Apicultores de Alto Biobío esperan resolución sanitaria para abrirse a nuevos mercados
Los productores de miel decidieron unirse hace cuatro años para poder recibir ayuda de Indap y otros organismos. Gracias a eso ahora cuentan con una sala de cosecha, un diseño y logo para su producto. Eso se suma a que su miel es única en el mundo.
El 2017 un par de productores de miel del sector Callaqui, de la comuna cordillerana de Alto Biobío, decidieron formar una agrupación -sin formalidad, eso sí- donde comenzaron a acompañarse en una labor que compartían. Un año más tarde, se conformaron como Asociación Indígena de Apicultores de Callaqui, con el respaldo de la Conadi (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena), y desde ahí en adelante se enteraron que su miel era única en el mundo, instalaron una sala de cosecha y están a la espera de la resolución sanitaria y del certificado de producto orgánico para llevar su producto hacia mercados regionales y nacionales.
Trabajan aquí un promedio de 30 personas ligadas -en su mayoría- por lazos familiares y que incluyen tanto a mujeres como a hombres y jóvenes.
Carmen Gloria Muñoz, secretaria de la Asociación Indígena de Apicultores de Callaqui, reconoce que "el estar asociados nos permite tener más apoyo público y privado, porque las colmenas son pocas y los materiales caros, entonces necesitamos de las instituciones para poder funcionar mejor".
Así es como han recibido apoyo de la Fundación Pehuén, la municipalidad y desde Indap. A través de capacitaciones y aportes económicos, buscan darle un valor agregado y profesionalizar su producción, especialmente, tras descubrir que es una miel única en el mundo luego de un estudio realizado por Indap y la UdeC.
ÚNICA Y ORGÁNICA
Karen Valenzuela, encargada de Indap en Alto Biobío, aclaró que el aporte de esta miel y su particularidad es que "hay una gran cantidad de bosques nativos y especies que solamente se encuentran acá en la zona, por tanto, la producción de miel y los polen que recolectan las abejas hacen que las características de esta miel sea única en el mundo: porque es monofloral, esto quiere decir que la cantidad de polen de una sola especie es más alta versus otros tipos de polen, eso le da características de aroma, de sabor, de color, características propias de acá de Alto Biobío".
La encargada de Indap precisó que en la comuna cordillerana la apicultura era trabajada de forma marginal por un par de productores y que el rubro más importante siempre fue la ganadería de trashumancia (tipo específico de pastoreo). Este escenario cambió cuando lo propios productores de miel se empezaron a dar cuenta de que era necesario buscar otras formas de obtener ingresos.
"Ahí comenzaron a producir más miel y poco a poco mejorar los procesos sanitarios como fue el caso de las colmenas, realizar la alimentación cuando corresponda y así reforzar a las abejas", indicó Valenzuela.
Carmen Gloria Muñoz, integrante de los apicultores, reconoció que si bien la apicultura es antigua en la comuna, ahora que están formalizados aumentó su producción: "Hemos aprendido un mejor manejo de las colmenas y sabemos que, si se muere, es responsabilidad del apicultor y que se debe potenciar la alimentación, especialmente de los más débiles. Eso se hace esta febrero o marzo y desde el 1 de mayo la colmena no se abre más".
Muñoz explicó que debido al duro invierno que se vive en Alto Biobío, con fuertes vientos y nevazones, las colmenas deben quedar bien protegidas, "sino, se le vuelan las tapas, le entra la humedad", precisó.
FORMALIZACIÓN
La venta que se realiza hoy de la miel de Callaqui es a nivel local, principalmente entre turistas y quienes ya conocen el producto de otras comunas cercanas. Eso sí, debido a la pandemia y gracias al Programa de Desarrollo Territorial Indígena, se han realizado ferias online. La última fue en febrero y todos los productos que se pusieron a disposición, se vendieron.
Karen Valenzuela, desde Indap, indicó que tienen un programa de asistencia técnica con los apicultores de Callaqui, que está focalizado en tres puntos fundamentales: la obtención de resolución sanitaria de la sala de cosecha, acompañamiento en la formalización tributaria y asistencia técnica en cuando a la producción. Todo con el objetivo de llegar a otros mercados.
En febrero inauguraron su sala de cosecha, gracias a aportes de la Fundación Lepe. Carmen Gloria Muñoz explicó que aquí cuentan con "una centrífuga donde se extrae la miel y tiene una batea, donde también podemos hacer el proceso de envasado. Es decir, podemos hacer las dos cosas", precisó.
En este espacio pueden procesar 100 kilos de miel en apenas 15 minutos, por lo que además de ser más higiénico la extracción y envasado, se puede procesar una mayor cantidad de miel en una menor cantidad de tiempo. "Ya no tenemos que hacerlo en la cocina", confesó Muñoz.
Cuando comenzaron, tenían 60 colmenas como agrupación y hoy son cerca de 500, y ya cuentan con un logo y el diseño de su etiquetado. Y con la llegada de la resolución sanitaria, sumada a la certificación de producto orgánico, buscan que su miel pueda llegar a otros puntos y a mercados más formales.
"Esperamos poder llegar a otros tipos de mercados, no sólo locales, sino que regionales y, por qué no, en el futuro pensar en exportar", recalcó Valenzuela.
A la fecha, la miel es vendida de forma directa por la Asociación y pueden ser contactados a través de Facebook buscando como miel de Callaqui o directamente con Indap.