"La colaboración entre las autoridades será el punto crítico de todo el proceso"
La administradora pública que el 21 de noviembre asumió como titular del organismo a cargo de guiar el proceso de descentralización en el país analizó los cambios que significarán para la administración local la elección -en abril del próximo año- de un gobernador regional, el cual deberá compartir las responsabilidades con un delegado presidencial.
guido.rodriguez@diarioelsur.cl
Pasado, presente y futuro conectan a María Paz Troncoso Pulgar, la nueva subsecretaria de Desarrollo Regional, con la Región del Biobío.
Pasado, porque su madre es originaria de Los Ángeles y fue en el predio de su abuelo ubicado en el sector de Los Boldos, camino a Santa Bárbara, donde -según confiesa- "pasé los veranos más formidables, las mejores vacaciones y fines de semana largos". Presente, debido a que en su labor profesional ha seguido muy atentamente los avances que esta Región ha ido registrando en materia de descentralización, especialmente como zona piloto de algunas políticas públicas. Y futuro, ya que en sus planes está trasladarse en algunos años más a vivir a ese mismo lugar que tantas alegrías le dio en su niñez y juventud. "Me encanta el sur y hace un tiempo estoy entusiasmando a mis padres y hermanos para volver allá", comenta.
En su primera entrevista en el cargo para un medio regional -asumió el 21 de noviembre en reemplazo de Juan Manuel Masferrer, quien renunció para explorar una candidatura parlamentaria por O'Higgins- la administradora pública egresada de la Universidad de Chile y exjefa de División de Desarrollo Regional de la misma subsecretaría relata a EL SUR cómo ha sido enfrentar esta responsabilidad y profundiza en su visión respecto del impacto que tendrá la elección de gobernadores regionales.
Una sorpresa
-Usted es la cuarta persona en ocupar la titularidad de la Subdere en el segundo gobierno del Presidente Piñera, pero con una particularidad: no milita en partidos políticos y viene más bien del mundo "técnico", del interior de la propia subsecretaría. ¿Cómo toma esa responsabilidad?
-Primero, hay que señalar que la continuidad de los equipos ha permitido seguir avanzando en los desafíos. Porque más allá de la dirección superior de la subsecretaría, los equipos han sido bastante estables e incluso se han ido enriqueciendo con la mirada de los distintos subsecretarios.
-¿Y qué significa que alguien que viene "del equipo" -como usted menciona- asuma la responsabilidad en un periodo tan singular, con la elección de gobernador ad portas y el consiguiente fortalecimiento de los gobiernos regionales?
-Le voy a dar mi visión personal. Debo confesar que para mí fue una sorpresa. Pero me siento profundamente honrada de la oportunidad y la confianza depositada por el Presidente Piñera en esta fase, que -como bien usted dice- es una de las más críticas, porque vamos a avanzar en el gran hito de la descentralización regional. Y buena parte de sentirme honrada es por el reconocimiento al trabajo técnico. Ha sido el reflejo de la labor de un equipo que me ha acompañado particularmente en la División de Desarrollo Regional lo que permitió de alguna forma que yo apareciera en el mapa de las posibilidades para asumir el cargo. Cuando hablamos de descentralización del nivel regional, ponemos el acento en la elección de gobernadores regionales, pero si me pregunta cuál es la parte más importante en esos desafíos creo que esa es la de los cuadros técnicos, que cada día construyen región desde sus distintos puntos de vista y posiciones al interior de los gobiernos regionales.
Gobernadores regionales
-Pensando en las competencias que tendrá el cargo de gobernador regional, ¿cuáles son las oportunidades que se abren para mejorar la coordinación en torno a los proyectos de desarrollo local?
