"Si fuera por ocupación de camas, todo Chile debería estar en confinamiento"
Líder gremial cree que indicadores no son tan claros y que "perderles el respeto a las variantes del covid nos puede costar muy caro".
A mediados de febrero la revista Time incluyó a Izkia Siches en su lista de 100 líderes mundiales del futuro. A los 36 años su figura ya traspasa las fronteras de Chile gracias a su rol como presidenta del Colegio Médico y a la forma en que ha liderado a su gremio en el tenso año de pandemia de covid-19.
Pese a que el próximo lunes comienza su prenatal (nace su primera hija), no ha bajado la intensidad de su trabajo y ha seguido participando de la Mesa Covid en un momento especialmente sensible del virus, que lejos de bajar su capacidad de contagio, la ha aumentado.
-¿Qué tan mal estamos realmente?
-La cantidad de casos diarios semanales que nosotros estamos usando es un indicador que se llama media móvil y es muy preocupante. Estamos superando diariamente los cuatro mil y llegando a los cinco mil casos nuevos. Pero una de las condiciones que más nos preocupa es el estado de las camas críticas, entendiendo que hay muchos pacientes no covid y que la capacidad de expansión es menor. Los equipos están cansados, hay menos personal disponible y eso hace mucho más difícil gestionar esta capacidad de expansión. A esto hay que agregar que la población está cansada con las medidas de confinamiento, el toque de queda, la distancia física. Estamos muy preocupados por el momento epidemiológico que está viviendo el país.
-¿Hasta dónde puede resistir el sistema de salud?
-Ya estamos en un 94% de ocupación de camas. Esto es sin la expansión al 100%, pero hay muchos centros que tienen limitaciones para seguir creciendo, sobre todo por el material recurso humano. Y particularmente las regiones que fueron destino de vacaciones se encuentran dentro de su capacidad, incluso con expansión, ya muy superadas, bordeando el 100%. Siempre hemos planteado que más que seguir expandiendo las camas críticas es necesario bajar la cantidad de casos.
-¿Y cómo es que llegamos a este punto? Llevamos un año ya de aprendizaje y parece que no aprendimos nada.
-Ayer estábamos conversando con el equipo que nos asesora y esto es como el día de la marmota. Volvemos al origen y vemos distintas cosas. Lo primero tiene que ver con el efecto de la movilidad de las vacaciones. Ahí el gobierno tomó una determinación en la cual nosotros no estuvimos muy de acuerdo. También tuvimos bastantes diferencias en el momento de la implementación de estos permisos de vacaciones y particularmente en que esto se implementara en comunas en Fase 2. Un segundo tema han sido las flexibilidades que han tenido las distintas fases. Creo que todos estamos bastante confundidos de cuál es cada una, particularmente la Fase 2 que, entre comillas, es la última ratio antes de entrar a un confinamiento. En ella se ha permitido el funcionamiento de casinos, gimnasios, cines, restoranes, espacios que son de alto riesgo. Lo que hemos planteado es idealmente recuperar la lógica sanitaria, prohibir las actividades de alto riesgo, que son las actividades menos ventiladas y en espacios cerrados, y permitir las de bajo riesgo, que son en espacios abiertos, bien ventilados. También mejorar la comunicación de riesgo, que a veces ha sido un tanto antojadiza. Y lo último, poder tener esa claridad, que nunca la hemos tenido, de cuáles son los avances y los retrocesos de las distintas fases. Esta determinación sigue siendo dentro de La Moneda. Los indicadores no son tan claros, porque si fuera por indicadores de ocupación de camas, todo Chile debería estar en confinamiento. Hay que intentar recuperar una lógica que a la ciudadanía le haga sentido y que pueda comprender la estrategia y darle seguimiento.
-La fase 2 es una de las más cuestionadas. ¿Debiera ser más restrictiva?
-Entendemos que el Gobierno no tiene mucho interés en avanzar en el confinamiento de las comunas. Tenemos varias en cuarentena, pero hay una negativa de avanzar en la Región metropolitana, por el impacto que tendría. También tiene que ver con el retorno de los colegios, cosa que nosotros estábamos de acuerdo en que debiera ser una prioridad nacional, que fueran los primeros recintos que se abren y los últimos que se cierran. Pero eso requiere adaptaciones y restringir otro tipo de actividades, porque si no es tirar el retorno a clases al despeñadero. Hubiéramos esperado que los compromisos que se adquirieron en La Moneda se tomaran con mucha mayor celeridad.
