Realidad virtual educativa
Daniel Villarroel, Director CONACEP A.G. Chile,
Sin duda, el efecto que ha producido la pandemia del covid-19 se ha notado transversalmente en el orbe. El miedo, fallecimientos, confinamientos, afectación de las economías y paralización de las actividades que se conocían no han escapado a esta enfermedad. Una de las fuertes y notorias ha sido la casi nula asistencia presencial en las escuelas en diferentes países. Los sistemas escolares han debido enfrentar uno de los momentos más complejos de las últimas décadas: cerrar las puertas de la escuela para evitar una mayor propagación de la enfermedad. Autoridades educativas de Occidente han intentado, con estrictas medidas sanitarias, que los escolares vuelvan presencialmente a sus clases y la realidad los ha vuelto a la clase virtual. Países como Alemania y sus gobiernos federados han solicitado aumentos de recursos en el llamado Pacto Digital. En Estonia, Dinamarca, Finlandia y Países Bajos, hay una mejor preparación en lo digital, la mayor parte de las escuelas poseen wifi y tienen más tiempo utilizando estos dispositivos. Aun así, la pandemia ha demostrado que el profesorado aún no tiene las habilidades suficientes para una buena enseñanza digital. En Brasil, el porcentaje de escolares que no asistió a clases fue de 81,9%, según la Unesco, una cifra superior a la media mundial 64,5%.
En el caso chileno que ha liderado notoriamente la vacunación, especialmente los docentes, la autoridad educativa flexibilizó la clase virtual en razón de las cuarentenas y contagios que vigila la autoridad sanitaria. Y la opción de volver a la presencialidad la ha dejado en manos de la decisión de las familias, cuestión no menor por la seguridad que preocupa a estas, estableciendo que las escuelas se mantengan abiertas. Los sostenedores han ido adquiriendo insumos tecnológicos ad hoc para realizar las clases más virtuales que presenciales. No se discute que la enseñanza presencial es irreemplazable y la escuela es paralelamente a la familia donde se hace comunidad. Sin embargo, no se puede desconocer que en la era digital estas herramientas tecnológicas son el complemento perfecto para mejorar temas como la didáctica y las metodologías de educación tanto presencial como remoto. Educativamente lo que queda del 2021 dependerá de las competencias de los docentes y directivos y sus gestiones para innovar la priorización curricular exigida por el ente ministerial, con todos los recursos de que se dispongan en beneficio de los escolares para contrarrestar tiempos afectados por la enfermedad mundial.
El reto educativo es definitivamente distinto en pandemia y lo será post crisis sanitaria, desafío que nos dice que la virtualidad llegó para quedarse y transformarla en una oportunidad para mejorar los aprendizajes escolares. Visión que hay que tener para comprender que el paradigma, definitivamente, cambió.