-Uno de los aspectos clave tiene que ver con el rol que van a cumplir los gobiernos regionales, entendiendo que habrá un gobernador electo por la ciudadanía, junto a un consejo regional. Y en términos de oportunidades, será clave la comprensión del rol que cada uno debe ejercer, donde las autoridades tendrán que ser capaces de articularse entre los distintos niveles de administración. Y no solo me refiero a la articulación vertical, sino también horizontal, ya que los gobiernos regionales van a ser el núcleo que va a permitir enriquecer la política pública desde el nivel local, representando al nivel nacional sus necesidades. Se trata de la territorialización de la política pública y también de su enriquecimiento, al reconocer que los territorios son muy diversos. Porque si nuestro país tiene una característica que se refleja en su diversidad geográfica, aquello tiene también una manifestación en cómo se ejerce la gestión pública.
-¿Y qué oportunidades específicas ve en materia de planificación regional?
-La ley refuerza precisamente un aspecto muchas veces olvidado y donde, efectivamente, los gobiernos regionales tienen que empezar a robustecerse, que es la planificación. La ley reconoce aspectos de planificación territorial a propósito de las áreas metropolitanas y hay materias en torno a la planificación financiera que también se robustecen. Junto con ello se requerirán mayores coordinaciones internas y el necesario diálogo que supone el pensar el futuro de cada región, con una mirada estratégica sobre lo que verdaderamente queremos construir. Yo siempre lo digo: el discurso de la descentralización es súper atractivo, pero también tiene una densidad que muchas veces no está suficientemente abordada. Y tiene que ver con cómo pensamos la región y su desarrollo. Esa es una capa que necesariamente tiene que profundizarse en un sentido muy amplio, lo que significa abrirse al diálogo entre las autoridades y las distintas comunidades y actores relevantes de los territorios: academia, mundo privado, alcaldes, ciudadanía en general.
-A propósito de coordinación, hay temores respecto de cómo será la relación entre gobernador regional y delegado presidencial -otra figura nueva en cada zona- e incluso se prevé que será un punto crítico para el éxito de este proceso de descentralización. ¿Cómo anticipan que pudiera llevarse a cabo esa coordinación?
-La gran duda al respecto tiene que ver, a mi juicio, con un aspecto bien particular, que es la atención de las emergencias. Si uno mira la ley, lo que se hace es distinguir claramente las funciones de Gobierno -vale decir de seguridad interior- y las de administración, donde hay temas asociados a planificación y ejecución de las inversiones. Y a ambos se les encarga funciones asociadas a la prevención y atención de las emergencias, pero personalmente entiendo que uno tiene que leer estas materias en su integralidad. Y si tenemos un delegado presidencial que asume las funciones de gobierno y seguridad interior y un Gobierno Regional que asume las funciones de planificación, la atención de las emergencias debería repartirse en esos dos tiempos: la respuesta inmediata ante la catástrofe a través de un delegado presidencial y el Gobierno Regional, que en sus funciones de planificación tiene que pensar en cómo mitigar o evitar esas emergencias. Ahora, ciertamente este es un cambio de diseño institucional y cultural que va a poner en tela de juicio la madurez no solo del sistema, sino también de las autoridades políticas que van a tener que desplegar una capacidad de coordinación y articulación que necesariamente los obligará a ponerse a conversar. Si el espíritu es avanzar en el desarrollo del territorio, no puedo dudar de la voluntad que va a tener la autoridad electa y el representante del Presidente de la República en avanzar en eso. Pero no va a ser un proceso fácil, porque esto supone hacer ajustes de diseño institucional que no están previstos necesariamente en esta ley y ciertamente habrá áreas grises. Pero aquí -y esto corre para todo- el proceso de colaboración entre autoridades será el punto crítico de todo el proceso. Y, nuevamente, es necesario el reconocimiento de los cuadros técnicos que están llamados a implementar los procesos y acompañar a una autoridad que ejercerá un liderazgo importante.
Los atributos
-¿Cuál cree usted que deberían ser los atributos de quien asuma como primer gobernador regional en cada zona, para guiar efectivamente los procesos de desarrollo local?