-¿Cuáles eran esos compromisos?
-El único que se ha cumplido es el del seguro escolar. Nosotros habíamos planteado que no se retornara a clases en Fases 1 y 2, sino que en 3 y 4. Está este clima de alta circulación viral y se ha visto que muchos de los profesores que retornaron son justamente las fuentes de contagio por sus salidas de vacaciones. Ahí uno podría haber hecho un corte vía PCR o test de antígeno. Y queda pendiente lo primero, que es resguardar a los grupos de riesgo. Nosotros habíamos planteado que los enfermos crónicos y de mayor edad tuvieran su segunda dosis antes de volver a clases presenciales.
-¿Escucha más el gobierno ahora en la mesa?
-Hay mucha disponibilidad a escuchar, el tema es que necesitamos hacer algunas modificaciones. Y no sé si las evaluaciones del gobierno que han ido a la baja logran movilizarlo para que pueda recuperar la conducción luego de lo de los permisos de vacaciones. Las regiones que fueron más atractivas turísticamente están todas en cuarentena. Particularmente, los equipos clínicos de esas regiones sienten que no fueron escuchados y que hoy están pagando los platos rotos de una estrategia que no era la más acertada.
-Usted habló que en algún momento le faltó ser más enfática en el inicio de la pandemia. ¿Cuál es el tono hoy en la mesa?
-Siempre hemos tenido un ánimo dialogante. Lo que sí, hoy tenemos algunos problemas que nos recuerdan el marzo del 2020, porque en ese momento habíamos planteado una estrategia mucho más agresiva, más parecida a la neozelandesa, de poder restringir o delimitar al máximo la expansión viral en Chile. Eso no tuvo acogida dentro el gobierno. Pero hoy tenemos un escenario muy similar con las nuevas variantes, especialmente porque no tenemos claridad sobre la efectividad de las vacunas. Nuestro país eso se lo ha tomado con preocupante relajo, a nuestro juicio. Desde que salió la variante británica y sudafricana planteamos la necesidad del cierre de fronteras. El gobierno nuevamente no tomó esa determinación. Tampoco promovió la restricción de los vuelos nacionales con fines netamente recreativos. Recién esta semana se están imponiendo medidas hacia las personas que viajen desde Brasil. Perderles el respeto a estas variantes nos puede costar muy caro.
-¿Somos responsables todos? La autoridad apunta mucho a responsabilizar a los ciudadanos.
-No, yo creo que aquí estas son definiciones políticas. Había que cerrar las fronteras. Pero es una definición que no es de la ciudadanía, es del gobierno, y el error va a ser propio del gobierno si es que los resultados son malos. Ojalá esta variante, la P.1, no tenga la relevancia que algunos estudios ya están sospechando que pudiera tener.
-¿Sirven todavía el toque de queda y las cuarentenas?
-Nosotros hemos estado revisando y el toque de queda tiene una evidencia escasa, pero este es el peor momento para levantarlo, porque es introducir una nueva variable que eventualmente aumenta la movilidad. Le hemos planteado al Parlamento dos opciones: o se mantiene, ojalá adaptado a las fases, o sea que se mantenga en Fases 1 y 2, pero con modificaciones, y eventualmente, en 3 y 4, que se vaya liberando. O retirarlo, pero esto debiera ir de la mano con medidas de limitación aforos y reuniones sociales, porque si no nos parece un riesgo. La cuarentena es la última opción cuando las camas clínicas están superadas y la cantidad de casos siga aumentando. Aunque ha tenido poca efectividad, todavía logra reducir el aumento de casos.
-¿Qué haría con efecto inmediato si dependiera de usted?
-Cerraríamos absolutamente las fronteras, solamente viajes permitidos muy justificados, con cuarentenas estrictísimas y monitoreo a todas las personas que entran al país. Segundo, endurecer la Fase 2 y clarificar los indicadores de avance y retroceso del Plan Paso a Paso. Tercero, perfeccionar el TTA (Testeo, Trazabilidad, Aislamiento), que nunca ha podido tener muy buenos resultados. Esas tres cosas las implementaría ayer.
"Las regiones que fueron más atractivas turísticamente están todas en cuarentena. Particularmente, los equipos clínicos de esas regiones sienten que no fueron escuchados y que hoy están pagando los platos rotos de una estrategia que no era la más acertada".