No más violencia de género
Se ha recordado ayer, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que busca llamar la atención de todas las personas respecto de los ataques psicológicos y físicos que sufren, muchas veces en sus propios hogares. Esta fecha fue establecida en el año 1999 por la Asamblea General de Naciones Unidas.
Durante el primer semestre de este año, 1.932 mujeres fueron asesinadas en el mundo, lo que representó un aumento de 5% con respecto a igual período del año anterior. En Chile, a la fecha se registran 35 femicidios consumados y 132 en calidad de frustrados.
La Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y Delitos Sexuales, que se realizó en todo el país a mujeres de entre 15 y 65 años, reveló que este año se han agudizado los ataques físicos y psicológicos contra las mujeres. La pandemia del coronavirus y las medidas de cuarentena, junto a los llamados que se han realizado para que las familias permanezcan en sus casas, han significado, entre otros problemas, el aumento de los casos de violencia intrafamiliar, cuando la convivencia dentro del hogar se ha deteriorado.
Debido a la crisis sanitaria, muchas mujeres han tenido que convivir en forma permanente con su agresor y se les ha hecho más difícil acudir a las comisarías de Carabineros para concretar una denuncia. De ahí que autoridades han remarcado la importancia de realizar las denuncias respectivas mediante los canales correspondientes, que atienden las veinticuatro horas. Para emergencias, Carabineros dispuso del fono 149, y para orientación y apoyo en violencia contra la mujer, se ha reforzado la atención del fono 1455. Desde que se inició la crisis sanitaria, en marzo del presente año, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género también detectó un fuerte incremento en las llamadas a esa línea telefónica.
Pese a las insistentes campañas que se han desarrollado durante los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas, convivientes o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia y una muestra de que en algunos sectores de nuestra sociedad todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la vida de las mujeres. Estos hechos tan terribles suelen expresarse primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en casos extremos, para terminar con una vida. El año pasado hubo 46 casos de femicidios consumados y se tramitan miles de casos en los tribunales, por violencia de género.
Es lamentable que nuestra sociedad no ha sido capaz todavía de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia, aunque se percibe que en la actualidad las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques en el hogar, en el trabajo, en la escuela o en la calle y se atreven a denunciarlos. Esas conductas ya no se consideran "normales", como lamentablemente ocurría hace unas décadas, lo que revela que hay un lento pero absolutamente necesario cambio cultural.
Según la legislación chilena, un femicidio es el asesinato de una mujer realizado por quien es o ha sido su esposo o conviviente. Entre los factores de riesgo que se deben considerar para frenar a tiempo este delito, se encuentran la violencia física, la amenazas de muerte o de suicidio por parte del agresor, la presencia de armas, los episodios de celos constantes y en aumento, el abuso de alcohol y de drogas, la manifestación de la intención de terminar la relación por parte de la mujer sin concretarla, el excesivo control, los actos de dominación, la violación o sexo forzado e intentos de ahorcamiento.
Lo que importa es que esta situación debe denunciarse a tiempo para no tener que lamentar situaciones extremas, y puede superarse con la colaboración de todos, partiendo desde la formación de los niños, acerca del respeto a todas las personas.
Es lamentable que nuestra sociedad no ha sido capaz de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia, aunque se percibe que en la actualidad las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques en el hogar, en el trabajo o en la calle y se atreven a denunciarlos.