Más Liceos Bicentenario para la Región
El Presidente Sebastián Piñera ha señalado que 120 establecimientos de todo el país se sumarán a la Red de Liceos Bicentenario de Excelencia durante el año 2021, con la entrega de recursos para la aplicación de iniciativas de fortalecimiento educativo, construcción de aulas y el trabajo con los demás establecimientos de la misma categoría.
Diez de ellos corresponden a la Región del Biobío, como son el Instituto Valle del Sol (Quilaco), los liceos Padre Luis Alberto Saldes (Yumbel), Anita Serrano (Talcahuano), Politécnico Caupolicán (Los Álamos), Polivalente Tomé-Alto (Tomé), Francisco Bascuñán (Quilleco), Inés Enríquez Frodden (Florida), Comercial Enrique Oyarzún (Concepción) Técnico Profesional Jorge Sánchez (Concepción) y el colegio San Diego de Alcalá (Tucapel), que en total reúnen a 6.568 alumnos. Estos se sumarán a los 18 establecimientos de este tipo que ya funcionan en la zona.
Los Liceos Bicentenario nacieron durante el primer gobierno del Presidente Piñera, impulsados especialmente por el entonces ministro de Educación, Harald Beyer, quien meses después de implementar esta iniciativa fue destituido por el Congreso Nacional, en un juicio político en el que se le acusó de no fiscalizar la obtención de lucro en las universidades. Entonces, esos liceos generaron una fuerte polémica y críticas, ya que se ponía en duda que pudiesen alcanzar los niveles de excelencia que se planeaban como objetivos. Sin embargo, en pocos años han podido revelar que la iniciativa estaba bien encaminada. Un liceo que adquiere el sello bicentenario se compromete con la calidad de la educación de su establecimiento, ya que toda la comunidad escolar comprende que representa una oportunidad para sus estudiantes de manera integral. El modelo se ha ido asentando y hoy goza de prestigio y reconocimiento, por lo que cada año hay mucho interés de los distintos colegios y liceos por postular a formar parte de la red de excelencia.
Los resultados que obtienen sus alumnos en las pruebas de evaluación, como el Simce, han dejado en evidencia que es la buena experiencia en el aula la que mejora la calidad de la educación y que se pueden lograr resultados de aprendizaje en períodos relativamente rápidos. Las claves son la existencia de un proyecto educacional bien definido, de directivos y profesores con vocación, la participación de los padres, más el apoyo técnico del Ministerio en materia de formación docente.
Cuando se discute el futuro de la educación pública, es necesario revisar el fenómeno de los Liceos Bicentenario. Estos no fueron concebidos como la única fórmula para mejorar la educación y tampoco deben ahora serlo. Sería un error imponer ese modelo a todos, porque se vulneraría la libertad para escoger un proyecto y se pasarían por alto las particularidades de cada comunidad educativa.
En los últimos años, el debate sobre el tema educacional se ha enfocado más bien a la propiedad de los establecimientos, a la pertinencia o no del lucro y al traspaso y compra de los inmuebles cuando los sostenedores son particulares que reciben subvención estatal. En cambio, se ha dejado en un lugar secundario lo que ocurre en la sala de clases y en el colegio como comunidad educativa. Tampoco se ha abordado en plenitud el problema que existe con la educación pública, que pierde matrícula en forma acelerada y sostenida. Hay que preguntarse por qué se van los alumnos en la educación pública gratuita y por qué los padres se han encaminado en las últimas décadas a la educación particular subvencionada o particular pagada. Obviamente que hay un problema de la calidad de la educación.
Los Liceos Bicentenario tienen la ventaja de ser una experiencia gradual, desde la cual se pueden obtener enseñanzas para el resto del sistema educativo. Por ello, los resultados alcanzados por estos establecimientos son dignos de tomarse en cuenta y probablemente sirvan para enfocar el debate acerca de las fortalezas, debilidades y el futuro de la educación chilena.
Los resultados que obtienen sus alumnos en las pruebas de evaluación, como el Simce, han dejado en evidencia que es la buena experiencia en el aula la que mejora la calidad de la educación y que se pueden lograr resultados de aprendizaje en períodos relativamente rápidos.