivamente con lo que ofrecen en sus contratos.
Pero los casos más extremos son los que se han observado tanto en la Región como en el país, con escolares o universitarios que deben hacer esfuerzos increíbles por lograr conectividad a través de la señal mediante la cual pueden acceder a Internet. Se trata de niños y jóvenes que residen en zonas alejadas de los principales centros urbanos, en localidades remotas como las islas o de difícil acceso. Algunos de ellos deben caminar muchos kilómetros y otros subir cerros para lograr la tan ansiada conexión a las clases online para, de esa forma, poder cumplir con sus compromisos académicos.
Según recomienda el Foro Económico Mundial, la conectividad digital debería convertirse en la máxima prioridad y regiones como Biobío deberían contar con grupos de trabajo directamente enfocados en esta materia, con preocupación especial por la infraestructura terrestre y no terrestre, con opciones adicionales para acceder a servicios fijos de alta calidad, así como banda ancha inalámbrica e incluso opciones satelitales a un costo más accesible para los residentes de sectores apartados que requieren perentoriamente de esos servicios.
En la elaboración de estas estrategias deben estar presentes las empresas de telecomunicaciones, las grandes empresas, las pymes, organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil, de manera de asegurar un avance en al menos tres áreas claves: crecimiento de la cobertura, financiamiento y mejoramiento de las tecnologías.
Por lo pronto, recientemente se ha conocido de iniciativas que ayudarán a ir acortando las brechas. Una de ellas se enmarca en la licitación de la operación de la red 5G en el país, que estableció que la operadora que se adjudicó la licitación tiene la responsabilidad de mejorar la conectividad de 366 localidades de Chile, 37 de la Región del Biobío, que actualmente no cuentan con opción de conectarse a la red 4G.
En cada uno de estos aspectos, sin duda, hay mucho que avanzar para contar con una mejor inclusión digital, con un trabajo público-privado que ayude a acelerar la reactivación de nuestras regiones y, conjuntamente, contribuya a hacer frente a una de las inequidades más relevantes con miras al futuro: la del acceso y adecuada conectividad a Internet como clave para áreas tan importantes como la educación y el consiguiente mejoramiento de la calidad de vida de todos los habitantes de la Región y el país.
Hay mucho que avanzar para contar con una mejor inclusión digital, con un trabajo público-privado que ayude a acelerar la reactivación de nuestras regiones y, conjuntamente, contribuya a hacer frente a una de las inequidades más relevantes con miras al futuro: la del acceso y adecuada conectividad a Internet.