Preocupación por incendios forestales
El incendio forestal que se registra entre las comunas de Nacimiento y Santa Juana -y que derivó en la destrucción de construcciones y evacuación de grupos de pobladores- es un importante llamado de atención acerca del creciente riesgo que implicarán durante la presente temporada los siniestros de este tipo.
Como se sabe, cada temporada estas emergencias afectan con especial intensidad las regiones del sur del país, aunque hay periodos estivales en que las condiciones de riesgo se hacen mucho mayores. En efecto, los especialistas hablan del 30-30-30. Se trata de tres condiciones climáticas que juntas ayudan a una propagación rápida del fuego: 30 o más grados de temperatura, menos de un 30% de humedad del ambiente y más de 30 nudos de velocidad del viento, situación que suele darse principalmente en las comunas del valle central, pero que también se puede hallar en las zonas más costeras.
La especial preocupación por este tema tiene un antecedente muy relevante. Se trata de los gravísimos efectos que tuvo para nuestra zona el desastre vivido en la temporada 2016-2017, cuando el saldo total de hectáreas afectadas sólo en Biobío fue de 120 mil, con un horrible resultado adicional en todo el territorio nacional de más de 1.500 viviendas destruidas y -lo más lamentable- 11 víctimas fatales, además de un daño irreparable a los ecosistemas naturales.
En aquella oportunidad, expertos describieron lo ocurrido -especialmente entre el 18 de enero y 5 de febrero de 2017- como una "tormenta de fuego", denominación surgida de las condiciones de desarrollo de los incendios, que fueron potenciadas por la acumulación de combustible durante ocho años de sequía generadas por el cambio climático y condiciones meteorológicas extremas: temperaturas altas muy elevadas acompañadas de muy baja humedad, escasa nubosidad y vientos costeros cálidos y de gran velocidad.
Algunas de estas condiciones se han agravado en las temporadas siguientes, con la salvedad de que hay señales que indican que tanto el sector público como el privado han sacado profundas lecciones de lo ocurrido en los periodos previos y, por consiguiente, cada año el país se encuentra mejor preparado al país para enfrentar el periodo de riesgo. Por consiguiente, aumentaron de forma muy significativa las inversiones tanto desde el punto de vista preventivo, como del material disponible para hacer frente a este tipo de emergencia.
Así, por ejemplo, se intensificó la labor de la Red de Prevención Comunitaria es un trabajo en la zona de interfaz urbano- rural, donde los propios vecinos en conjunto con sus municipios, organizaciones locales, bomberos y empresas, definen las zonas de riesgo y las medidas preventivas necesarias a implementar.
Adicionalmente, las empresas forestales han hecho millonarias inversiones tanto para aumentar la cantidad y preparación de sus brigadistas, como para adquirir elementos para el combate de los incendios, especialmente a través de aviones y helicópteros especialmente equipados para estas labores.
Ahora bien, más allá de esa acción de mitigación de las emergencias cuando ya están desatadas, es importante enfatizar que para este tipo de sucesos lo primero que se tiene que buscar es que los incendios no se inicien, ya que su proliferación es rápida y potencialmente letal.
Por ello, es tan importante insistir en aquello que sí es posible de controlar: lo que se vincula al nivel de intencionalidad que se evidencia en el inicio del fuego.
A ello debe sumarse la preocupación que todo ciudadano debe tener para mantener una conducta extremadamente responsable en torno al uso del fuego.
Algo que parece todavía estar lejos de lograrse, sobre todo si se observan comportamientos negligentes en algunos casos y, en otros, directamente criminales.
Más allá de las acciones de mitigación de las emergencias cuando ya están desatadas, es importante enfatizar que lo primero que se tiene que buscar es que los incendios no se inicien, ya que su proliferación es rápida y potencialmente letal. De allí la importancia de enfatizar en la prevención.