-En relación a la calidad del liderazgo, tiendo a pensar que hay un tema de atributos personales fundamentales, que tienen que ver -primero- con el conocimiento que tengan los candidatos de la realidad regional. Un segundo atributo tiene que ver con el conocimiento del aparato público local, regional y nacional. Otro elemento que posibilitará mucho la tarea de construcción de una visión de futuro tiene que ver con la experiencia que pueda tener el gobernador en aspectos tan básicos como la colaboración público-privada: con las empresas, universidades, que son actores relevantes de esa labor. Por cierto, también una pregunta necesaria es la capacidad estratégica que tenga esa autoridad para avanzar en esa perspectiva, unificando voluntades. También son claves el realismo y la responsabilidad, particularmente en esta primera fase que implica romper con algunos límites culturales impuestos y muchas veces autoimpuestos. La capacidad de diálogo y negociación es también un atributo que se va a requerir, así como la capacidad de conversación transversal. Es fácil hacer las cosas cuando todos somos amigos, pero lo relevante es construir cuando nos sentamos con miradas distintas y la negociación no es tan fácil. A todo eso hay que sumar que a la persona que resulte electa le va a tocar afrontar los efectos de una pandemia que ha sido muy fuerte y ha obligado a los gobiernos regionales a hacer un giro respecto de la forma en que se venía satisfaciendo las necesidades. A todo lo dicho debe sumarse, por cierto, el valor y la experiencia de los cuadros técnicos regionales, sobre todo en su capacidad de innovar.
-¿Cómo percibe usted el grado de conocimiento de la ciudadanía, en general, acerca de este proceso y en particular de la figura de los nuevos gobernadores regionales?
-Creo que el conocimiento al respecto todavía está muy concentrado en el mundo político y técnico-administrativo que está relacionado con la materia. Si me pregunta cuánto se sabe al respecto a nivel de sociedad civil, tengo mis dudas. Probablemente hay zonas que tengan un conocimiento más alto, pero mi impresión -guiándome también en estudios como el Barómetro Regional- es que el tema no está profundamente arraigado, porque además las funciones del Gobierno Regional no han estado tan relacionadas con el quehacer diario o cotidiano de los vecinos. Para el municipio, en cambio, es algo súper relevante, porque los ven como una fuente de financiamiento para muchas de sus iniciativas. Y, hasta ahora, el nivel de conocimiento de un alcalde es mucho más amplio para la ciudadanía de lo que podría ser un intendente o el futuro gobernador regional.
-Un foco de preocupación en materia de descentralización son las brechas al interior de las propias regiones. En el caso de Biobío, por ejemplo, se da entre las provincias y especialmente con Arauco.
-Lo primero es que cuando uno habla de descentralización tiene que entender el porqué de ese proceso. Hay distintas visiones al respecto, pero en definitiva esto tiene que ver con el desarrollo de los territorios. Y una de las cosas interesantes que tiene la ley (de fortalecimiento de la regionalización) es precisamente la política de territorios de rezago en materia social, porque obliga a este ente planificador que esperamos que sea el Gobierno Regional a mirar hacia adentro y ver qué ocurre al interior de la propia Región. Porque si hay un riesgo en materia de descentralización es precisamente replicar los centralismos nacionales a nivel regional.
-¿Por qué ocurre aquello?
-Porque las comunas más urbanas, centrales, tienden a concentrar también el capital humano, profesionales que -por ejemplo- están muy especializados en los procesos de formulación de iniciativas de inversión que son detonantes del desarrollo. Entonces, volcar la mirada en las necesidades y brechas intrarregionales tiene que ver con reconocer de que así como no hay regiones iguales, tampoco hay comunas iguales.
-¿Qué pasa en el caso de la Provincia de Arauco?
-La Provincia de Arauco inició como un piloto de zonas de rezago. Hoy no me atrevo a calificar si la experiencia es todo lo exitosa que quisiéramos, porque no tenemos capacidad para medirlo. Y porque, probablemente, el diseño de ese primer piloto no responde a lo que es hoy la política nacional de territorios de rezago, donde estamos tratando de avanzar en la superación de brechas, medidas a través de la pobreza por ingresos y multidimensional, lo que necesariamente obliga a poner énfasis en el acceso a servicios, generando capacidades locales.