El deterioro de la salud mental
La crisis sanitaria y el aislamiento en casa han obligado a las familias a tener que adaptarse a un nuevo ritmo de vida, donde la dinámica establecida del hogar tuvo que ser modificada por completo. Esto ha cambiado los esquemas de la sociedad y ha afectado también la salud mental. Con la pandemia y las medidas preventivas que se han adoptado, la salud mental de las personas ha empeorado. El encierro, el distanciamiento social, la soledad, dificultades para dormir y sensación constante de agobio son alguno de los factores que ha llevado a que hoy un tercio de la población tenga algún tipo de enfermedad mental, como angustia, estrés o depresión. Sin embargo, el problema es especialmente preocupante en el caso de los adultos mayores.
La encuesta "Salud mental de las personas mayores durante la pandemia, realizada por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro, reveló que la falta de autonomía y el deterioro en el estado físico constituyen dos de las principales preocupaciones de los mayores sobre 70 años. La encuesta pidió a los adultos mayores enumerar sus inquietudes y, aparte de las dos ya mencionadas, apareció la interrupción de sus salidas a controles médicos. En cambio, entre los menores de 70 años, la falta de autonomía no constituye la mayor preocupación, sino que el trabajo aparece como la principal preocupación, seguido de la evolución de la pandemia y la soledad. Otras menciones tienen que ver con el temor por el aumento de la delincuencia, y los problemas financieros que deben enfrentar.
Los expertos indican que el aumento de la ansiedad, la depresión, el estrés y hasta el pesimismo, podrían ser las primeras señales de trastornos de la salud mental, que influyen en la forma de comunicarnos y relacionarnos con los demás, por lo que consultar a tiempo y reconocer los síntomas es fundamental para evitar el empeoramiento. En los casos extremos o con problemas mentales preexistentes, puede llegarse a comportamientos perjudiciales, como el suicidio o autolesiones. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que entre 3 y 4% de la población puede sufrir trastornos mentales severos, mientras que entre 15 y 20% podría padecer patologías leves a moderadas. Y el resto, se ve expuesto a un fuerte estrés psicosocial pero no patológico. En efecto, una encuesta Cadem reveló que un 58% de los chilenos dice estar ansioso o nervioso, en el contexto de la pandemia de covid 19.
El aislamiento social es un requerimiento crítico para los 2,8 millones de personas que superan los 60 años, por los riesgos para su salud. El Plan Nacional de Demencias del Ministerio de Salud señala que en el país hay 200 mil personas con algún tipo de demencia y su impacto repercute en alrededor de 800 mil personas, que son sus familias y cuidadores. Las personas con esa patología pueden tener dificultades para comprender la pandemia y adaptarse a los cambios de su rutina por el aislamiento social. Entre las recomendaciones, el estudio del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro concluyó que uno de los desafíos es definir cómo guardar el distanciamiento físico sin que implique un distanciamiento social para con los adultos mayores. Asimismo, es importante ver cómo protegerlos sin que se afecte su autonomía. Hay que considerar que la pandemia agravó muchas situaciones de vulnerabilidad que comenzaron con el estallido social de octubre de 2019, que los problemas financieros empeoraron con la crisis sanitaria e impactaron en elementos claves para una buena salud mental, y en particular, en la dignidad de las personas mayores, en la percepción que tenían de ellos mismos y en su autoestima.
La cuarentena y el distanciamiento social no significan eliminar los contactos. Se requiere un diálogo permanente con las personas, aunque sea a distancia, en algunos casos para valorar su rol en la familia, y en otros, para rescatarlas de la soledad.
La encuesta "Salud mental de las personas mayores durante la pandemia, realizada por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro, reveló que la falta de autonomía y el deterioro en el estado físico constituyen dos de las principales preocupaciones de los mayores sobre 70 años.