El túnel del cerro Chepe ha vuelto a cobrar protagonismo. La aprobación del estudio de impacto ambiental que permite abrir un nuevo túnel en dicho promontorio (un horst, en lenguaje técnico), ha expuesto diversos puntos de vista, pero que se resumen en que el cerro sería horadado nuevamente con el mismo fin que el túnel original, esto es, permitir el tránsito de un tren que uniría Concepción con San Pedro de la Paz por medio de un nuevo puente (de doble vía) que soportaría el mayor tonelaje de los trenes eléctricos y una mayor velocidad, uno de los puntos críticos del Biotrén en esta sección.
Pero ¿cómo se hizo el túnel y puente original? ¿Tiene algún valor patrimonial? El 18 de febrero de 1890, hace ya 130 años, el periodista chileno Roman Espech Medeiros (Huasco, 1840-Santiago, 1900), fue parte de la primera salida que inauguró las obras de un proyecto que para entonces fue espectacular: El túnel, el puente y el ramal completo entre Concepción y Curanilahue -que contemplaba 11 túneles más- y que fue construido gracias a los recursos de una sociedad de capitales ingleses (Arauco Company Limited), que era dirigida desde Londres por John Thomas North, sí, el rey del salitre, quien era, a su vez, dueño de algunas minas de carbón en la zona por donde cruzaba el tren.
De ese viaje se elaboró un folleto, titulado (con ortografía de la época) "Escursion veraniega. El F. C. de Concepción a los Ríos de Curanilahue".
Según dicho documento, la parte más difícil de construir fue, sin duda, el puente sobre el Biobío, bajo la dirección de los ingenieros George Hicks (reemplazado más tarde por el chileno Víctor Aurelio Lastarria) y Edward Mamby. Espech calculó su longitud en 1.865 metros, aunque en realidad tiene 1.889. Fue hecho de hierro dulce y pilotes "[…] clavados por un sistema hidráulico usado por primera vez en Chile hasta una profundidad de 10 metros en la mayor hondura del río […]". Continuaba el autor señalando que en el puente "[…] se han empleado 2.000 toneladas de hierro dulce en amarras y contravientos para afirmar los 372 pilotes de hierro fundido que juntos pesan 1.800 toneladas".
Complementaba esta primera sección del ramal el túnel del cerro Chepe, que Espech describió así: "El túnel mide 220 metros de lonjitud, escluyendo los cortes de uno y otro estremo, por 5 metros de ancho y 5 1/2 de alto en su centro […] Todo él está forrado interiormente por un revestimiento de ladrillo, abovedado en medio punto, de 60 centímetros de espesor. Este revestimiento, en el cual se han empleado 400.000 ladrillos, asegura la perfecta estabilidad y duración de la obra". El método de apertura del túnel fue por medio de tronaduras.
Considerando la estación (de la Compañía, no la del ramal Talcahuano-Chillán, que era propiedad del Estado), el túnel y el puente, calculaba el costo de su construcción en £ 940.000, una fortuna para un tramo de tan solo 4 kilómetros en esta primera sección.
La carga histórica de esta obra es de gran importancia. Si bien existió interés desde 1850 por construir un puente sobre el Biobío (de madera), solo el avance tecnológico y los capitales de North lograron la hazaña. La conectividad quedó asegurada siendo junto con las balsas los únicos medios que permitieron por décadas el tráfico entre Concepción y San Pedro de la Paz (hasta el 'Puente Viejo' de Enrique Curti Cannobio, abierto en 1943). Por ende, túnel y puente cuentan con un valor histórico patrimonial que debe conservarse en caso de construirse la alternativa que se ha aprobado.