Suecia fracasó en proteger a los ancianos en las residencias
Las deficiencias del sistema de salud y la propagación extensa del coronavirus incidieron en que casi la mitad de los decesos en el país sean de la tercera edad, según reveló un informe publicado de cara a la segunda ola.
Suecia fracasó en proteger a los ancianos, concluyó ayer una comisión impulsada por el Gobierno sueco mientras el país, con un enfoque laxo contra el coronavirus hasta hace poco, es golpeado por la segunda ola, con el sistema sanitario saturado y un contagio creciente.
Las conclusiones, la primera parte de un informe que debe estar listo antes de 2022, apuntan a que el factor principal del elevado número de muertos en las residencias (la mitad del total) son "las deficiencias estructurales conocidas desde hace tiempo", aparte de la propagación extensa del virus en la sociedad.
Aunque la proporción de muertos en residencias respecto al total no es distinta a la de otros países, es "evidente" que la estrategia de tratar de proteger a los ancianos ha "fracasado", señala el documento, que hace una crítica general a las autoridades.
"La responsabilidad última por estas deficiencias descansa en el Gobierno en el poder y en los anteriores, que también poseían esta información", apunta el informe.
Entre esos problemas la comisión menciona la falta de comunicación entre diferentes autoridades, de estudios previos sobre los medios disponibles en las residencias, de material protector y de personal y la tardía puesta en práctica de medidas como prohibir las visitas o hacer test a médicos y enfermeras.
Dos estudios de Kommunal, principal central sindical del país, revelaron esta semana que las residencias con más contagio eran también las que disponían de menos personal en general y más eventuales contratados.
CONTAGIO CRECIENTE
Suecia, el país más golpeado en Escandinavia por la pandemia, notificó ayer 153 fallecidos desde el viernes, hasta un total de 7.667, y 341.029 casos, con una incidencia de 774 por 100.000 habitantes los últimos 14 días.
De las 21 regiones suecas, diez están en situación de "refuerzo", pero ninguna en estado "crítico", y hay una capacidad disponible de UCI del a%, aunque con diferencias regionales importantes y una sanidad "duramente saturada" en todo el país, señaló Johanna Sandwall, de Asuntos Sociales.
El director de Sanidad de la región de Estocolmo, Björn Eriksson, habló de situación "histórica" y "muy grave", peor que la primera ola, con las UCI saturadas, aunque se ha ampliado capacidad, y falta de personal, lo que le ha llevado a proponer que se aplacen operaciones no urgentes y a recurrir a la sanidad privada.
A diferencia del resto de países nórdicos, Suecia optó de inicio por muchas recomendaciones apelando a la responsabilidad individual y alguna prohibición, pero con la llegada de la segunda ola de coronavirus el Gobierno ha decidido un papel más protagónico.
Así, se han prohibido las reuniones públicas de más de ocho personas y la venta de alcohol a partir de las 22 horas, además de fijar el cierre del ocio nocturno a las 22.30 y establecer la enseñanza virtual en institutos y universidades hasta enero, que en Estocolmo se ha extendido también a las escuelas.
La Agencia de Salud Pública, encargada de marcar las directrices, sigue sin embargo sin recomendar el uso de mascarillas fuera de hospitales o residencias de ancianos, al considerar que no hay evidencia científica suficiente.
73,79 por 100.000 habitantes es la tasa de mortalidad por covid-19 de Suecia, 10 veces superior a la de Noruega o Finlandia.